Me encantó leer una cosita que escribió Thomas S. Kuhn. Decía que la ciencia es una «tentativa tenaz y ferviente de obligar a la naturaleza a entrar en los marcos conceptuales proporcionados por la educación que los científicos han recibido». Sólo cuando la naturaleza se resiste a encajar es cuando hay que cambiar de forma de pensar, cuando hay que crear nuevas ideas, nuevos marcos conceptuales, nuevos modos de pensar. Y nuevos modos de educar a los científicos.
Me sorprendió el calado de esta idea. Porque significa que la imagen que tenemos de la naturaleza nunca es fiel reflejo de la realidad, sino fiel reflejo de cómo vemos la realidad. Osea, que tiene más importancia cómo piensa el observador que cómo es lo observado. Tienen más importancia los ojos que la imagen. La educación impartida determina cómo será la visión que tengamos de la realidad.
Y eso también significa que la formación del científico es muy relevante. Porque su formación incluye su forma de pensar, su forma de mirar. Que luego nos devolverá el científico, o la científica, mediante su forma de entender la realidad, su forma de decir cómo es la naturaleza. Es un trato justo. Educación a cambio de información. Primero te formo, luego me cuentas para qué te ha servido la formación que te he dado.
Sólo que la visión que me des vendrá determinada por la educación que te doy. Y si no se enseña a los futuros científicos cómo introducir cambios en lo aprendido, si no se les enseña que, además, esos cambios son necesarios-inevitables-deseables, si no se les enseña que hay que adaptarse a ellos, que hay que saber abandonar una parte de lo aprendido para abrazar ciertas novedades (no todas, sólo las que hayan demostrado su poder científico), si no hacemos todo eso, la visión que recibiremos de la naturaleza… ¡será la misma que le dimos mediante su educación! No habríamos avanzado…
Por tanto, un elemento importante en la educación de las y los científicos es el cambio, sus mecanismos, su necesidad, sus filtros….
Pero como la naturaleza es compleja, al científico, o a la científica, le lleva mucho tiempo su formación. Y le cuesta mucho trabajo. Por eso hay que tener cuidado con los cambios. Los habrá que merezcan la pena y los habrá que no, que no superen la prueba del tiempo. Filtrar los cambios es también importante.
Te decía que la formación de los futuros científicos lleva su tiempo, cuesta trabajo. Y tiene su herramienta. Un científico se forma estudiando paradigmas. Los de su campo y los de otros. Y el instrumento más habitual que usa es el libro de texto. En él, los conocimientos están organizados para ser comprendidos. Predomina lo general y el nivel de detalle es bajo. Incluye aplicaciones prácticas de los paradigmas y algunos ejemplos relevantes de experimentos o descubrimientos. Y han tenido éxito en lo suyo, que ha sido formar científicos.
Pero el libro de texto tiene limitaciones. Te dice cómo comprender la ciencia, pero no cómo usarla, como emplearla para tomar decisiones o resolver problemas cotidianos. Tampoco te suele decir cómo eran las cosas antes de llegar a ese estado de conocimientos. Así es que la sensación que da es que la ciencia es algo que se sabe, no que se usa, y algo que se sabe ahora, mientras que la antigüedad fue un tiempo oscuro y lleno de errores. Pero sólo es una sensación. Por todo esto el libro de texto no está orientado a usuarios de la ciencia distintos de los científicos. Es una buena herramienta para lo que es, pero no fuera de su contexto.
Y, además, los libros de texto están concebidos como negocio. Y la información, en el marco de la formación, es un derecho, no un negocio.
Lo que pasa es que el éxito de los libros de texto a la hora de formar científicos produjo la sensación de que podía ser un éxito para formar a todos en cualquier cosa. Y el modelo «libro de texto», propio de la educación de los científicos, se trasplantó a la educación de todos.
Y yo creo que no ha funcionado. Bueno, esa es una opinión personal, claro. Avalada por 22 años dando clase, por haber visto que la mayoría de los aprendizajes del alumnado sucedía fuera de los libros de texto, por los miles de alumnos que he visto terminar estudios sin aprender a pesar de estudiar por muchas horas de conversación con muchos docentes coincidiendo una y otra vez en esto. Pero bueno, una opinión personal nada más.
Y es que creo que la gente aprende mucho más hablando, moviéndose, escuchando, escribiendo, sintiendo y leyendo que solamente leyendo.
El libro de texto puede contener actividades, pero no lo veo un instrumento activo. Al menos yo no, y no para la mayoría de la gente.
¿Será esa una de las raíces de la crisis educativa? ¿Será que hemos elegido mal la herramienta para educar? Vale que en el pasado había pocas opciones. O libro de texto o poca cosa más. ¿Pero ahora!!!!? Con lo tIC…
¿Puede ser ahora el momento de un cambio de paradigma educativo? ¿Puede ser ahora el momento en el que tenemos que crear conceptos nuevos, modos de pensar nuevos, modos de sentir nuevos? ¿Puede ser ahora el momento para decirle a un alumno que hable en la clase en vez de que lea y calle?
Comparto el enfoque que aquí presentas respecto a la formación y el libro de texto. Se producen los efectos que citas pero imputas al libro de texto acciones que no son suyas. Por ejemplo, dices muy bien : “…Y es que creo que la gente aprende mucho más hablando, moviéndose, escuchando, escribiendo, sintiendo y leyendo que solamente leyendo…” pero el último “solamente leyendo” no es un problema del libro de texto, es un problema del profesor que se empeña en limitar todo su ejercicio docente a un texto concreto obligando al alumno a examinarse en esa unívoca perspectiva tan corta como pacata y triste. El libro de texto no es un catecismo, es sobre todo un libro más de consulta con un desarrollo curricular concreto. Si el profesor lo usa mal comete el mismo pecado que hoy tan frecuentemente observamos en cantidad de PowerPoint/s que pasan ante los alumnos a modo de película… sin más, lo cual no quita que haya excelentes libros de texto al igual que excelentes presentaciones. Las herramientas dependen del uso que las demos. Lo del “lea y calle” no tiene que ver con el libro. El libro como el alumno son víctimas de una orden concreta que si es impuesta por el profesor como único procedimiento de trabajo no pasa de ser una burrada. Leer y escribir, escuchar y hablar en clase han sido siempre valores escolares reconocidos y desde finales del XIX impulsados a través de los entonces nacientes movimientos de la escuela nueva o activa, y el libro de texto ha sido un protagonista indiscutible aún hoy vigente.
Insisto, el problema no es el libro impreso, es el uso que hacemos de el. Lo mismo puede ocurrir con el uso que se hace de Internet. ¿Estás seguro que la información presente en Internet es absolutamente gratuita? . Que el usuario final obtenga algo gratis no quiere decir que se produzcan costes, transacciones y beneficios diferidos. También las nuevas tecnologías pueden usarse mal. El problema es del usuario, alumno o profesor.
Por supuesto comparto contigo lo que dices acerca del cambio y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías en función de las mejoras que pueden aportar o los nuevos paradigmas a que puedan dar lugar, pero me ha parecido oportuno hacer los matices anteriores. Como bien dices es importante el cambio, filtrando, valorando resultados y evitando caer en la “innovaditis” porque sí o porque queda guay.
¡Hola Javier!
Sí, es un problema que tenemos el profesorado. Que, en realidad, la mayoría de nuestro aprendizaje consciente ha sucedido en libros de texto y, por tanto, nos fiamos en exceso de ellos. Pero en la realidad, nuestro aprendizaje efectivo ha sucedido durante las clases. Es decir, cuando hacíamos algo. Muchísimos docentes compartimos esa sensación de haber entendido algo de verdad mucho después de haberlo estudiado, cuando lo hemos explicado.
Y esa es otra trampa. Sustituir el libro de texto por nuestras explicaciones no nos lleva mucho más lejos. Porque con ninguna de las dos fuentes el alumnado es activo.
Tienes razón. No es el libro de texto, es cómo se use. Pero también discrepo. El libro de texto es difícil que se pueda usar bien. No está al alcance de todos los docentes usarlo bien. Cuesta mucho trabajo. Y sin embargo, todos lo damos por evidente. Y es que el libro de texto tiene que convertir al alumnado en activo.
Para empezar, se confunde el libro de texto con un libro de literatura. Ha de ser leído. Y ha de comenzarse por el principio y llegarse al final. Si eso no lo hace el 95% del profesorado, que baje dios y lo vea. Y no es eso. Es un libro de consulta que debería ser abierto cuando haga falta por la página que haga falta. No por el principio.
Para continuar, tiene actividades. Pero esas actividades no están presentadas para convertir al alumnado en activo, sino en reproductor. En esas actividades, el alumnado no se ve reflejado. No contienen esfuerzos para contextualizar, para presentar un problema conocido en un contexto distinto y relacionado con la vida del alumno. Sí, tiene actividades, pero no, no tiene tareas orientadas a competencias.
Para casi acabar, el libro de texto no es una herramienta orientada a la cooperación. No digo que no se pueda usar en cooperativo. Pero no es su vocación para nada, tal y como yo lo veo.
Para acabar (por ahora, espero, que me sigue apeteciendo, y mucho, que esto se convierta en un diálogo largo 🙂 ) el libro de texto se ha convertido en un negocio. Para las editoriales. Y yo estoy convencido de que hay cosas que no pueden ser un negocio. No imagino que una editorial pueda pagar lo que cuesta tener a cientos de profes compartiendo recursos y contándose cómo convierten esos recursos en actividades. Y no imagino menos que eso para poder hacerlo bien y sustituir a un libro de texto.
Por eso sí que he terminado pensando que el libro de texto, como protagonista, no es una buena herramienta. El protagonista es el docente. Que recopila recursos y los convierte en actividades (esta idea se la debo a Manuel Mª Cardeñosa). Y tengo la sensación de que los docentes hemos dimitido, al menos parcialmente, de esa función, delegándola en gran parte en el libro de texto. Por eso me planteo que, aunque me pueden dar juego, mejor sin ellos. Me quitan más de lo que me dan. Y en esas estoy. Aún los manejo, pero yo dirijo. Y a la espera de cooperar con suficiente gente y de acumular suficientes recursos como para que elegir una actividad no sea un problema. Mi meta es finalizar este año y decir adios a los libros de texto.
A ver qué tal… Por que deshacerse de muletas no es fácil… Para uno solo, claro. Pero para uno en red… es facilísimo!!!
Por eso, mi meta, para eliminar libros de texto, con garantías para mi alumnado, es integrarme bien en las redes en las que me quiero integrar.
¡¡¡Saludos de los grandes, compañero!!!
Increible, estupendo, me encanta el articulo que has escrito con ayuda de gran información y tu experiencia en este campo, que es la educación;)
¡Hola Alberto!
Pues muchísimas gracias, tío. Espero que os guste lo que os tengo preparado para este año… Jejejeje. 🙂 Nos vemos…
Mira José Luís que andaba yo con este enlace guardado y extrañado de que no respondiera una persona como tú, teniendo como tienes un blog como el tuyo. Creo que sabes como yo que en esto de los blog mantenerlos está bien, recibir comentarios está muy bien y responderlos está mejor que mejor. Y es que un blog es más que escribir un post por semana tal y como se acordó con no sé qué periódico, editorial o institución. Un blog es esto de aquí en tu blog, es escribir (hablo) + leer respuestas (escucho) + ¡¡ responder ¡¡ (dialogo… sin acento) … es decir, un blog es ¡¡ COMUNICAR ¡¡ y quien haga otra cosa que escriba en un periódico, revista o circular institucional. Yo suelo cenar con la TV a las nueve de la noche y desayunar a las nueve de la mañana con la radio. Mira, ni una ni otra me sobra y ambas me vienen bien. Ahora, cuando acabo de cenar, dejo la tele y me pongo con el ordenador e Internet… que también me viene bien y cuando deje algo (aquel cassette – proyector de cuerpos opacos – diapositivas – proyector 16mm …) será simplemente porque ya no lo uso y no bajo los auspicios de revolución cultural alguna, porque las revoluciones no son nada si no las hacemos nosotros mismos. O sea que sigo el lema RAE bajo su primer criterio lingüístico o criterio del uso (la lengua la hace el hablante con su uso más que cualquier ideario socio-político-cultural…y no sé que más).
Es decir, defiendo el libro de texto porque aún se usa mayoritariamente y algo tendrá favorable porque aunque posible es raro que la mayoría/mayoría ande tan errada. Yo no uso libro de texto hace más de diez o doce años, pero no impulsado por afanes renovadores, simplemente puedo prescindir de ellos porque carezco de requerimientos curriculares al estar destinado en actividades extraescolares con un proyecto libre y abierto (InterPeques – Tinglado) al que diversas circunstancias en el entorno educativo vasco nos ha conducido a algunos profesores/as de Primaria y Secundaria principalmente. No me paro en detalles que se salen de lo aquí tratado, pero entiendo a mis compañeros/as responsables de área o tutoría cuando se amorran al libro de texto presionados por sus obligaciones con los cuestionarios oficiales que están ahí, no son libres y cuyo desarrollo cuesta lo suyo.
José Luís, leída tu respuesta la comparto casi totalmente. Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, pero, hoy por hoy, el libro de texto aún es lo que es y dejará de serlo sin presiones y porque mejores herramientas darán mejores soluciones que los profesores adoptarán cuando ello sea YA real y no solamente un proyecto innovador. Mira imágenes enlazadas a través de Pangea y a fecha de hoy…
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http://www.pangea.org/dim/aulatic/docs/angelsrafael3.jpg
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…todavía es buen comienzo de trabajo la ¡¡ CONSULTA ¡¡ de textos (que no monocordes y repetitivas lecturas) de textos/documentos/papel para acometer un trabajo…
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…en Internet y desarrollar producciones digitalizadas…
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…en grupo, libres, abiertas y demás.
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Sí José Luís, el libro de texto puede y debe usarse bien, se puede consultar SIN requisitorias de lecturas obligadas PERO con los objetivos que nos viene marcados a no ser que nos pongamos a hablar de otra cosa (currículum explícito e implícito, abierto o cerrado, patente u oculto).
Nuestra generación se ha educado con el libro de texto José Luís, es cierto, pero ya me dirás tú quien coño se ha leído un libro de texto COMPLETO… yo no, desde luego. Por supuesto que nosotros somos los primeros sorprendidos al cotejar lo aprendido (libro) y lo enseñado (clases) observando cuanto más aprendemos con lo segundo que con lo primero… pero ¡ojo¡ … tiempo al tiempo, cada cual tiene sus momentos y nuestros alumnos/as también.
Las nuevas actividades de los nuevos libros de texto ya vienen digitalizadas. Ojo con las editoriales (en las que trabajan montón de profesores/as) que nos pueden coger la delantera como ya hicieron en los ochenta cuando ya comenzamos con este tema del NO a los libros de texto para acabar haciendo nosotros… libros de texto al fin y al cabo.
Tu propuesta…
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http://profeblog.es/blog/joseluis/2009/09/25/numeros-enteros-pasitos-para-un-lado-y-el-otro-y-risas-muchas-risas/
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…es la clave, ahí somos irremplazables y cuando abundan iniciativas así sobran chapas expositivo-textuales-curriculares… pero ¿llega a todo? o ¿está al alcance de todos? … Tampoco es grave si no es así, a mi me enseñó a leer en los 50 Don Benceslao con una cartilla en la que la I era un tren que hacía PIIII … y tampoco fue tan grave coño . Si aún hace falta papel…
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…sea, que nos va a sobrar tiempo para quitarlo cuando deje de ser necesario y sin olvidar que las emulaciones…
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…aún salvando distancias no nos sacan de posturas pasivo-receptivas a la expectativa.
Respecto al negocio, en una sociedad capitalista como la nuestra, ¿qué hay gratis? incluida la cultura, la educación …y cualquier cosa acabada en –ón- que no me atrevo ni a nombrar. ¡¡ Cientos de profesores compartiendo recursos ¡¡ , ¡¡ ojalá ¡¡ José Luís, aún somos muy, muy pocos.
Efectivamente, el protagonista NO es libro de texto, tampoco el docente, el protagonista es el aprendizaje, el aprendizaje del alumno/a y el del profesor/a. Sí, dimitimos y delegamos en el libro de texto, que es casi como delegar en el cuestionario oficial, lo más simple, lo más fácil, la voz de mi amo…serán las prácticas reales y mayoritarias quienes marquen otra pauta y en eso estamos.
Saludos compañero, perdóname si me pongo a veces del lado oscuro probablemente influenciado por esta coña de la edad que a partir de los 60 te hace forzosamente escéptico.
Un abrazo.
¡Hola Javier!
Que faena, chico… Como llevaba varios link el antispam del blog tenía bloqueado tu comentario… Me acabo de dar cuenta… Te escribo un mail para disculparme aparte de esta respuesta!
Totalmente de acuerdo que los libros de texto sirven aún. Y que irán dejándose poquito a poco. Y sí, la clave es convertirlos de biblia en consulta. Pero eso significa profundos cambios metodológicos. Para empezar en la evaluación. Ahí es donde espero que haya avances. Pero aún no los veo. Y me da la sensación de que no suceden porque está el libro de texto. Uf! La pescadilla que se muerde la cola.
Y por eso lo enfocaba así, porque es posible que usando lo mismo, aunque sea de maneras algo distintas, no haya grandes cambios. Eso es lo que me preocupa. Pero es más una intuición que una certeza. Que depende de cientos de profes compartiendo. Llevas razón, somos pocos… todavía. El otro día, en un contexto muy ilusionante, me lo decía @jrfern, que en Andalucía seremos pocos, realmente. Pero yo creo que está creciendo y que terminará siendo imparable. Una editorial no puede pagar a muchos profes para crear un libro. Y desde luego, 20 ó 30 está fuera de su alcance. Creo que la experiencia «software libre» se repetirá en educación con los contenidos. Pero es una fe, en realidad, lo admito. Perfectamente podría ser de otro modo.
Y desde luego, al quitar los libros de texto hay que poner otra cosa. Y no todo vale. Un .pdf no vale. No es interactivo. ¿Mi alternativa? Propuestas de tareas orientadas a competencias. Y cuando digo tareas hablo de una situación, un contexto; y un problema; y unos objetivos curriculares vinculados (si es posible, de varios temas; si es posible, compartidos por diversas materias). Y unos pasos para lograr la tarea. Y uno o varios productos. Con el libro de texto o con cualquier otro contenido como material de consulta. Ahí es donde creo que aparecería el protagonismo del aprendizaje que compartimos.
Y no te creas, que yo estoy en los 45, y con 22 años en la educación, en lugares muy diversos (comarcas pobres, comarcas ricas, centros con 40% de inmigración, centros con alumnos motivados y trabajadores -que también los hay-, servicios centrales de la Consejería de Educación) y he hecho de todo (tutor, equipo directivo, miembro del equipo tIC de mi centro, consejo escolar…). Lo que pasa es que he decidido que para ir a trabajar tengo que olvidarme de ese escepticismo que nos invade a veces. No me lo permito. Desde luego, este año he tenido suerte porque el subidón que te da haber visto un éxito educativo (Andalucía, Educación Secundaria para Adultos en su modalidad semipresencial y a distancia) te quita escepticismos. Y es verdad que nos fustigamos, que tenemos la sensación de que no hay éxitos, de que siempre todo sale mal.
Y no.
Un saludo con fe! Jejejeje…. Y con cariño…
Hola Jose Luis.
He ojeado (no me ha dado tiempo a leerlo con detenimiento) tu artículo. Ya sabes que me gustaría debatirlo con una cerveza en el mano, pero entre que no me llamas, no bebo cerveza y no se puede llamar discusión a dos puntos de vista similiares, sólo voy a aportar un dato histórico.
Como bien sabrás, los libros de texto, eran las enseñanzas recogidas por los escribas y contenían «verdades absolutas». Los escribas eran generalmente, los componentes del clero quienes eran los que poseían los conocimientos (se me viene a la cabeza «el nombre de la rosa») por lo que eran llamados LIBROS SAGRADOS y lo que en ellos ponía, iba a misa, de ahí el dicho.
Algo similiar a la wikipedia de hoy en día. Escribes cosas sin que muchas de ellas estén contrastadas o no. De hecho, el mayor Libro Sagrado con mayores mentiras es LA BIBLIA.
Es un ejemplo magnífico. No hay que seguir la biblia a rajatabla, pero si es magnífico como libro de consulta… o alguien se cree de verdad que Moises abriera las aguas del mar?
Dime cuando tienes clase el viernes para pasarme y después tomar algo.
Un saludo.
¡Hola Alex!
Jejejejeje…. Me encanta cómo describes nuestras conversaciones… Falta que suceden con la boca llena y con el vaso casi vacío, aunque la cerveza esté recién puesta.
Es cierta la reflexión que haces. Y es muy gorda. La ciencia ha sustituido a la religión. La gente tiende a creer en la ciencia aunque no la comprenda. Y son muchos más los que creen en la ciencia que en la religión (lo cual, desde mi punto de vista, tampoco está tan mal, puesto que la ciencia tiene mejor método para acumular conocimiento que la religión). Pero la ciencia no es un sistema de creación de valores. Y el conocimiento sin valores…
En cuanto al viernes, ahorita mismo te pongo un sms y ya iremos a cenar a nuestras casa… o no! Quinto Toro para empezar, como mínimo. Y luego ya veremos.
Me encantan estos mensajes… 🙂 🙂 🙂
Sí José Luís, observé como el último comentario mío no pasaba y quedó anulado, creí que era algún fallo de la línea… o algún filtro… y lo dejé pasar. El caso es que estamos en la misma línea con respecto al tema aunque yo me ponga “Pepito grillo” más de la cuenta porque en mi entorno es más el parlamento respecto a la innovación tecnológica que la práctica real, es decir, hay dos mundos paralelos, el de los foros, planes de formación TIC , congresos, encuentros, etc. y el de las clases de siempre. En este sentido siempre me ha llamado la atención el gran predicamento de los primeros frente a la reservada cautela de los segundos, con disposiciones horarias y materiales los primeros y obligaciones prácticas los segundos. Son distancias que hay que salvar entre ambos grupos para mejorar la práctica innovadora donde realmente se debe producir, en las clases y bajo pálpito docente. Parece que vamos ganando posiciones en este sentido y quiero ser optimista como tú.
Gracias por tus respuestas, saludos desde Vitoria.