No hay por qué morir. La vida no lleva aparejada la muerte. Al menos, no la llevó hasta la pluriceluraridad. Hasta que muchas células tuvieron que vivir juntas y algunas frenar y morir para bien del conjunto.
¿O sí? ¿O merece la pena morir? Todo depende de lo que cueste. Supongamos que estamos en un medio donde se sufre mucho estrés. O sea, donde las células están muy amenazadas todo el tiempo. Vivir en ese medio supondría gastar mucho en repararaciones. Porque en la célula hay muchas dianas, muchos lugares que pueden romperse, muchos sitios en lo que las cosas pueden ir mal. Tanto que podría suceder que se acumulara el trabajo y no fuera posible seguir vivo. ¿Qué hacer? Reproducirse. Lograr nuevas copias, sin errores, de uno mismo.
Vale, sí, merece la pena reproducirse en vez de cuidarse en determinados lugares. ¿Pero por qué morir? ¿Por qué envejecer? ¿Qué ventaja reportaría para la selección? ¿Por qué invertir energía en ese proceso y no, simplemente, dejar que el organismo se vaya estropeando y muera por sí solo?
No hay una respuesta definitiva, pero sí una idea. Una población en la que los organismos ya han perdido calidad para reproducirse, pero aún están vivos, es una población que mantiene organismos no útiles para la evolución de la especie. Captan recursos del medio sin devolver nada a cambio, si crear descendencia. Para la población sería bueno que desaparecieran. Así, cualquier programa genético que procure eliminar a un organismo que ya no generara suficiente descendencia viable y fértil será un buen programa genético. Malo para el individuo, bueno para la población.
¿Y entonces por qué en la especie humana se vive tanto tiempo más allá de la edad reproductora? Tampoco hay una idea definitiva, una respuesta. Pero si se pueden aventurar algunas hipótesis: entre ellas, el cuidado de los nietos. Vivir en sociedad conllevó ayuda mutua y merecía la pena alargar la esperanza de vida.
…mmmm… sin lo que saben los mayores no podríamos haber sobrevivido hasta hoy, imposible, no le veo salida, a no ser que nos de por guardar toda la información en ordenadores(antes en los libros, en los papiros, en la arquitectura, pinturas rupestres…) y matar a todos nuestros abuelos de repente, que en todo caso nos dejaría un mundo cortísimo de miras, sin experiencia, muy desorganizado y peligroso…
¡Hola Aldato!
¡No estoy sugiriendo matar abuelos, evidentemente! ¿De dónde extraes esa conclusión? He repasado toda la entrada y no comprendo bien tu comentario.
quizá pensando económicamente saqué esa conclusión repentina, teniendo en cuenta el inmenso gasto/costo que representa un ser más allá de su edad reproductiva, (perdón por escribir en parábolas jeje), creo que ese gasto/costo está infinitamente saldado al menos en mi caso 😉 y que además los altos niveles hormonales de un mundo solamente joven sería muy explosivo no sé son conclusiones al aire…