Otra visión del cáncer

Peter Duesberg es un tipo raro. Es un virólogo que combate la idea de que el VIH es el responsable del sida. Ir contra la carga de las pruebas, cuando es tan abrumadora, es suicida. Porque pierdes tiempo y esfuerzo que podrías dedicar a otro campo. Porque creas dudas en la gente menos formada. Dudas no justificadas por la experimentación. Porque existe la tentación de autojustificarse diciendo que la ciencia oficial está equivocada y que mucha gente no se atreve a rectificar. Porque le haces perder confianza al público en el método científico al recurrir a la paranoica explicación de la conspiración de todos contra uno. Cuando todo es tan sencillo como mostrar datos y experimentos que contradigan lo  acumulado hasta ese momento. Tarde o temprano se hacen notar, se valora su peso, se tienen en cuenta los resultados discrepantes.

Pero Duesberg ha optado por hablar, por quejarse, por ir de víctima. Es fácil tildar a la ciencia construida con horas y horas de trabajo de «oficial» y quedarse tan contento. Si buscas sobre él en internet observarás que hay pocas páginas de peso que le otorguen veracidad. Muchas de poca entidad, dedicadas a teorías de la conspiración, pero ninguna de gran relevancia. Y en su página web de la Universidad de California en Berkely no aparece ni una mención al tema del sidad.

Pero también es verdad que se necesitan suicidas como él, porque obligan a afinar más. Aunque estén tremendamente equivocados.

Y porque su inconformismo, mal enfocado casi siempre, puede rendir resultado. A veces.

Es el caso también de Duesberg, pero en otro campo, no en el suyo. En el terreno del cáncer. Y sus opiniones y experimentos, heterodoxos, están siendo tenidos en cuenta. Lo cual demuestra que, respecto al sida, lo de Duesberg es, a falta de más datos, de más horas de trabajo, una majadería. Que no impide que, si tiene una buena idea, sea tenida en cuenta.

Gen supresor

Respecto al cáncer ha aportado un enfoque interesante. La visión general de esa enfermedad supone que hay una acumulación de errores en genes de control, llamados protooncogenes (que, cuando fallan, aceleran la actividad de otros genes cuando no deben y provocan el cáncer) y genes supresores (que normalmente frenan, pero que, averiados, no pueden hacerlo). Así, el cáncer sería un problema de genes individuales. Bueno, muchos problemas acumulados.

Duesberg ha propuesto otro enfoque. Él, soberbio, egocéntrico, dice que el planteamiento anterior, el de los genes individuales, no vale. La comunidad científica internacional, más prudente, lo contempla como algo complementario. Y es que la sed de protagonismo, la arrogancia, no matan ideas si son buenas o pueden serlo.

Oncogen

Su equipo partió de la idea de especie. Una especie tiene una dotación cromosómica característica. Durante el desarrollo embrionario todas sus células derivan de una, del cigoto (resultado de la unión de espermatozoide y óvulo). Y todas ellas mantienen su cariotipo (su conjunto de cromosomas) muy estable. No es nada normal que una célula con cariotipo alterado pueda progresar en el desarrollo (aunque hay excepciones, como el síndrome de Down). En cambio, en los genes sí que existe mucha variabilidad. Pequeños cambios se transmiten de padres a hijos y no pasa nada (p.ej., polimorfismos de un solo nucleótido, o SNP, que otro día te contaré en detalle, porque es un tema interesante).

El enfoque de Duesberg es llamativo porque propone que, lo que produce el cáncer, son mutaciones que afectan al cromosoma completo, o incluso al conjunto de cromosomas. Porque, en ese caso, al variar los genes tanto, se ha creado una célula nueva, con un genoma nuevo. Tan nuevo que se puede ver como una especie nueva. Una especie que entra en competencia contra el resto de las células, las normales. Y que termina venciendo. Porque las células tumorales observadas son siempre aneuploides (tienen cromosomas de más o de menos respecto a las normales). Al menos en los tumores ?olidos, de tejido. Y eso hace que produzcan cantidades descompensadas de proteínas. De más (de mucho más) o de menos (de mucho menos). Lo que altera toda la maquinaria celular, incluyendo la que se encarga de que el ADN esté en buen estado. Creciendo su efecto como una bola de nieve que rueda ladera abajo. Viendo así las cosas, la aneuploidía sería causa, no efecto, del cáncer.

La propia inestabilidad de la célula le confiere libertad. Ya no está limitada, como todas las demás del cuerpo. Y puede convertirse en algo nuevo, diferente. Y en competencia con el resto de células, de tejidos.

Llama la atención que las células de un tumor compartan algún tipo de inestabilidad cromosómica todas ellas. Lo que demuestra que proceden de un mismo descendiente (es impensable que se hayan producido, independientemente, en todas ellas, el mismo tipo de cambio). Y esto apoya el enfoque de Duesberg. Que, en realidad, se remonta a 1914, a Boveri.

La idea merece la pena. Pero no por la idea en sí, sino porque viene avalada por indicios experimentales de que hay algo. Y entonces, con experimentación, con datos, con horas de trabajo, merece la pena mirar.

Mañana te cuento qué han descubierto en los tumores que no es fácil de explicar con la teoría de genes supresores y protooncogenes, pero sí con la de inestabilidad cromosómica.

6 respuestas a «Otra visión del cáncer»

  1. Pingback: Blog de José Luis Castillo » Características del cáncer difíciles de explicar

  2. José María Martino

    Otro problema, además del citado por Arche de “ el mundo científico se mueve por influencias “, o “por tener la mayor cuota de poder”, o algunos científicos por “ la sed de protagonismo, la arrogancia” o «lo de Duesberg es, a falta de más datos, de más horas de trabajo, una majadería”…. Es algo que también deberíamos tener tiempo para explicar a nuestros alumnos.
    Sería el como mejorarla y como podría ir mejor, el comentar en otro post cuando puedas o tengas tiempo ya que te estamos dando trabajo extra. Sería, como decía, el comentar que vías existen para que no ocurran los casos que siguen ocurriendo, cada vez menos hay que reconocer, de investigadores que demuestran hecho y como decía un gran sabio no son reconocidos hasta, “ que no desaparecen los que se oponen” o algo así, o pasa bastantes años. Es decir como se podría establecer algo menos dañino para la propia ciencia, que la ortodoxia recalcitrante que no quiere cambiar, en un extremo y como en el caso de Duesberg contra el VIH, en el otro extremo.
    Ejemplos.
    1 Redi, Spallanzani,……….hasta Pasteur con la generación espontánea.
    2 Alfred Wegener………….deriva continental.
    3 Ramón y Cajal…………… teoría neuronal.
    4 Einstein……………………relatividad
    5 Mendel……………………genética
    6 Gould
    7 Margullis
    8 Morata
    etc.
    Gracias.

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  3. José Luis Castillo

    La idea es buena. Y creo que la inicié un poquito en

    http://profeblog.es/blog/joseluis/2008/04/24/como-funciona-la-ciencia-como-podria-ir-mejor/

    donde aparecía la propuesta de que los artículos rechazados fueran publicados en internet, junto con la opinión del referee. Yo creo que sería muy importante hablar a los alumnos de lo que es una revista científica, de lo que es el índice de impacto, de lo que significa citar y de qué papel juegan los referees. Me pongo a ello. Aunque tarde un poco me parece que tu idea está muy bien y la recojo. Su puedo, implicaré (pringaré) a mi gente, a mis amigos de la Universidad. Entre ellos hay algunos que son referees veteranos. Y tomaré su experiencia para exponerla por aquí.

    Gracias por las sugerencias, y que vengan más.

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  4. alex

    me sorprende que no tengas ni una sola referencia para lo que hablas…de «ninguna investigación de DUESBERG sobre el vih»…..tu entrada en ese sentido no va más de ser una total desinformación de las cosas….debes leer y mucho

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  5. José Luis Castillo

    ¡Hola Alex!

    Te agradezco el consejo pero me temo que no lo voy a seguir. No voy a leer mucho. Voy a leer, como hasta ahora, bien.

    Leer, en sí, no es un valor. Lo importante no es leer mucho, sino leer buenas fuentes. Si escribes Dusberg en Google te encuentras múltiples referencias. Pero de baja calidad. No tengo tiempo para perderlo en leer esas cuestiones. Ni voy a poner en entredicho mi credibilidad ante mis alumnos (ex-alumnos) con fuentes dudosas.

    Lo que creo que de verdad cuenta es la bibliografía científica. Porque cada artículo producido lleva detrás muchas horas de trabajo. Y para el Dusberg científico, lo que debiera contar, no es lanzar hipótesis. Es avalarlas. Y sus trabajos no han sido aceptados por la comunidad científica internacional. Para comprobar eso basta con buscar Dusberg en lugares como PubMed. No sale. Él no. Sin embargo, si escribes VIH obtienes 302 entradas. De gente que ha trabajado más que él. Eso significa que tiene que trabajar más si quiere avalar sus opiniones. O abandonarlas. O convencer a algunos para que sigan su línea y gasten su dinero en ello. Y, sin embargo, respecto al VIH, no ha convencido a prácticamente nadie para que siga su línea en este campo y gaste su dinero.

    Podríamos caer en la típica teoría de la conspiración. Pero hay que fijarse en que las ideas de Dusberg alrededor del cáncer, a pesar de la polémica con el VIH, son tenidas en cuenta. No parece que haya motivos para que sí haya una conspiración en el sida y no en el cáncer.

    No, me temo que voy a seguir como hasta ahora, aunque te agradezco el consejo.

    Y sí te voy a dar un consejo y a pedirte que lo sigas, al menos cuando escribas en mi blog. Cuando cites, cita bien. Lo que yo escribí no es lo que tú has entrecomillado. No voy a pensar mal y no quiero que nadie piense que ha sido un intento de manipular el mensaje. Estoy seguro de que ha sido cuestión de apresuramiento. A mí me pasa a veces y cuando quiero arreglarlo me cuesta volver a escribir para pedir disculpas.

    Un saludo.

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