Dos noticias que salen casi a la vez en BBC Health (un servicio muy recomendable de noticias sobre salud). Una habla de Staphylococcus aureus multirresistente (más conocido por sus siglas MRSA). Otra, del cáncer de próstata. Una es mala, la otra es buena. Una habla de salud colectiva y la otra de salud individual. ¿Adivinas cuál es cuál? Eso sí, ambas hablan de problemas que pueden matar con alta probabilidad. Porque una infección con MRSA no es nada trivial.
La noticia referida a la bacteria plantea que existe el riesgo de que las mascotas como perros y gatos sean una vía aprovechada por el patógeno para transmitirse. Los mordiscos, no las mascotas en sí, no vayamos ahora a lanzar una campaña histérica contra la existencia de mascotas. En realidad, lo que ocurre es que los perros y los gatos nos pueden pasar el MRSA si previamente se lo hemos pasado nosotros a ellos. El MRSA es un agente muy frecuente. Es posible que tú hayas estado en contacto con él. Y que te haya causado una faringitis, o una amigdalitis. Lo normal es ganar. Nuestro sistema inmune está diseñado para ganar a diario. ¡Hombre! A veces empieza a perder y ahí es cuando necesita ayuda. En forma de antibióticos.
Pero hemos usado fatal los antibióticos. De pena. Te cuento, otra vez, hasta hacerme pesado, por qué. Los hemos usado, no para curar, sino para poder seguir yendo al trabajo. De hecho, los tomamos al primer síntoma y sin prescripción médica. Cuando uno enferma, no enferma en el primer síntoma, sino mucho antes. La mayor parte de las veces se debe a que nuestro cuerpo no está tan bien como creemos, no nos hemos cuidado bien, nos hemos excedido, y las defensas lo tienen un poco más difícil para hacer lo que hacen habitualmente y bien. El mejor antibiótico es una buena vida, con alimentación sana, sol en cantidad justa (recuera el papel de la vitamina D), sueño que no falte, poco estrés térmico (que no haya contrastes bruscos de temperatura vamos), bien hidratados, ejercicio suficiente (que suele ser mucho, muchísimo más de lo que hacemos habitualmente, y a diario).
Como todo eso no ha ido bien, hemos tenido que tirar de medicinas que nos ayuden a curarnos.
Pero las bacterias ya cuentan con eso. Están acostumbradas a vencer retos de esa clase, sustancias químicas que les limitan el crecimiento o impiden su supervivencia. Apuestan por el número. Son tantas que alguna aguanta más que las demás. Y esa tiene descendencia. Puede que no mucha y que lo pasen mal, pero no existe el fármaco capaz de erradicar una bacteria (sin matar todo lo demás de paso, quiero decir). Y puede que esa bacteria que le fue mal, pero que aguantó, tenga una bacteria hija que aguante un poco más, la cual tendrá otras muchas, entre las que habrá alguna que mejore a su madre y a su abuela. Y así, hasta que las bacterias anulen la acción de la sustancia que tomábamos para protegernos.
¿Cómo se ha llegado a eso? Pues porque hemos ligado antibiótico a síntomas. ¿Hay síntomas? Me tomo el antibiótico. ¿Desaparecen los síntomas? Dejo el antibiótico. Como si las bacterias hubieran desaparecido. Y no lo han hecho. En todo caso, su número ha bajado tanto que ya no causan síntomas, pero están ahí. Y el cuerpo, el sistema inmune, sin ayuda de antibióticos, no puede con ellas. ¿Dejo el antibiótico antes de tiempo? Pues vuelven a crecer. Y te recuerdo que son supervivientes de las primeras dosis. Es decir, que aguantaron algo más que otras que ya murieron.
Así es como se genera una resistencia.
Y esa bacteria puede pasar a otra persona. En la que, como su cuerpo está bien, su sistema inmune lucha y gana. No le causa enfermedad. Pero, tal vez, no elimina del todo a la bacteria.Y se la lleva consigo de paseo, a otros sitios. Donde pasa a otra persona. O a un perro o a un gato que forman parte de nuestra comunidad. Y así hasta que llegue a alguien que se encuentre débil. Los perros y los gatos plantean más riesgo que una persona porque pueden morder e inocular bacterias en los tejidos afectados por el bocado. Y, si entre esas bacterias se encuentra MRSA, el problema puede llegar a ser mortal, pues los dientes actúan como jeringas que transportan las bacterias hacia el interior de nuestro cuerpo, sobrepasando las primeras barreras de las defensas.
Como puedes ver, la enfermedad infecciosa es un problema de responsabilidad social. Tomar bien los medicamentos es algo fundamental, por ti, sí, pero también por los otros que te rodean.
La otra noticia habla del cáncer de próstata. Uno de los grandes asesinos, junto con el de pulmón, el melanoma, el de mama y ovario, y el de digestivo. Han encontrado un fármaco que actúa de un modo muy bestia. Hace que tumores avanzados, grandes, inoperables porque tendrían que quitar tanto tejido sano que sería un problema muy grave, hacen que esos tumores se reduzcan de tamaño. Mucho.
No se trata de un fármaco nuevo, sino de uno ya conocido, pero que se aplicaba a otras cuestiones. Se llama ipilimumab. Sí, sí, ríete del nombre. Si eres varón, es posible que te salve la vida en algún momento (aunque la verdad es que es uno de los nombres más idiotas que he oído). Y es que el cáncer de próstata afectará a uno de cada seis hombres a lo largo de su vida. Inicialmente era un anticuerpo monoclonal destinado a potenciar el sistema inmunológico y mira por dónde se carga células tumorales de la próstata. Pero muchas. Y muy rápido. Tanto que, aunque los resultados sólo han sucedido en tres pacientes de un estudio, ha pillado por sorpresa a los médicos. Porque se parece mucho a una curación.
Dr Michael Blute, study leader and the surgeon involved said: «I had never seen anything like this before. I had a hard time finding the cancer».
Un cáncer es algo distinto de una infección, aunque hay puntos comunes. Es verdad que en ambos se desarrollan resistencias a los fármacos. Porque si un fármaco no mata a todas las células tumorales, las que sobrevivan tendrán descendencia a la que el fármaco atacará menos. Como te contaba con las bacterias. Pero un cáncer es un fenómeno indiviudal. No contagias ni te contagian. Cómo te comportes con la medicación es cosa tuya. Y las resistencias son menores, porque las células están descontroladas en su reproducción, no porque estén seleccionadas en entornos llenos de sustancias químicas que las pueden atacar, como ocurre con las bacterias. Un cáncer sucede cuando las células se olvidan de cooperar. Una infección es, por el contrario, una lucha entre especies que tienen que luchar y que habitualmente no cooperan (¡cuidado, que aquí hay excepciones, pero eso te lo contaré otro día!).
Por eso tenemos más esperanzas de evolución futura positiva con los tumores. Porque poco a poco les estamos comiendo terreno. Desde hace años, aunque el cáncer aumenta (por nuestro estilo de vida, y ese es otro punto común con las infecciones), también aumenta el porcentaje de gente que sobrevive. Mueren más porque hay más cáncer, no porque haya peores resultados. Y es que cada año sobreviven más personas a los tumores. Y no cesamos de avanzar. No es infinito ni mucho menos el número de genes que se averían para conducir al cáncer. Ni las células cancerosas tienen comportamientos impredecibles. La muerte, en el cáncer, procede más bien del desconocimiento que aún tenemos de la enfermedad. Cuando aprendamos más de estilos de vida saludables, de mecanismos de proliferación celular de tumores, y de fármacos, el cáncer irá retrocediendo.
Sin embargo, con las infecciones no pasa eso. Las conocemos bien, sabemos cómo ocurren y cómo vencerlas. De hecho, nuestro cuerpo las vence todos los días. Y es verdad que ha habido una época histórica muy buena, que se inició cuando pillamos a las bacterias por sorpresa, a contrapié, con los antibióticos. Pero se han ido acostumbrando, generando resistencias. Y cada vez vamos a peor. Los fármacos que tenemos nos sirven cada vez menos. Volvemos a una época en la que luchábamos con las bacterias sólo con el sistema inmune. Pero empeorado porque hoy hay muchas más bacterias y mucha más oportunidad para infectarse. Claro… ¡Hay más gente!
Nos da más miedo el cáncer que una infección. Es probable que a los habitantes del siglo que viene les ocurra al revés.
Artículos como este y como el de la complejidad de las bacerias quizá sirvan para desterrar de una vez por todas la equivocada idea de que las bacterias son seres inferiores, simples y poco evolucionados.
Cuanta razón. Y no sólo el mal uso que hemos hecho de los antibióticos en casa, es todavía peor el uso que se les ha dado en las factorías de cría de animales, inflándolos a antibióticos y liberando el exceso al medio ambiente. Y como bien sabes las bacterias son una red interconectada, un microcosmos que coopera, ellas inventaron el sexo, cuando una consigue un gen de resistencia, lo empaqueta en un plásmido hace copias y lo pasa a las demás.
El cancer es mucho más prometedor, sobre todo porque no tenemos forma de meter la pata, poco que perder y mucho que ganar. En este campo se ha hecho un esfuerzo enorme y está dando unos frutos brutales, este si que es dinero bien invertido, aquí están los verdaderos fichajes. La ciencia es lo único que avanza hacia adelante, todo lo demás da vueltas. Gracias por el blog.
¡Hola Hurón y Flagellum!
Perdón por el retraso en responder. ¡Cosas del trabajo! 🙁
Creo que sí. Que asociar simplicidad y bacterias es un error profundísimo. Creo que, de hecho, la compartimentación que se produce en eucariotas es una línea simplificadora. No de la organización, pero sí de la fisiología.
Y la verdad, es que tienen tantas restricciones las células de un conjunto, que el cáncer promete ser posible de entender en algún momento. Pero a las bacterias, no veo yo cómo ganarles, si no es con lo que ya tenemos: el complemento (es parte de la inmunidad poco atendida porque los anticuerpos son la «estrellita», pero que curra todos los días, a diferencia de los anticuerpos, que sólo de vez en cuando, las raras veces que el complemento falla).
José Luis Castillo eres un pallazo y un falton SANTIAGO Y SIERRA ESPAÑA
¡Hola Alcaparra!
¡No te llamas alcaparra, verdad? ¡Espero que no! Sería una broma terrible de tus padres, jeje. ¡Es broma! La mía, digo. Jejeje. 😉
Si supiera lo que es pallazo seguro que te daría la razón. En todo caso sí sé que soy un payaso. Probablemente pallazo también, jeje. Y faltón… me temo que sí. No soy una buena persona, te lo aseguro.
Por cierto, creo que Santiago no quería que se serrara a España, jejeje. No seas separatista, que a mí me gusta estar en un país bueno con gente buena… No quieras serrarlo.
¡Hale, a pasarlo bien! 😉
Hola amigos, me llamo José Francisco, con cáncer desde hace 14 años, desgraciadamente perdía mis padres, mi hijo y 1 hermano por culpa del cáncer. He tenido la oportunidad de encontrar y someterme a un tratamiento realmente excepcional, no agresivo, compatible, sin intereses económicos etc. Invito a todas las personas afectadas por un cáncer, sea el que sea, a buscar 2 “VACUNA BIOLOGICA AUTOLOGA CIMT-54”. Una opción real hacia la esperanza. Desarrollado por el departamento de investigación de la Universidad Manuela Beltrán tras 15 años de investigación.
Saludos
las bacterias son seres inferiores
ammmmm emmmm mmmmmmm va pues
las bacterias son seres inferiores asi de simple
¡Hola Bitch y Margarita!
¿Podríais definir inferior? Os recuerdo que las bacterias nos pueden matar…