Nombres que te sonarán, y quizás te curarán

Hoy nos suena mucho el resveratrol. Hace unos años era un desconocido y hoy tiene una extensa página en la wikipedia en inglés. Y casi cuatro millones de páginas escribiendo «resveratrol» en Google. Está en el vino y ha habido múltiples noticias sobre sus propiedades anticancerígenas.

Hoy viene otro nombre de camino. Silibinina. Hasta ahora un protector hepático ante hepatitis tóxicas. Pero resulta que también es un anticancerígeno potente. Y tiene la ventaja de que ya está aprobado, ya es un fármaco. A veces pasa esto. Que algo es útil, estudiado, aprobado, y luego resulta más útil de lo que se suponía.

Hoy la mencionan menos de 2.500 páginas de Google y, por supuesto, no tiene su apartado en wikipedia.

Tomada de accesspharma.com/prodrax-content.shtml

Veras. Hay un enzima que se llama HIF-1. O factor inducible por hipoxia. Es decir, una proteína que fabrican las células cuando les falta oxígeno y así se protegen. Típicamente, las células de un tumor están siempre en un ambiente hipóxico, con poco oxígeno. Es que con ese ritmo de crecimiento, fuera del tejido en el que deberían estar, con una red de capilares sanguíneos por construir, con masas de células no organizadas, es difícil que el suministro de oxígeno sea suficiente. Y, típicamente, fabrican HIF-1. No parece muy difícil deducir que podría ser posible atacar esa proteína para atacar el tumor. Y es que resulta que en ambientes bien oxigenados, las células tumorales no pueden vencer a los tejidos sanos. De hecho, se desenvuelven bastante mal. Un tumor podría compararse con un órgano mal formado que sólo funciona si otros no funcionan.

¿Adivinas?

La silibinina lo hace. La silibinina bloquea la producción de HIF-1 y provoca que el tumor crezca más despacio, mucho más despacio. Y los doctores García Maceira y Mateo, del Departmento de Cardiología Regenerativa, en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) español, han descubierto cómo funciona, cómo llega a bloquear la producción de HIF-1.

Hoy es un buen día, con la publicación de este descubrimiento. Hoy puede que estemos más cerca de que las metástasis hepáticas puedan frenarse.

Esta entrada va dedicada a mi amiga Pilar, que murió demasiado pronto. Hace ya casi 10 años. Quizá la silibilina le hubiera sido útil. Me hubiera gustado verte envejecer.

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