Byron me preguntaba en clase una cuestión sobre la división celular. Os la digo. A él le extrañaba que la reproducción de las células se llamara multiplicación celular y también división celular. ¿Cómo es posible que dos operaciones contrarias representen al mismo proceso?
Oye… Y lleva toda la razón del mundo en hacerse esa pregunta. Porque comprender la respuesta te ayuda a comprender la reproducción.
Resulta que la célula tiene información sobre qué hacer y cómo ser. Sobre sus piezas, sobre de qué está hecha. Y sobre su comportamiento. Y esa información la tiene antes de empezar a vivir. La tiene en el ADN. Y la recibe de su célula madre, que tiene ADN. Hay una forma de reproducción que es conservadora. Que trata de que las células hijas sean copias exactas de la célula madre e iguales entre sí. Es lógico, ¿no? ¿Y cómo se logra?
Pues fácil. Primero multiplicando y luego dividiendo. En ese orden.
Porque si quieres que un número permanezca igual, lo único que tienes que hacer es multiplicarlo y dividirlo. En este caso por dos. ¿Siete por dos y entre dos? ¡Pues siete! ¿Doce por dos y entre dos? ¡Pues doce! Multiplicando y dividiendo logro la permanencia.
La célula madre tiene su ADN. ¿Y quiere convertirse, dividirse en dos céulas hijas? Pues sí. Pero sólo tiene su ADN. Suficiente para una, pero insuficiente para dos. ¿Qué hacer? Fácil. Antes que nada tiene que muliplicar su ADN por dos. Por las dos células en las que quiere convertirse. Eso se llama duplicación del ADN. Ahora… ¿qué viene? Pues toca dividir. La célula madre va repartir su ADN duplicado entre sus dos células hijas. Eso se llama mitosis.
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Pero no hace cualquier reparto del ADN, no. No les da a sus hijas cualquier mitad de ese ADN doble. Le da mitades iguales. Porque las dos celulas tienen que ser iguales. Por eso la mitosis es un proceso tan complejo. Porque cada hija tiene que recibir lo mismo que la otra en cuanto a ADN se refiere.
Así, multiplicando por dos y dividiendo por dos, ha logrado que el ADN que tienen las células hijas sea el mismo que tenía ella, y que las células hijas sean iguales entre sí.
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Pero esto no se acaba aquí, no. Porque la célula madre no sólo reparte ADN. También reparte membrana, y citoplasma, y mitocondrias, y cloroplastos (si es vegental), etc. La célula lo tiene que repartir todo. Porque la célula madre va a desaparecer en la reproducción. Va a convertirse en dos. Eso se llama citocinesis.
Y en la citocinesis, la división se ve fácil, sí. ¿Pero y la multiplicación? Pues también. Y es que la célula madre, antes de la reproducción, engordó. Creció. Comió y creció. Hasta que alcanzó un determinado tamaño. Un tamaño demasiado grande para funcionar bien, como ya te contaba en «Los por qués de la mitosis«.
Por cierto. ¿Dónde está la célula madre al final de todo esto? No está. Se ha repartido.