Y vino. Y jamón y queso.
Hoy lo he visto. He visto cómo nacen las ideas. Las de verdad, digo. Las gordas. Lo he visto en casa de Javier y Mar. Esos amigos fijos. Él acaba de publicar en Investigación y Ciencia (lo que allí se escribe es por invitación, nada menos). Javier Cabello. Me ha llamado para que conozca y coma un ratito con muchos y muy buenos. José Paruelo, el científico argentino más citado de todos los campos del saber. Miguel Delibes de Castro, uno de mis grandes mitos, investigador donde los haya (si no lo conoces y lo tengo que presentar, va a ser inútil; con que te diga que es grande, grande de verdad, vale). ¡Qué placer tan enorme!
Y he vuelto a ver a mis compañeros de viaje del año pasado. La verdad es que encontrar a gigantes del pensamiento me ha impresionado. Pero encontrar a Elisa y Domingo me ha hecho feliz.
Y conocer a varios otros. Perdón por el olvido; el vino…
Entre loncha y loncha, lo que he visto esta noche es que las ideas científicas nacen de la emoción. De la emoción de trabajar juntos. De confiar unos en otros y contarse cosas, de no reservar para uno. No se puede ser científico siendo local. Y el «yo» es local. Comer y reir juntos es una manera de hacer ciencia. Yo siempre pensé que no sabía hacerla. Contarla sí, contarla sí que sé. Pero he podido disfrutar viendo como nace. Y a lo mejor algún día puedo hacerla. Porque sé reir y sé hablar.
La ciencia es una manera de ser respecto a otros. Eso lo he aprendido esta noche. De Javier.
Mar, Javier, un beso muy fuerte, os quiero mucho.
Me encanta el resumen de la noche. Si algo he aprendido en este grupo es que la ciencia, el trabajo y cualquier proyecto, sea de las dimensiones que sea, nace de personas. Al final a todos nos gusta reir. Y comer. Pero sobre todo reir. Y a partir del buen ambiente dejan de importar las largas horas de trabajo, porque sabes que todos los demás están de tu lado. Un placer volver a verte, y a leerte. Prometo no dejar que pase tanto tiempo hasta la próxima vez que nos veamos. ¡¡Y enhorabuena por el blog!!