Éxito y ¿muerte? del método científico

Hemos vuelto a la época antigua de la filosofía, como en el Renacimiento. Pero mal. Porque hemos vuelto como si el método científico no existiera. Como si cualquier cosa que pudiera parir la razón fuera más correcta que el examen atento de la naturaleza.Y es el propio método científico el que ha cavado su ¿tumba? Al descubrir que la naturaleza va más allá de los sentidos. Al comprobar que los ojos, los oídos, el tacto de un descendiente de homínidos de sabana africana están diseñados por la evolución para la supervivencia en tal entorno. Y que hay mundo, universo, más allá de los sentidos (materia oscura, gato de Schrödinger, partículas virtuales, universo multidimensional, universos paralelos).Ya no nos fiamos de los sentidos. Y lo fiamos todo al cerebro. Como si no fuera una suerte increíble que el órgano diseñado para recordar pautas, patrones, caminos, charcas, para formar y mantener alianzas en un entorno colectivo, para engañar en esas alianzas y sacar provecho ahora sin perder provecho futuro, una suerte increíble, digo, que el cerebro haya terminado creando lenguajes como el matemático.

Nos fiamos del cerebro de un homínido pero no de sus ojos.

Qué curioso.

¿La venganza de Platón y su caverna?

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