Para mí, la religión no es un problema. No soy religioso y respeto a los religiosos. No creo en nada que tenga que ver con vida después de la muerte ni con la existencia de entes superiores y creadores del ser humano. Pero no me supone ningún problema que otro crea.
Hasta cierto punto.
Hasta el punto en el que otro que cree trate de afectarme con su fe. Hasta el punto en que mi libertad sobre mi vida privada desaparezca por causa de lo que otro cree.
Si un cura, un religioso, un creyente, trata de decirme como he de morir traspasa el límite. Mí límite. Y, a partir de ahí, me siento liberado de guardarle ningún respeto.
Todo aquel político o política que dé, por razón de su fe, poder sobre decisiones públicas a religiosos o creyentes, sin tener mandato expreso de aquellos a los que representa, es indigno. O indigna. La forma de morir, cuánto dolor soportar en esa hora, cuánto sufrimiento tendrán los que acompañen al que muere, son cuestiones estrictamente privadas. Sólo los representantes elegidos democráticamente tienen mandato en ese ámbito. Y no puede conferir a otros ese mandato. Si alguie actúa así, si alguien toma decisiones de fe sobre cuidados paliativos, y con ello provoca algún dolor, me encantará insultarlo. Tengo decenas de insultos pensados. Y ninguno lo puedo transcribir aquí.
La religión, en el ámbito privado, es respetable y, por mí, respetada. Pero que no aspire al ámbito público. O a mi ámbito privado.
Porque si es así, ojalá vayáis al infierno si hacéis daño a alguien por una creencia o una idea.
Creo que mi opinión acerca de la iglesia sobra, ya os la conté (http://www.metasofia.es/%c2%bfobispos-o-politicos/) pero creo que mi opinión sobre los españoles no.
Como es posible que votemos a políticos (yo obviamente, NO) que delegan poderes éticos en la Iglesia Cristiana. ¿Acaso España sigue siendo parte de ese «NacionalCatolicismo» del que hablaba Franco? Creo que hace décadas vivimos en libertad y España es un estado ACONFESIONAL. Lo que quiere decir, sin ninguna vinculación a creencia religiosa particular. Entonces ¿como es posible que se trate de forma tan favoritista a esa arcaica Iglesia?
Españoles, no os dais cuenta que la Iglesia no es mas que una simple institución, como puede serlo una empresa cualquiera de nivel estatal. ¿Os imaginais al presidente de Endesa dando consejos sobre quien debe abortar o quien no? Es ridículo, simplemente. España ya no es un Estado católico, alejemos a esa Iglesia, opresora por antonomasia de la libertad y del librepensamiento, de nuestras instituciones publicas. Ya que la mayoria de los españole no somos católicos(por mucho que digan los censos), no creo que a ninguno nos gustase que un cura decida sobre el dolor que yo debo soportar el dia de mi muerte, ni tan siquiera opinar, ahí solo opino YO y como mucho, mi FAMILIA y los expertos, LOS MEDICOS, que no los curas.
La ética es personal es instransferible, el problema surge cuando alguien intenta imponer la suya, ahí esta el error y ahí comienzan los problemas. Esperancita y la Iglesia pretenden imponernos la suya, YO NO VOY A PERMITIR QUE DECIDAN SOBRE MI MUERTE, no se los madrileños si lo harán.
salu2
Hola José Luis.
Como seguro sabes al haber visto alguno de mis artículos en mi blog yo sí soy creyente. (Que le voy a hacer no soy perfecto 😉 ).
Tengo que decir que estoy completamente de acuerdo contigo. Entiendo que para ejercer mi libertad de creyente debo respetar tu libertad de no creyente. Y Juntos respetarnos mutuamente. En de sentido común.
En el tema de los cuidados paliativos el único punto en el que puede haber duda, pero que fácilmente llegaremos a un punto común, creo es el siguiente: es muy importante garantizar la libertad del enfermo o moribundo con respeto a la decisión de su tratamiento: que sea realmente él/ella la que decida, tanto a favor del tratamiento como en contra, que nadie le imponga un tratamiento que no quiera (de la misma forma de que nadie se lo prohiba). El problema viene si esta persona no está en condiciones de hablar por sí mismo. Cabe la posibilidad que exista un registro para estas «ultimas voluntades» al igual que lo hay de donantes, que podría solucionar los posibles problemas.
Pero en todo caso nadie puede delegar su responsabilidad más íntima en otros, como nadie puede apropiarse de ses derecho-repsonabilidad.
Sobre la Iglesia-Institución… siempre se dicen muchas cosas. Lo que creo es que cuando habla lo suele hacer para los propios católicos. Luego todos católicos o no, piensan que habla para ellos. También es verdad que su discurso a veces (casi siempre) es muy «directivoautoritario»). Lo cierto es que eso es muy común en España, no en todas las conferencias episcopales. La nuestra (a mi) me da pena, penita…
¡Y yo ateo! Menos perfecto porque tengo fecha de caducidad. 😉 ¡Es broma! Ya sabéis que no distingo entre creyentes y no creyentes. Mis padres lo son. ¿Cómo me puede caer mal gente por pensar de la misma manera que mis padres?
Lo que quiero decir es que el problema, para mí, es el que plantea Arche. Nadie puede ocupar un cargo de decisión o consultivo, en institución pública alguna, en virtud de su fe o ausencia de ella. Que es lo que se ha hecho. Es una vulneración gravísima del principio de aconfesionalidad. Y ya veremos dónde acaba legalmente. Ojalá los políticos tuvieran que pagar con su cargo errores tan grandes como este. Por obligación, no por decisión propia o por presión ciudadana.
También es verdad que tiene que ser muy pesado para los miembros de la iglesia ser vistos todos por lo que hacen algunos. La generalización me preocupa. Creo que logré evitarla en mi post. Pero me temo que Arche ha ido a un territorio que no comparto. La iglesia, la asamblea de fieles, es diversa. Lo que también da pena es que pertenecer a la iglesia conlleve someterse a la jerarquía. Por mandato. Y que la doctrina sólo pueda ser creada por aquellos que pertenecen a la jerarquía, que es la intermediaria entre el dios en el que creen y los fieles. Aunque la estructura sea arcaica, quien está ahí puede no serlo.
Y estoy totalmente de acuerdo. Si el mensaje que se emite es interno, interno debe quedar. Por eso no me pareció mal el comentario sobre «Jesús no recibió cuidados paliativos». No iba dirigido a mí. No le presté atención. Pero de pronto, cuando veo que quien piensa así ocupa un puesto en un órgano público, aunque sea consultivo, me asusto.
Lo mío es coincidir mucho con un creyente, con Javier Calleja, para demostrar que no es un problema de fe, sino un problema político. De indignidad por haber delegado o consultado de manera inapropiada a otros, en función de cuáles son sus creencias, en el ámbito de una institución pública.
Debo realizar una aclaración sobre mi comentario, pues no pretendo levantar ampollas entre quien no se lo merece.
Cuando yo me refiero a Iglesia, me refiero a los dirigentes de esa Iglesia, no a los creyentes. A los creyentes como individuos, les tengo el máximo respeto que me es posible(si, a veces me paso). Yo no estoy en contra de los creyentes, creer en Dios es una decisión intima y personal, como la de decidir que cuidados quiero recibir el día de mi muerte. Es mas, una de mis mejores amigas es creyente y otra chica con la que he estado saliendo 2 años, también y en el sentido de las creencias, no he tenido problemas con ninguna de las 2(salvo alguna broma fuera de lugar).
Mi problema, como creo que ya he comentado antes, es cuando alguien pretende imponerme su moral. Y aquí es donde diferimos (siempre desde el respeto y la cordialidad). Yo no opino que la Iglesia se refiera sólo a los creyentes, sino al conjunto de españoles, ya que han aceptado un puesto en un hospital público. La mayoria de la gente va a ese hospital es gente No-Creyente y por tanto, estarían aplicando su moral sobre gente que muy probablemente no lo comparta. O también puede ser que sea solo una impresión mía, a causa de eso que muy bien llamas «su discurso a veces (casi siempre) es muy directivo-autoritario». La Iglesia española es MUY mimada, con el régimen, eran poco menos que el Estado en si mismo, y ahora, que siguen estado mimados(mucho mas que en cualquier país de Europa), se quejan porque han perdido su enorme poder y lo hemos dejado «casi» como deberiamos, como una institución mas.
Me alegra saber, Javier, que dentro de la Iglesia(esta vez incluyo al cojunto de fieles) existe gente crítica y que no obedece las doctrinas del catolicismo y a sus dirigentes sin tan siquiera plantearse lo que hacen.