Ya no veo útil ser pirata en EABE

El concepto de #EABEpirata nace con el problema que supone, para la organización, gestionar un número creciente de personas. Que los EABE hayan llegado a casi 400 personas plantea un reto. Habitualmente, ese reto se afronta poniendo un límite al número de personas. Y eso me genera un conflicto. Para mí es una contradicción poner un límite a un evento en el que las personas que acuden lo hacen pagándose su desplazamiento, alojamiento y comidas, sacando tiempo de un fin de semana, haciendo kilometradas de órdago. Pero también está el problema de que la gente que organiza es voluntaria, no cobra (es más, frecuentemente pierde algo) y suele tener una sobrecarga de trabajo que dura meses y que les deja, a veces, al borde del colapso.

Así que hace algún tiempo decidí ir a los EABE sin inscribirme. Mi intención era no suponer una carga para la organización: es decir, buscarme la vida en desplazamiento, alojamiento, comidas. Y así dejar el sitio de la inscripción a gente nueva y a gente con más necesidad de ser atendidos. Cuando ya estoy allí, en general he comprobado que no hay problema con los espacios. Suele haber disponibilidad de metros cuadrados y sillas. Y si no, el suelo.

También pudo ser un rol útil para ayudar a la gente que en el último momento decidió venir. Y no está mal quedar a disposición de la organización por lo que pueda surgir, como comodín, sin haberse comprometido en un rol concreto desde el inicio.

Entiendo que ha habido personas que se han enfadado conmigo por esta cuestión. Pero de verdad creo que hubo un momento en que este enfoque hizo falta.

En Úbeda no sé yo si me salió muy bien… Porque al final me encargaron un rol concreto y estuve todo el tiempo bajo techo. Pero es en Córdoba cuando el rol me ha desbordado y creo que ya no es necesario, incluso estorba. Durante el proceso, como no estaba inscrito, no me ha sido sencillo ni seguir la información (fabulosa) que la organización ponía al servicio de la gente, ni la que recababa de ella. Tampoco tenía claro quién se organizaba de ese modo, y con quién quedar para espacios como comidas. Especialmente tengo que pedir disculpas a David Álvarez por no haber sabido hacer eso  🙂 Pero sí es verdad que he podido ser útil, y servir de comodín para alguna cuestión de última hora que surgió.

Ocaso pirata

Ocaso pirata

De todas maneras, creo que ya no es NADA recomendable ser pirata en EABE. Porque el enfoque de Córdoba, que sitúa en el centro al grupo, a la comunidad docente que se crea, se forma junta, trabaja unida, hace que sea necesario que la organización sepa de ti. Ser invisible para la organización ya no ayuda. Porque el EABE te lo sigues haciendo tú. Pero, ahora, dentro de un grupo de referencia. Y con muchos pasos, presenciales y virtuales, durante el camino.

En los próximos EABE tengo claro que sería interesante segmentar las inscripciones: dejar unos días para la gente nueva, antes de que la gente que ya ha estado se inscriba. Creo que también importa hacer una reflexión acerca de los formatos de los espacios comunes, masivos, que suelen ser los de comida. La gymkana de tapas, después de muchos años, de un modo más complejo o más simple, ha existido en todos los EABE y se consolida. Un espacio para comer de pie toda la gente también se ha visto necesario y facilitador. Más allá de eso, personalmente creo que el modelo de Algeciras, Úbeda y Córdoba, de ofrecer un listado de lugares para comer y alojarse, y que la gente se busque la vida, puede aliviar a la organización.

La bandera pirata, toca arriarla. O eso creo…

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