Si te digo que tienes dislipidemia te asustas. Y harás bien. Es lo que coloquialmente se conoce como colesterol. En realidad, no es dislipidemia, es dislipidemias. Son varias las proteínas asociadas a problemas cardiovasculares (infarto, aterosclerosis) y transporte de lípidos en sangre, fundamentalmente colesterol. Porque el problema no radica en el colesterol, sino en proteínas que transportan colesterol y lípidos como el colesterol. Te recuerdo que los lípidos no se pueden disolver en el agua, por lo que hay que llevarlos empaquetados, rodeados por proteínas que hacen de bufandas para esos paquetes. Eso ya te lo contaba en «Longevos por largos«.
Dislipidemias hay muchas, te decía. Durante mucho tiempo se medían en bloque los varios transportadores de colesterol y, aparte, los triglicéridos. Luego, nos dimos cuenta de que los transportadores de colesterol no son todos iguales. Y se distinguió entre «colesterol bueno» (HDL) y «colesterol malo» (LDL). Pero, en realidad, sospechamos que esto va más allá. Que hay que mirar con más detalle. Que el malo puede incluir subtipos malos, menos malos y peores. Y que el bueno también puede abarcar varias clases. Ver con ese detalle puede mejorar la forma en que pronosticamos la enfermedad cardíaca y ayudar a prevenirla.
En esa línea va un paso dado por el equipo de médicos e informáticos que ecabeza en esta cuestión Katrin Hübner. Sí, informáticos, no te extrañes. Ahora los informáticos tienen un papel importantísimo en ciencias de la salud, ayudando a elaborar simulaciones por ordenador. Y eso es lo que ha hecho este equipo. Un modelo que imita un perfil de proteínas transportadoras de lípidos y los varios procesos metabólicos en los que intervienen en la sangre. Comparando con pacientes reales y refinando el modelo han logrado predecir bastante bien la evolución de cada perfil dislipidémico (de personas con «colesterol alto», vamos). Y también han visto que tiene que haber más proteínas en las que fijarse, pues hay pacientes con perfiles iguales que evolucionan diferente.
El modelo informático puede ayudarnos a encontrar qué proteínas son las que tienen más importancia.
Tu salud en una gota de sangre, sí, pero también en un disco duro y en un monitor.
Acostúmbrate.