Pantanos, tuberías, casas, más casas

¿Gasta una casa vacía? Muchísimo. Porque podría estar ocupada.

Las infraestructuras no se pueden diseñar para medias, sino para máximos. Para picos de ocupación. ¿Qué sentido tiene diseñar una red de carreteras para el promedio de coches que circulan? ¿Qué pasaría, si ese fuera el caso, con los días de tráfico superior a la media? Ese es el problema, que las infraestructuras tienen que estar, por definición, sobredimensionadas.

Tomado de /www.elpais.com/articulo/espana/amenaza/urbanismo/duro/elpepuesp/20071106elpepinac_13/Tes

Y hacer casas en todas partes no ha sido una buena idea. Nunca lo es y, desde luego, a la escala a la que se ha edificado, peor aún. Porque esas casas, esas viviendas, que aunque no estén ocupadas, podrían estar ocupadas, dictan cómo deben ser las infraestructuras de un lugar.

Así, los constructores, con su interés privado, han determinado cuáles deben ser las prioridades de gasto público. Un error garrafal. Máxime cuando la vivienda, aunque técnicamente es una inversión (así la consideran los economistas) es un gasto. Se pongan como se pongan. Es un gasto.

Por culpa de la sobredimensión de las infraestucturas que acompañan a las viviendas.

Son un gasto y orientan el gasto. Público y privado. Desviando prioridades.

Se podría argumentar que han generado sueldos y consumido productos intermedios elaborados por otras empresas, de suministros (cemento, ladrillos, muebles, etc.). Ya. Y también se podría argumentar que ese mismo dinero se podría haber empleado mejor, en inversiones más rentables a largo plazo. Se me ocurren muchas cosas mejores que hacer con el dinero que construir una casa que va a estar ocupada a tiempo parcial. A tiempo muy parcial. A eso se le llama desarrollismo en el peor de los sentidos.

No es ya que haya que tender líneas eléctricas para satisfacer la posible demanda (no la demanda real, sino la posible). O crear centrales energéticas para dar electricidad a viviendas que podrían estar ocupadas, lo estén o no. No es ya que haya que construir una red viaria. O tuberías y alcantarillado. O iluminación. Es que hay que mantener todo eso. Colocar una casa en un sitio significa determinar un gasto de infraestructuras doble: creación y mantenimiento.

Obtenido de www.ciudaddegijon.org/masturias.htm

Pero en el caso del agua es peor. Porque somos un país con riesgo hídrico. Y porque las infraestructuras relacionadas con el agua son especialmente caras. Tenemos que controlar tanto avenidas como sequías. O tener la ilusión de que las controlamos. Porque controlarlas realmente sería equivalente a evitar la máxima riada posible. Aunque suceda dentro de un siglo. Y protegernos contra la sequía significa disponer de capacidad de almacenamiento para la peor carestía posible. Tenemos sed de agua y sed de pantanos. Y aún más. Con población que se desplaza de una a otra vivienda. Significa darle a esa población abastecimiento en cualquier sitio en el que podría estar. Lo cual multiplica la necesidad.

Con el agravante de que la red de agua tiene fugas. Inevitables. Bueno, evitables a un precio astronómico.

Tomado de /www.mop.gob.pa/noticias/detalle_noticias.asp?num=3475

Definitivamente, el modelo de construcción que ha imperado estos años nos ha hecho más pobres y más vulnerables. A largo plazo, al menos. Que a corto, se ha creado riqueza. Sueldos, materiales… Pero también dicen las cuentas económicas que, si tienes un bosque, lo talas y te gastas el dinero se ha creado riqueza. No tienes el bosque ni el dinero, pero puedes estar satisfecho, que has creado riqueza.

A largo plazo, somos más pobres y más vulnerables. Porque no tenemos el dinero que teníamos, no se ha empleado con visión de futuro. Y hemos hecho un esfuerzo económico mal orientado.

No todos han perdido, eso sí. Que los hay que se han puesto las botas. Felicidades a los (pocos) ganadores. Vosotros sí que sabéis. Cómo nos la habéis metido doblada. Qué más os da el desarrollo sostenible si habéis logrado dinero para vosotros, vuestros hijos y vuestros nietos. Qué más os da que vivir en este país, después de vuestra brillante acción económica, vaya a ser un asco.

7 respuestas a «Pantanos, tuberías, casas, más casas»

  1. Planificador.

    «Se me ocurren muchas cosas mejores que hacer con el dinero que construir una casa que va a estar ocupada a tiempo parcial.»

    Ese es el punto de partida del planificador central… y lo que nos ha llevado a la crisis actual. Lo que pasa es que los que han bajado los tipos de interés y manejado el sistema monetario tienen ideas más ambiciosas y han ido «a lo grande». precisamente a la base de la exonomía financiera.

    Ellos no pensaban con tu cabeza, sino con la suya propia y les pareció fantástico que el dinero se metiera en esas inversiones. Tenían muy buenas razones para ese especial reparto de recursos. Ahora bien, probablemente estarían de acuerdo contigo porque esas políticas no se diseñaron para crear pisos vacíos sino para algo aparentemente mejor. Pero de hecho, esas políticas llevaron a lo que tú dices, esa horrorosa asignación de recursos.

    El caso americano, del que participamos de dos maneras está muy bien analizado:

    http://libertaddigital.com/opinion/thomas-sowell/los-politicos-han-agravado-la-crisis-45653/

    Allá por 2002, el Wall Street Journal escribía: «El momento de que el sistema político se ocupe de Fannie y Freddie es ahora, no es cuando suframos una crisis inmobiliaria: para entonces será demasiado tarde.» La naturaleza mixta pública/privada de estos gigantes financieros equivale a «privatizar los beneficios y socializar las pérdidas» puesto que el contribuyente abona la factura cuando las finanzas no cuadran.

    Preocupaciones parecidas eran expresadas en 2003 por N. Gregory Mankiw, entonces presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Bush. Pero el congresista demócrata Barney Frank criticaba al profesor Mankiw, citando «la preocupación por la vivienda» como su motivo para apoyar Fannie Mae.

    las empresas citadas tenían el mandato, por ley, de conceder créditos «a minorías». Esas eran las buenas razones. El cuadro de la crisis se completa con otras causas que he mencionado, como la moneda, los tipos de interés y, en general, la gran y mala intervención del sistema financiero.

    Te lamentas, con razón, del despilfarro de recursos, pero me parece que crees que puede mejorarse con intervención y es precisamente la intervención la que ha producido las malas inversiones.

    Y mira que sabemos, por decenas de experimentos en el llamado mundo libre y fuera de él, lo desastrosa que es la intervención estatal. Tendría que ser menor y llevada a cabo por gente que no pretenda salvar el mundo sino administrar el estado con limpieza.

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  2. José Luis Castillo

    ¡Hola Planificador!

    Me resulta curioso que estés de acuerdo en que haya habido una terrible asignación de los recursos, con consecuencias desastrosas, bajo un paradigma de liberalización, y que creas que la solución pasa por repetir.

    Más liberalización no es la solución, es el problema.

    Los partidarios de la no intervención, o de que el mercado asigna eficientemente, deberían profundizar más, en mi opinión, en la paradoja de Arrow y en la matemática que le lleva a desarrollarla.

    No se trata de un debate acerca de quién asigna mejor. Nadie puede asignar mejor. Es una imposibilidad matemática. Se trata de que no haya listos que se lo lleven calentito. Y puestos a que haya listos, que sean los más desfavorecidos.

    Porque esta crisis no va a golpear a todos por igual. Los inmigrantes y los mileuristas, al menos en España, tienen perspectivas muy sombrías. Y los ayuntamientos pequeños, que tendrán que comerse con patatas mucho ladrillo. Y los ecosistemas que han perdido territorio para ser sustituidos por cemento.

    No, esta crisis no golpea por igual.

    Y ha sido una crisis creada por ideas. Y que va a hacer sufrir a gente. Una idea que hace sufrir tanto no merece la pena. Por bonita que sea. Pero todavía no he oído a ningún liberal renunciar a su credo. Al revés, piden más de lo mismo. Como Jim Rogers.

    Y me preocupa.

    Sería bueno que indicaras cuánto crédito, sobre el total, se destinaba a minorías, cómo se empaquetaba dicha deuda en productos financieros nada transparentes y como se pasaba la pelota conforme aumentaban los beneficios.

    No ha sido una crisis inmobiliaria. Una casa no vale tanto. Ni doscientas mil. Ha sido una crisis de derivados. Esas sí que son armas de destrucción masiva. Han multiplicado el efecto de la crisis inmobiliaria hasta límites insospechados. Si hubiera sido una crisis inmobiliaria, o se hubiera tratado de efectos meramente locales, o se hubieran propagado mucho más lentamente. La crisis de Japón nunca golpeó así y tuvo como efecto una trampa de liquidez, no una contracción del crédito.

    No, Planificador, no estoy de acuerdo para nada. Y el análisis que recomiendas me parece más ideológico que técnico. Obvia completamente el papel de los derivados. No dice cuánto ha aumentado la crisis su uso para empaquetar y comercializar deuda de un modo opaco.

    Este análisis tampoco es muy técnico, pero sí creo que está muy bien construido. Y me hizo reir. Hasta que me acordé de que el precio lo pagan la gente y los ecosistemas.

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  3. Planificador.

    «Me resulta curioso que estés de acuerdo en que haya habido una terrible asignación de los recursos, con consecuencias desastrosas, bajo un paradigma de liberalización, y que creas que la solución pasa por repetir.»

    Las empresan que empezaron quebrando fueron Fannie y Freddie, intervenidas hasta las cachas.

    «Y puestos a que haya listos, que sean los más desfavorecidos.»

    Con esas excelentes intenciones se obligó por ley a dar hipotecas a las «minorías» y la gente a la que se pretendía favorecer se ha quedado sin nada.

    La moneda está a cargo de los bancos centrales, que mueven la máquina de fabricar papel a su modo. Los bancos están intervenidos mediante los préstamos del banco central, que mueve los tipos como le parece. Luego tú nos hablas de liberalización. Estoy intentando buscar la ironía, pero no la encuentro.

    El sketch lo considero muy acertado, lo conocía ya de antes. Es tan acertada la ironía que, ahora sí, se gastan, que hasta hablan de con quién están dialogando los inversores, las autoridades monetarias. Otro detalle que tal vez se te escape: el negro sentado delante de una ruina lo aborda un agente hipotecario (subrayan que NO es banquero) ¿tú sabes quién es ese personaje? lo habilita precisamente la ley que obliga a dar hipotecas a minorías. Y más aún, a menudo en el sketch ponen a los banqueros diciéndole cosas a una autoridad para que haga esto o aquello. Es la autoridad monetaria planificando.

    La asignación de recursos se da mejor en un contexto de libertad económica sin dirección, como la libertad de prensa, que tampoco tiene dirección y nos escandalizamos cuando pretenden regularla (hay muchíiiisimas tentaciones para regularla y es pasmoso el poder que tiene el dinero de la subvención en los diarios sobre la línea ideológica de estos ¡todo en nombre de la preservación de la prensa! ¿no es magníficamente malvado?)

    Uno no puede vender como liberalismo lo que es intervención descarada (en serio, me resulta alucinante). Y los pobres son los que salen perdiendo con la inflación, los malos créditos forzados por el ogro filantrópico y las buenas intenciones en general. Por favor, lo digo con cordialidad, no nos vendas la burra que de que ha habido liberalismo. ¿Cómo entra en tu esquema lo de Fanny y Freddie? ¿es un dato a ignorar?

    Ah, otro detalle:

    «[Los derivados h]Hn multiplicado el efecto de la crisis inmobiliaria hasta límites insospechados. »

    Los derivados serían una maravilla si las casas valieran lo que han costado, es evidente. El problema ha aparecido a la hora de liquidar esos productos. Los derivados sobre materias primas gozan de excelente salud, por ejemplo.

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  4. Planificador.

    «Y el análisis que recomiendas me parece más ideológico que técnico.»

    Claro, comentarte la legislación que fuerza créditos a minorías no es un dato técnico, tampoco el control absoluto de los bancos centrales sobre la moneda, y tampoco el tipo de interés de los préstamos del banco central, no son cuestiones técnica, son, no sé… dímelo tú, que me pierdo.

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  5. José Luis Castillo

    ¡Hola Planificador!

    Excelente táctica. Y legítima, ¿eh? Que no critico. ¡Casi pico! Diluir una conversación sobre algo concreto en ideas que tienden hacia la abstracción. No te enfades, que lo digo con buen rollo. Yo también uso esa táctica muchas veces. E insisto, la veo legítima.

    Si quiero que sepas que tengo argumentos, aunque sin entrar en los detalles (insisto en que el sketch critica la no intervención y dejar los desmanes de muchos financieros sin vigilancia en nombre del liberalismo; insisto en que los derivados han agravado esta crisis y agravarán cualquiera porque son un instrumento financiero multiplicador; insisto en considerar ideológica una discusión que hace un análisis incompleto, por muchos palos que toque; insisto en que el liberalismo pretende la no regulación y ese desvirtúa la naturaleza del estado, que es coercitiva por el bien común; insisto en que obvias la paradoja de Arrow y sus matemáticas, investigación por la cual recibió el mal llamado premio Nobel de Economía), mi interés va por otro lado.

    Y te pido disculpas por plantearlos así, que te dejo cortado. Para evitarlo, y para no aprovechar esa situación de corte y tener la última palabra te he puesto en el párrafo anterior en qué creo que no llevas razón. Por si quieres escribir sobre eso. Pero como son cuestiones de economía puras, prefiero no responder, por una razón que te comento a continuación.

    Lo que ocurre es que de lo que quiero hablar es de lo que hablé. El que se haya construido sin límites (una opción económica) nos coloca en una situación de vulnerabilidad respecto a los recursos naturales (una consecuencia ecológica) sin contrapartida (todos esos años de crecimiento económico se han esfumado en minutos). De eso quiero que vaya la entrada. Si la ubico en el contexto de la crisis pierde valor. Y quiero que esa entrada sea vigente años. De hecho, esa serie de argumentos que desgranaba en el post los llevo manejando una década en las cervezas con mi gente. Y no es que sea profeta. Es que estaba a huevo adivinar qué iba a pasar. Lo difícil era cuándo.

    Y eso porque este blog toca economía, pero ligada a cuestiones relacionadas con las ciencias naturales. Es su naturaleza y no puedo salir de ahí. Es una obligación autoimpuesta.

    Sí me parece muy interesante la cuestión de la que hablas, de los derivados ligados a recursos naturales (materias primas se les llama en economía, y el nombre me preocupa porque da la sensación de que están incompletas, que hay que hacer algo con ellas; aunque es más una sensación personal, muy discutible). En esa línea me gustaría también profundizar. Por eso tiene sentido hablar de lo que es un derivado financiero.

    En mi opinión, para que la gente se asuste de su efecto multiplicador. Porque los derivados pueden orientar la política extractiva de los recursos naturales y perjudicar un enfoque de economía sostenible.

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  6. Planificador.

    La economía sostenible es la economía intervenida de siempre pero con objetivos más a la moda. Yo siempre que la oigo es como coartada a más intervención.

    No sé por qué te dejas sin comentar la enorme intervención filantrópica que han sido las hipotecas a gente insolvente (y a la que se ha dejado más insolvente todavía). «Subprime», cosa que acompaña últimamente a «crisis», referido a hipotecas significa exactamente que tienen un riesgo enorme de no ser cobradas. El sketch puede querer criticar el haber dejado a su aire el mercado, pero no lo logra porque nadie ha dejado a su aire el mercado. Lo más hilarante, el negro delante de la ruina al que le da una hipoteca un tío que no es banquero, nos mete de lleno en la visión de la mano del político y a poco que se investigue, eso nos lleva a la legislación de Clinton y a las enormes resistencias de ciertos senadores a cambiar esa legislación.

    En cuanto a la vivienda, en España se ha castigado de manera muy contradictoria la segunda vienda. A la vez que se intentaba penalizar, se daban alas a la especulación a todos los niveles mediante tipos de interés bajos y mucha inflación, de manera que el que ahorraba en dinero hacía el tonto porque le valía más pedir una hipoteca. Ese es el sino del planificador, del que se queja de la demasiada libertad, que no se aclara porque se cree más listo que la totalidad de las personas y lo único que hace es enredarlas. Hay mucha gente que hace mucho tiempo tiene estudiado esto y han hecho algo que a un científico debería serle interesante: lo han predicho con notable exactitud. Hay gente que me gusta más, pero uno que esta brillando últimamente es Ron Paul, de los llamados «libertarian» y fue aspirante a candidato republicano para las elecciones de este Noviembre. La exactitud de sus advertencias es notable (por cierto, también se queja de la mala asignación de recursos que tienen las políticas que han llevado a esto y entiende que hay otras políticas que DEJARÁN que se asignen mucho mejor. Son políticas de mucha menor intervención).

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  7. Planificador.

    Los derivados financieros. Tienes razón, el efecto es multiplicador y han agravado la crisis, pero no son su causa. Los derivados financieros sobre bienes no sobrevalorados no tienen el efecto de hundir el mercado de esos bienes. Hasta donde se me alcanza, esos productos financieros no son ni mucho menos la esencia del liberalismo, plantearlo así es una simplificación lamentable, es más, hay muchos liberales (los más acertados analizando esta crisis) que les parece que no se deberían permitir (y no, la no intervención no es «no hay reglas», más bien que no haya gente que tenga reglas especiales, como por ejemplo, empresas financieras con líneas de crédito garantizadas o televisiones financiadas mediante los impuestos haciendo publicidad comercial: hay mucho terreno para ponerse de acuerdo en qué reglas son las adecuadas).

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