Panorama de la inmunidad

Donde hay algo que comer, hay alguien que se lo come.

Y nosotros somos algo que comer para otros. Los patógenos.

Los patógenos no son los creadores de patos. Son los que provocan enfermedad. No cualquier enfermedad, enfermedad infecciosa. Son virus, protozoos, hongos y bacterias. ¡Estamos rodeados!

Y aún así sobrevivimos.

Porque tenemos sistema inmune.

Contamos con unas barreras que dificultan la entrada de patógenos. Y contamos con varios mecanismos para eliminar a los que hayan entrado sin ser invitados. Algunos de esos mecanismos se ponen en marcha sin más. O están ahí, activos, contra cualquiera que sea extraño. Es la inmunidad innata. No sabe quién hay. Sólo que quien está es enemigo. Y dispara. Es genérica.

Otros métodos de defensa se ponen en marcha cuando los anteriores fallan. O para reforzarlos. Son sistemas que identifican al enemigo. Lo localizan a él y sólo a él. Saben quién es y le atacan individualmente. O ayudan a los mecanismos genéricos a actuar más eficientemente. Es la inmunidad adaptativa. Es específica.

Así, por encima, la inmunidad genérica es capaz de identificar a los patógenos porque en ellos hay características especiales, que tienen todos y yo no (algo que poseen todas las bacterias, o algo que poseen todos los hongos, o todos los protozoos, o algo que hacen todos los virus, diferente de lo mío). P.ej., todas las bacterias que tienen la pared bacteriana de una manera dada (Gram+, p.ej.) son iguales. Así, a todo el que tenga moléculas típicas de paredes Gram+ es atacado. Sea quien sea.

La inmunidad innata cuenta con células y con moléculas. Entre las células cuenta con las que tienen capacidad de engullir al patógeno (fagocitos como los macrófagos y los neutrófilos) o con las que tienen capacidad de avisar a otras células de que hay una infección en marcha, y modificar los tejidos para hacer más difícil el progreso de dicha infección (inflamocitos, como los mastocitos).

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Entre las moléculas, el complemento; un conjunto de proteínas de los líquidos tisulares y la sangre. Cada molécula del grupo del complemento cumple su función. Desde amplificar la respuesta (una molécula iniciadora termina activando, en minutos, a varios millones de moléculas que finalizan el ataque) hasta contactar con otras células (macrófagos) y moléculas (anticuerpos), colaborando con ellas; pasando por modificar, si es necesario, los tejidos.

Complemento

Y, por supuesto, las hay que hacen agujeros en las membranas y paredes bacterianas. Que es el objetivo último del complemento.

Poros del complemento

Pero si la inmunidad innata, habitualmente eficacísima, se ve desbordada (los patógenos se dividen muy rápido, los patógenos fabrican venenos potentes y dañinos, etc.) hay que poner en marcha mecanismos más específicos, capaces de buscar y destruir al enemigo. Esos mecanismos se toman su tiempo. Primero tienen que saber quién es quién está atacando. Luego buscarlo. Luego colaborar con otras defensas. Y luego, cuando el ataque ha tenido éxito, rebajar el nivel de alerta. Los responsables de este tipo de defensa son células llamadas linfocitos. Las hay de dos clases: B y T. Hay muchas clases de ellos, aunque muy pocos de cada clase. Linfocitos B y T distintos hay ¡cien mil millones! (1011)de clases de cada uno. Aunque de cada clase sólo hay unas pocas unidades (unos 10, puesto que la cifra total de linfocitos en sangre es de 1012). Por eso, antes de estar disponible esta línea de defensa, primero hay que conseguir elevar su número. La inmunidad adaptativa tarda una semana, más o menos, en estar plenamente activa. Aunque si ya ha habido un contacto previo con el patógeno, todo el proceso se agiliza (ya te hablaré de la memoria inmunológica).

Los linfocitos B son capaces de fabricar un tipo especial de molécula, llamada anticuerpo, capaz de unirse al patógeno, y sólo al patógeno. Actúa como señal. Así, las defensas mejoran, pues un anticuerpo sobre un patógeno es una invitación al ataque sin límite.

Los linfocitos T reconocen antígenos sobre superficies celulares. Se unen a ellas y las perforan (linfocitos T citolíticos). O se unen a ellas y ayudan a que otras se unan (linfocitos T cooperadores).

Esta información, y mucha más, está disponible en un libro muy, muy recomendable, para el que quiera saber más, mucho más, sobre inmunidad. Se llama «Inmunología» y está escrito (magníficamente) por J. R. Regueiro, C. López, S. González y E. Martínez.

3 respuestas a «Panorama de la inmunidad»

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  2. marias18 y juanan

    Vamos a comentar esta entrada (sobre el sistema inmunologico) porque nos ha parecido muy interesante e importante, puesto que supone nuestra defensa frente a organismos patogenos que nos invaden continuamente.

    El sistema inmunológico está formado por un conjunto de mecanismos que protegen a un organismo de infecciones por medio de la identificación y eliminación de agentes patógenos.
    Esta tarea es extremadamente compleja y las amenazas deben ser detectadas con absoluta especificidad.
    Cuando el sistema inmunologico no puede ejercer su funcion, los resultados pueden ser graves produciendo los siguientes trastornos:

    * Alergia y asma: respuestas inmunológicas inadecuadas a sustancias que normalmente son inofensivas
    * Enfermedad de injerto contra el anfitrión: una reacción que puede ocurrir en las personas que reciben trasplantes de órganos y pone en riesgo la vida del paciente
    * Enfermedades por deficiencia inmunológica: trastornos en los que la resistencia a las enfermedades disminuye peligrosamente
    * Enfermedades autoinmunes: enfermedades que hacen que su sistema inmunológico ataque las células y los tejidos del cuerpo, por error.

    A continuacion vamos a tratar las enfermedades autoinmunes, ya que son las que mas nos han llamado la atencion, puesto que se produce un error en el sistema inmunologico.
    El sistema inmunológico del cuerpo lo protege contra las enfermedades y las infecciones. Pero, si tiene una enfermedad autoinmune, su sistema inmunológico se ataca a sí mismo por equivocación. Las enfermedades autoinmunes pueden afectar muchas partes del cuerpo. Estas enfermedades tienden a ser hereditarias. Las mujeres – particularmente las afroamericanas, las hispanoamericanas y las indias norteamericanas – presentan un mayor riesgo de sufrir enfermedades autoinmunes.
    Existen más de 80 tipos de enfermedades autoinmunes y algunas tienen síntomas similares. En muchas personas, los primeros síntomas son cansancio, dolores musculares y poca fiebre.

    Las enfermedades también pueden hacerse más agudas, momentos en los que empeoran, y remisiones, cuando desaparecen los síntomas. Estas enfermedades no suelen curarse, pero pueden tratarse los síntomas.
    Este es solo un ejemplo de la cantidad de funciones que tiene el sistema inmunologico y el peligro que supone que se vea alterado.

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