Iglesias, lejía y Locke

Cuenta The Guardian que un tipo llamado Jim Humble anuncia la venta de un producto milagroso, llamado MMS (ni de coña pienso poner ningún link a eso, y por eso me refiero al tipo y al MMS). Afirma lograr curaciones con él. De cualquier enfermedad, claro. Analizado por la FDA (el organismo que en EE.UU. se encarga de autorizar productos farmacéuticos y alimenticios) resulta ser lejía. Ni más ni menos.

“The product, when used as directed, produces an industrial bleach that can cause serious harm to health. The product instructs consumers to mix the 28 percent sodium chlorite solution with an acid such as citrus juice. This mixture produces chlorine dioxide, a potent bleach used for stripping textiles and industrial water treatment. High oral doses of this bleach, such as those recommended in the labeling, can cause nausea, vomiting, diarrhea, and symptoms of severe dehydration.”

Su publicidad ha sido prohibido en diversos países, obviamente. Y como ha sido prohibido al hombre se le ha ocurrido fundar una iglesia. Para amparar su producto en la libertad religiosa.

Página web
Fuente: The Guardian

Prfffff…

Sobre su web, seguro que Locke, el gran filósofo, haría un excelente análisis de lo que nunca debiera aceptarse. Pero como Locke murió en 1704, lo tendremos que hacer nosotros, entre tú y yo. Y ahora tú dirás: «uffffff… para pensar ando yo…». Creo que la situación se está poniendo seria respecto a cuestiones de productos milagro. Sólo hay que ver cómo circula la gente por ahí, usándolos, comprándolos. No, no, aunque sea un poco complicado, estoy convencido de que traer a Locke a esta historia es importante. Aunque sea algo durillo de leer.

Locke distinguía varios tipos de argumentos. Uno de ellos era lo que el llamaba «ad verecundiam«. Sí, sí, un nombre raro, pero que sólo quiere decir una cosa. Como tú admites que yo digo algunas cosas importantes para ti, que son ciertas, válidas, pues todo lo que diga lo será. La técnica de Jim Humble, entonces, es sencilla. Dice cosas válidas, genéricas, que sus fieles están dispuestos a aceptar. Y luego les presenta su MMS, su producto milagroso. Como lo primero fue cierto, y con ello se ganó su respeto, lo segundo seguro que también.

Otro tipo de argumento es el «ad hominem«. Se trata de presentar al contrario como poco fiable. En este caso el contrario es la iglesia católica. Lo que hace Jim Humble es ponerla a parir por su historia reciente de pederastia. Que es bastante infame, cierto. Pero eso sólo significa que esa historia es infame, no que Humble esté en lo cierto.

Otro tipo de argumento es el «ad ignorantiam«. O sea, que como tú no lo sabes de algo, yo estoy en lo cierto, diga lo que diga. Y eso sólo significa que yo no sé suficiente sobre algo, no que tú lo conocoes. Humble dice que la ciencia no sabe curarte. Luego el sí. Pues vaya…

Curiosamente no aparece por ningún lado el cuarto tipo de argumento de Locke. El «ad judicium«. El que se refiere exclusivamente al valor de lo que defiendes, sin entrar en otras consideraciones. El único válido, para Locke. No, no, de ese no habla Jim Humble.

Que, por cierto, pretende superar lo que la Biblia cuenta de Jesucristo. Que meramente tocando a la gente curaba. Él afirma que ha desarrollado y perfeccionado esa técnica y que piensa llevarla a todo el mundo…

Sí, ya sé, las creencias de la gente se consideran importantes. Pero no más que la ciencia. Nunca. Porque la ciencia es conocimiento objetivo. La ciencia puede decir qué es mentira. Las creencias no. Por definición, ninguna creencia es mentira. Así, las estafas tras los productos milagro suelen revestirse de religiosidad o de misticismo. Para protegerse de la ciencia. Pero eso tiene su lado débil. Si ninguna creencia es mentira, tampoco ninguna puede ser verdad. Sin embargo, lo que dice la ciencia sí puede ser verdad (aunque no lo sepamos con seguridad).

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6 respuestas a «Iglesias, lejía y Locke»

    • José Luis Castillo

      ¡Hola Ángel!

      ¡¡¡Totalmente de acuerdo!!! Es una variante del «ad verecundiam» que ha crecido tanto que ha adquirido vida propia. Sólo que en vez de ser sabiduría de una persona, le cocendes sabiduría a la masa. Y eso es cierto muchas veces, pero no todas. Y las que no es cierto, causa un daño tremendo.

      ¡Un saludo y gracias por la aportación! 🙂

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    • José Luis Castillo

      ¡Hola Milhaud!

      Es que no hay nada como recurrir a los que lo dijeron muy clarito… Creo que «desmontaje de pseudociencia» podría ser uno de los proyectos que aborda el alumnado de diversos niveles en la educación. Casi que tendríamos que pensar en elaborar una propuesta didáctica por ahí…

      ¡Muchas gracias por pasar, compañero! 🙂

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