Estadística y pollos

He tenido últimamente conversaciones con diversas personas con el mismo tema. La validez o no de conclusiones estadísticas. Varias. Tres o cuatro. Y me ha resultado sorprendente que todos ellos, con formación científica, invaliden las conclusiones que se obtienen con la estadística. Y en todas ellas surge la misma frase. La de que si tú te comes dos pollos y yo ninguno, la estadística dice que cada uno hemos comido un pollo.

Pues no es cierto. Para nada.

Y la estadística es, probablemente, la ciencia auxiliar más relevante para la biología y para la geología. En física, en estudio de átomos y moléculas, es fundamental. En tecnología, para el control de calidad. En climatología, para obtener los patrones climáticos a partir de datos de tiempo atmosférico. No sigo. No tengo tiempo y he quedado para tomar una cerveza. Pero si me pongo a enumerar los campos del saber científico y tecnológico a los que se aplica, alucinarás. Prácticamente todo.

Y me da mucho coraje que la estadística se elimine como prueba cuando no conviene. Y más coraje me da cuando se emplean frases más o menos llamativas, pero enormemente equivocadas, como la del pollo.

Para empezar, la estadística se ocupa de grandes números. Para nada de dos personas. Se ocupa de conjuntos. Empieza a tener validez a partir de un número para los conjuntos. Desde luego, la estadística JAMÁS es aplicable a dos personas o a dos pollos. En todo caso, es aplicable la probabilidad. Pero no la estadística.

El problema es que la estadística ha sido usada por mentirosos. ¿Ha sido? ¡Es usada con frecuencia! Y suele dirigirse a población que los mentirosos saben que no entiende de números. Con estadística es fácil engañar a los que saben menos. Por cierto, un motivo para saber más. Porque se suele decir que la estadística sirve para que salga lo que tú esperas. Bueno, depende de la pregunta que le hagas a la estadística. La estadística no miente. A la misma pregunta responde siempre igual. La que es mentirosa, en todo caso, es la pregunta.

La estadística es un arma de destrucción masiva cuando es mal usada. Y sólo puede ser combatida con buena estadística. La buena estadística es la mejor arma para desenmascarar a un mentiroso. Un decano de Harvard, Lawrence Lowell, dijo en 1909 que la estadística es como los pasteles. Si te fías del cocinero y de los ingredientes, los puedes comer sin problema.

¿Qué es esto, tan peligroso en malas manos, y tan útil en buenas?

La estadística, básicamente, es un conjunto de técnicas para averiguar tres cosas:

  • Qué número representa bien a un conjunto en el que hay muchos elementos (medidas de centralización).
  • Cómo de bueno es ese número (medidas de dispersión).
  • Qué relaciones hay entre los diversos elementos del conjunto cuando observo cómo se comportan respecto a algo  (correlaciones). O incluso cómo se comportan respecto a un primer algo y luego respecto a otro algo.

Así, la estadística es fundamental para estudiar cualquier campo en el que el número de objetos sea elevado. Si queremos trabajar de manera rápida y efectiva con ese gran conjunto. La forma en que se hace es observar algunos de sus elementos. Unos cuantos, no todos. Se llama muestra. El número de los que hay que observar depende de lo que quieras hacer. Pero no son necesarios muchos. Y luego, a los datos obtenidos se les aplican unas técnicas matemáticas. ¿Qué quieres saber qué número representa al conjunto? Pues haces la media. ¿Que quieres saber cómo de bien representa la muestra al conjunto? Pues haces la desviación típica. ¿Que quieres saber si hay alguna relación entre cómo se comportan los elementos del conjunto respecto a algo? Pues le aplicas los mínimos cuadrados y encuentras la mejor relación posible entre los elementos.

Da igual que te suenen los nombres de las técnicas o no. Al menos por ahora. Lo importante es que sepas que la estadística cuenta con una técnica para cada cosa que quieras hacer. Y que con los mismos datos, la misma técnica te da el mismo resultado.

Y por cierto, el resultado no se da con una cifra. Se da con una cifra y con un margen de error. Porque la estadística te dice que se puede equivocar. Y cuánto. Es una ciencia que no engaña. Lo cual hace muy curioso que sea muchas veces elegida por mentirosos para apoyar sus argumentos. Recuerdo a una ministra justificando la guerra de Irak por el precio del petróleo.

Y en biología es esencial. Para estudiar genética. Para estudiar ecología. Para estudiar biología molecular. Para estudiar evolución. Para investigar relaciones entre células, entre tejidos, entre órganos, entre sistemas. No, mejor. No se me ocurre un campo de la biología en la que la estadística no esté presente. ¡Y anda que en ciencias de la Tierra! Para saber dónde están los límites de placas, para estudiar la evolución de un volcán, para deducir el clima a partir del tiempo…

Por supuesto también se aplica en la tecnología relacionada con la biología. Como en la ganadería y agricultura.

La estadística sirve también para estudiar cómo crecen los pollos con los piensos, cuáles son los más adecuados, a qué temperatura les va mejor, cuánto espacio deben tener, cuántos hay que sacrificar si hay una enfermedad.

Muchos pollos sí.

Pero no dos.

¡Por favor! ¡Un poquito de por favor! Si los que tenemos formación no la usamos bien, lo tenemos crudo.

3 respuestas a «Estadística y pollos»

  1. Alfredo Moreno

    Enhorabuena otra vez por la claridad y la oportunidad. La estadística mal utilizada es un arma poderosa en malas manos. Hace poco un conocido estuvo a punto de convencerme de que él tenía la culpa de la subida de los precios de la gasolina. Había nacido en 1976 y, conforme su cuerpo crecía en estatura, el precio de la gasolina también crecía. Había una correlación casi perfecta entre las dos variables. Ergo, el crecimiento de mi amigo provocaba la subida de la gasolina. Parece mentira, pero este tipo de conclusiones falsas nos las intentan colar a diario como verdaderas… y a veces lo parecen. ¡Hay que tener la cabeza alerta!

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  2. Jacinto BV

    Enhorabuena José Luis por este blog, sé que le dedicaré tiempo.
    Sobre este artículo se me ocurre recomendar un libro que tal vez hayas leído:
    La falsa medida del hombre de Stephen Jay Gould. En él se ve hasta qué punto la ciencia en general y la estadística en particular ha manipulado las medidas antropométricas en beneficio de unos intereses particulares.
    Gracias por dedicar tiempo a que otros aprendamos.

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    • José Luis Castillo

      ¡Hola Jacinto!

      Me alegro mucho de haberte encontrado también por aquí! 🙂 Espero seguir siendo de utilidad! Y sí, sí, Gould es siempre una lectura recomendable. Y, sobre todo, una relectura. Siempre aparecen nuevos matices en sus libros.

      ¡Un saludo!

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