La ciencia no lo sabe todo. Hay muchas fronteras del conocimiento, hay muchas anomalías que no tienen sentido y que indica que todo lo que conocemos acerca de un campo dado podría estar equivocado. Incluso hay muchas cosas que no sabemos acerca de nosotros mismos. Por tanto, en esos territorios tan amplios, puede y debe haber creencia. Y luego, la ciencia, como sistema que trata de descubrir qué creencias son falsas, llegará, antes o después, y clarificará.
Pero sin creencia antes es imposible que pueda haber ciencia después.
No deberíamos despreciar la creencia sana, como conocimiento en regiones no habitadas por la ciencia, por la simple razón de que haya malas creencias, insanas, que hay que descartar porque se oponen a la ciencia, igual que no deberíamos despreciar a la ciencia porque haya mala ciencia que disfraza de conocimiento objetivo lo que no lo es.