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En septiembre de 2003 publicaba Investigación y Ciencia que la sobrepesca había reducido radicalmente las poblaciones de peces hasta un nivel desconocido por mínimo. Especialmente las de peces depredadores. Así, cada día hay que pescar más lejos, más profundo, con artes más sofisticadas, para lograr peor resultado. Aún así, en aquel año, aún con todos los datos en la mano, había gente que se resistía a creer que la situación era tan desesperada. Veían las pescaderías llenas de merluza y lenguados. Está claro que en todas partes hay latas de atún. Pero la realidad es que cada día cuesta más que cada pieza llegue al consumidor. Y esa situación es insostenible. Y lo es a un plazo insospechadamente corto. Lo decían Daniel Pauly y Reg Watson, del Centro de Pesquerías de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá. Desde entonces la situación no ha mejorado. Ha empeorado. Lo contó Virgina Gewin en un artículo que resumía la situación hacia 2004. Hoy, y cualquier día del futuro, podrás ver la evolución de lo que sucede consultando la página de la FAO (entidad perteneciente a la ONU) que se encarga de seguir la situación de las pesquerías mundiales.
It is becoming increasingly apparent that the vast blue expanse of ocean—the last frontier—is not as inexhaustible as it once seemed. We can now fish anywhere, at any depth, for any species. Few disagree with the overriding conclusion that humans have drastically altered not only fish biodiversity, but, increasingly, the ocean itself.
Most agree that the large predators, particularly sharks, skates, rays, and marlin, are in the most dire straits. Unlike other lower-trophic order species, the wholesale removal of top predators has enormous effects on the rest of the ecosystem. One consequence is that overall reproduction rates can potentially suffer. Fish size, gender, and age at maturity have a substantial impact on individual species’ reproduction rates. Since larger fish are the most susceptible to fishing, the population’s age structure can shift as individuals, particularly females, are fished out.
While lowering fisheries’ effort seems the most logical approach to the recovery of depleted fisheries, social and economic concerns often stymie political action. Yet demand for seafood continues. Therefore, scientists also are investigating both conservation and alternative production options. One management strategy to recover species is to create marine protected areas, zones that restrict all removal of marine life. Aquaculture (also known as fish farming) is another, increasingly popular, option.
Lo que pasa es que mucha gente no lo cree por que no lo concibe, por que prefiere no creerlo. Pero cuando oigas los datos creo que tendrás el mismo miedo que ellos y que yo. Te cuento. Hasta 1982 el océano era libre para todos, pero en esa fecha la ONU adoptó el Convenio de la Ley del Mar, que permite a un estado reclamar como zona económica exclusiva 200 millas a partir de su costa. Esas áreas resulta que engloban la mayor parte de la plataforma continental (la zona menos profunda del océano, la más productiva, equivalente a los bosques en la superficie emergida). El objetivo del convenio era acabar con siglos de disputas y racionalizar la pesca. Pero ni de broma. P.ej., Canadá ilustra muy bien lo muy mal que se ha hecho. Ha subvencionado una flota nacional para sustituir a las flotas extranjeras que pescaban en sus aguas y la ha puesto a trabajar a toda máquina para que ningún país pueda aprovechar los excedentes de pesca que pudieran corresponderle si Canadá no los captura. El resultado, esquilmar las pesquerías estimulados por las subvenciones. O, también, los que le ha sucedido a países más pobres, sin esa capacidad industrial de crear una flota, que han recibido fortísimas presiones para permitir el acceso de barcos extranjeros que carecen de cualquier incentivo para respetar el caladero puesto que no es propio. O también, China, que infla artificialmente las cifras de pesca para evitar que buques extranjeros acudan a sus costas.
Y desde entonces ha ido mal. Bastante mal.
Se han incrementado las tecnologías, los buques, los trabajadores, el esfuerzo en suma. Y las capturas están en declive. Pero no sólo en kilos totales, sino en calidad. Al principio, las especies más apreciadas y más explotadas eran los grandes peces depredadotes (atún, pez espada), pero conforme se van agotando se sustituyen por peces cada vez menores. Una cosa es pescar depredadores y otra presas. Los depredadores no son consumidos en grandes cantidades por otras especies (p.ej., cetáceos) por que no son abundantes. Pero las especies menores sí. Es decir, que cuanto más bajamos en la red trófica, más amenazamos al ecosistema completo. Y ahora estamos bajando mucho porque los peces grandes, depredadores, están prácticamente agotados. Se calcula que quedan el 10% de los que había hace 50 años.
¿Tanto pescado comemos? Bueno, tú y yo no, pero hay países, como Japón, en los que el pescado es parte fundamental de la dieta. Son países con poco territorio para cultivar, por lo que históricamente han tenido poca ganadería y la pesca es algo muy arraigado. Pero, además, los peces sirven para muchas más cosas que para ser comidos. Con ellos se hacen harinas para piensos con los que alimentar a animales de granja. Es decir, para convertir comida de un sabor en comida de otro, pero con el agravante de que durante el proceso se pierde la mayor parte, porque los animales de granja no convierten un kilo de pienso en un kilo de carne, sino sólo en 100 gramos. Y, lo que es peor, lo que convierte esto en un desperdicio, es que para elaborar piensos se emplean algunas veces peces que son aptos para el consumo humano.
Ha varias soluciones pero ninguna buena del todo por sí sola. La acuicultura puede aliviar la presión pesquera, pero sólo si se crían especies que no consumen pescado (sería un contrasentido criar peces a los que hay que alimentar con peces si queremos proteger a los peces; me he hecho un lío pero tú me entiendes). Es el caso de almejas, mejillones, peces herbívoros, etc. También hay que cambiar la forma en que se pesca. Por que es esencial conservar, no sólo los peces, sino la estructura de los ecosistemas en los que viven. ¿De qué serviría proteger a una especie si no se conserva la roca en la que deja los huevos, sus presas, las presas de sus presas, los depredadores que eliminan a individuos enfermos y evitan contagios de enfermedades, etc.?
Lo mejor sería dejar áreas de restricción pesquera, santuarios, lugares donde nadie pueda capturar. Así las poblaciones se recuperarían allí y los peces migrarían a otros lugares, donde sí podrían ser pescados. Pero eso no ocurrirá mientras haya tantos barcos, tantos subsidios manteniendo barcos, tantas familias dependiendo del mar para vivir. Hay que introducir cambios sociales para poder permitir que las pesquerías sobrevivan. Y nosotros con ellas, pues estoy firmemente convencido que el destino de los peces es el destino de los seres humanos. Si no somos capaces de protegerlos no seremos capaces de protegernos.
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Hola a todos:
Me gustaría intervenir en este blog, pero no tengo práctica, me lío, me pierdo. no sé elegir lo que me interesa… mando un SOS para el que me quiera mandar una cuerda, que ya agradezco.
nombre josé Luis
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