Espero que cuando mi centro sea TIC nada cambie en mi forma de hacer.
Calma. Me explico.
Creo que intento en mis clases que los alumnos sean no solo (repito, «no solo») almacenadores de contenidos (sin memoria no hay aprendizaje; por no haber, no hay un «yo»). Creo que intento que sean «usuarios» de contenidos y «comunicadores» de contenidos. Si es posible, «creadores» de contenidos. Espero que siendo TIC eso no cambie y se reafirme.
Para eso, mejor saber algunas cosas del cerebro de los niños y jóvenes. Y al final te digo mi conclusión.
No soy «naif». Estoy convencido de que el alumno tiene que saber cosas. Puede conocer modos de hacer (know-how), puede estar convencido de qué valores acompañan a una determinada idea. Pero si no sabe cosas se pierde lo esencial del conocimiento: las interacciones. Cuando se aprende se acumulan ideas. Que chocan entre sí. Y crean nuevas ideas. Crean. Cuando aprendemos algo lo ponemos, inmediatamente, en conexión con lo que ya sabíamos (aprendizaje significativo, claro). O le buscamos un sitio nuevo a la espera de la conexión (aprendizaje por siembra). Eso ya es conocido.
Pero la significatividad no es evidente siempre. La mayor dificultad está en luchar contra el aprendizaje memorístico que tienden a hacer los alumnos mientras su cerebro está en etapa infantil. No creo que sea el profesorado el que impone este estilo. Eso yo lo veo como un estereotipo. Creo que el profesorado termina rindiéndose ante el alumnado, tendiendo a seguir la línea de menor resistencia.
Me explico.
La edad del cerebro de los alumnos es la edad de la memoria. Es su capacidad estrella. Nunca tuve tanta memoria como cuando tenía 5, 6, 10, 12 años. El cerebro está diseñado para adquirir datos nuevos durante esa época. A mansalva. Su plasticidad sináptica es superior (aunque nosotros, los adultos, somos capaces de brotes transitorios de esa capacidad). Cuando uno tiene una habilidad, confía en ella y descuida las demás. Y los pequeños tienen la habilidad de la memoria. Unos más, otros menos. Están por desarrollar muchas otras capacidades. P.ej., su capacidad de concentración (la habilidad de descartar hechos percibidos como nuevos pero no relacionados con el objetivo principal, incluso cuando hay un retraso en la entrada de nuevos datos relativa al objetivo principal; cuyo correlato anatómico y fisiológico está por identifiicar).
Ahí está el esfuerzo del profesorado para que evolucione y adquiera otras habilidades, otros procedimientos. Y ahí la resistencia de los alumnos a entrar en territorios en los que se sienten menos capaces. Lo veo en los más pequeños de Enseñanzas Medias cuando se incorporan al Instituto. Llegan a un entorno diferente, en el que se sienten desorientad@s. Porque se les exigen esas habilidades. Pero ellos muestran una resistancia, a veces feroz. Porque sienten miedo ante los resultados negativos que cosechan, lógicamente, en tareas que les resultan novedad. Novedad obligada por la evolución, por el crecimiento, por la edad. Porque es el momento. Me imagino que también en Primaria los compañeros libran esa batalla contra la exclusividad de la memoria y tienen dificultades con otras resistencias, lógicas, del alumnado.
Porque los que aprenden tienen miedo al error. Creo que para que puedan avanzar les tengo que crear un entorno libre de miedos. Facilitador de errores y de aprendizaje con la equivocación como una base de partida. Sin eso… ¡yo también ofrecería resistencias!
Espero que cuando mi centro sea TIC, el año que viene, yo perciba que he logrado un entorno libre de miedo al error, en el que el alumno se siente confiado para emitir informaciones y no sólo adquirirlas, sabiendo que puede cometer equivocaciones y esperando aprender de ellas.
Espero que cuando mi centro sea TIC aumente la eficiencia de mi proceso y se aceleren algunas de las capacidades. Espero que sepa poner en marcha internet en el aula, ese doble canal, el que hace llegar a los alumnos más información y el que sirve para que el alumnado exponga sus productos a la vista de otros. Si os fijaís, tenemos la costumbre de que el proceso de aprendizaje sea algo muy privado en nuestra actual escuela. Circula, casi siempre, por el canal que une al profesor y al alumno a través de la evaluación (normalmente mediante exámenes). Rara vez tiene el alumnado la oportunidad de exponer a otros su proceso. Yo sí le veo ventajas a que lo haga. Creo que se esforzará por mejorarlo, creo que contará con la perspectiva de muchos otros, creo que aprenderá que hay críticas a las que atender y otras a las que no.
El error no es vergonzante. Es una oportunidad para descubrir y avanzar. Pero si se vive como una amenaza a la autoestima, el error bloquea el avance. Para mí ha sido interesante exponerme en el blog. Me ha obligado a mejorar. Y he visto mis carencias. Estaban ahí, sólo que ocultas. El blog me las ha mostrado. El que no las mirara no evitaba que existieran. Evitaba que me diera cuenta de ellas.
Espero para mis alumnos la misma oportunidad que he tenido, estoy teniendo, yo. Espero que no tengan miedo a mirar, enjuiciar y aprender con ello. Y cambiar si pueden hacia donde quieren.
Espero estar acertando ya. Y que cuando llegen las TIC nada tenga que modificar.
¡¡Ser Centro TIC es toda una aventura!!
Tiene «contras» pero los «pros» siempre los superan.
Tus «nativos digitales» van a disfrutar de lo lindo siendo centro TIC y tu número de «inmigrantes digitales» va a crecer a pasos agigantados…….¡merece la pena!
¡Muchas gracias por el comentario, María!
Sí, yo lo vivo como una oportunidad, no como un problema. Y algunos estamos preparándonos. Porque sé que la metodología tiene que acoger las TIC, no es un paso inmediato. Para reducir los contras.
Me apetece que sea el año que viene.