Vida artificial, casi ya

Si antes lo digo…

Hace pocos días os escribía sobre la generación espontánea. Y os decía que cualquier día veríamos la fabricación de la primera célula artificial. La primera generación espontánea, vamos.

Cualquier día casi podría haber sido hoy. A lo mejor es mañana.

Porque se ha dado el paso más difícil. Ahora ya sí es cuestión de tiempo. De poco tiempo.

Se ha fabricado el primer ADN totalmente artificial. Totalmente. Por completo.

¿Qué falta? Que a partir de ese ADN aparezca una bacteria. Que ese ADN funcione. Es como tener un coche completo, con su motor y todo. Lo que falta es hacerlo arrancar.

Lo han logrado en los laboratorios de Craig Venter. El mismo que logró finalizar la secuenciación del genoma humano. Lo que han hecho es partir de los ladrillos básicos del ADN, lo que llamamos bases nitrogenadas. Y las han ensamblado pieza a pieza. Imitando el genoma de una bacteria concreta, con la que ellos trabajan habitualmente: Mycoplasma genitualium. Y lo han logrado. En teoría, no hay ya barreras para construir cualquier genoma a partir de bases nitrogenadas. O cualquier gen.

Pero es verdad que falta todavía. Porque en el ADN hay mucho más que bases nitrogenadas. Muchas de ellas están marcadas (metiladas) para indicar si deben leerse los genes que las llevan o no. Hay que ponerles proteínas a su alrededor para que el ADN funcione. Sin proteínas el ADN es un material inerte. Se ha logrado con una bacteria, y el genoma de eucariotas es mucho más complejo (porque somos pluricelulares, y en todas las células hay genes que deben callar y genes que deben hablar, variando de tipo de célula a tipo de célula).

Falta todavía. Pero menos que ayer.

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