Llevo tiempo preocupado. Por a dónde me llevan, emocionalmente, los cambios que he ido introduciendo en mi aula a lo largo de casi dos décadas.
Durante mucho tiempo hubo una muy buena relación con mi alumnado. Le tengo con especial cariño al recuerdo de los primeros años en el IES La Mojonera. Pero conforme he ido añadiendo cambios en el aula, cambios que hacen al alumnado más protagonista de su desarrollo, que lo sitúa más en el centro, se ha ido tensando y agriando esa relación. Porque al aparecer esa responsabilidad, esa autorregulación, mucho del alumnado, que no la tiene bien desarrollada, responde con dificultad. O no responde. Y, como desaparecen las herramientas coercitivas al ser ellas y ellos quienes controlan su propio proceso mediante autoevaluación… Pues solo queda mi intensidad personal en mi relación con ellas y ellos, mi insistencia, mi exigencia, mi choque cuando no se produce el trabajo esperado por malas razones…
Resumiendo: desgaste emocional alto. Mira, no espero que lo entiendan, claro. No espero que lo entiendas ni tú, especialmente si no has intentado llevar hasta sus últimas consecuencias la autevaluación (que es una palabra que aparece en la ley, pero que quien la incluyó no tiene ni puta idea de qué significa ni a qué lleva).
Ha sido ingenuo esperar que solo con darles herramientas, crear escenarios y compartir mucho del control del proceso bastaba. No. No basta. No en gente que aún no sabe gestionar su desarrollo por la sencilla razón de que nunca (o pocas veces) lo ha hecho o le han dejado hacerlo. Ni en el sistema educativo ni en la familia. No en gente que no sabe autoevaluarse porque siempre le han impuesto o ha dependido de lo que le diga otra gente, de otra opinión. La libertad de aprender requiere un aprendizaje de la responsabilidad que conlleva. Un aprendizaje laaaaaargo…
Entonces… ¿Abandono? Pues mira, no. Ni de broma. Porque aunque el desgaste ha sido alto, los resultados los valoro muy buenos. No en toda la gente, no siempre. Pero he visto cosas que no creerías. He visitado lugares del pensamiento y del aprendizaje de los que no me quiero ir, a los que quiero llevar a tanto alumnado como pueda. No va a haber abandono. Ellas y ellos seguirán siendo creadores de su propio contenido, elegirán sus propias evidencias de evaluación, su opinión será clave para su calificación.
¿Y entonces qué hago con el desgaste emocional? Atenderlo, claro…
Voy a añadir un elemento más al proceso: el reconocimiento y gestión de las emociones en el aula. Mías y de mi alumnado. Porque no solo vamos a aprender, no solo vamos a aprender a aprender, no solo vamos a evaluar y a calificar. También vamos a emocionarnos con el aprendizaje de un modo consciente, disfrutando del proceso, reconociéndolo y gestionándolo.
Tendremos, y convertiremos en hábitos:
- Conciencia emocional
- Regulación emocional (adecuada)
- Respuesta emocional (adecuada)
- Apego saludable, basado en la confianza y el reconocimiento, entre alumnado y profesorado, o respeto y tolerancia si el apego no se produce
- Apego saludable, basado en la colaboración y el reconocimiento, del alumnado entre sí, o respeto y tolerancia si el apego no se produce
- Mecanismos de resolución de problemas y conflictos
- Mecanismos de reparación de daños
Intentaremos potenciar las emociones y relaciones positivas mediante logros compartidos que faciliten la aparición de ayudas interpersonales. Así la educación no será cosas que se aprenden, sino experiencias que se tienen y dejan huella.
¿Cuál va a ser mi emoción principal? La que produce dar. Porque sí, gratuitamente. Que es lo que lo que nos convierte en humanidad. Y luego irán llegando otras. Algunas esperadas, otras por sorpresa… Ya te contaré.
¿Lo más bonito? Que lo voy a hacer con compañía: @jmruiz, @gloriaherrero, @Nololamento, @eusebiocordoba, @leonidasarjona, @rosaliarte, @pspain, … Y, sobre todo, por lo menos yo, siguiendo a mi maestro en el «emotionware«, @fgpaez. Gente docente extraordinaria, capaz, profesional, humana… Gente docente a la que quiero, de la que me siento orgulloso, a la que me une apego.
Este post forma parte de ese trabajo colectivo que muchos de ellos hacen ya, que otros queremos empezar a hacer de un modo más consciente y elaborado. Cada cual en su aula, pero toda esa peña, y más, seguro, junta. Apoyándonos en este viaje, cuidándonos y aprendiendo unos de otros.
Este post representa mis intenciones iniciales, a falta de leer sus comentarios aquí, sus respectivos post, de comentar en ellos y leer los comentarios de otra gente. Este post es un punto de partida, solamente.
Aunque…
Lo importante, para mí, no es tener metas (de hecho prefiero no tenerlas; así me evito proyectar, crear expectativas). Para llegar a donde tenga que llegar, son más importantes, me guían mejor, los principios que las metas. En ese sentido, este post no es un punto de partida solamente. Es un compromiso. Contigo. Y conmigo.
Nos vemos en #emociónyeducación.
@jlcastilloch @NoLolaMento @gloriaherrero Si aplicáramos eso, la revolución francesa se queda en una broma. Ojalá …
— José María Ruiz (@jmruiz) agosto 24, 2015
Enhorabuena por esta reflexión! El curso 2013-2014 tuve una rebelión de una gran parte de mi alumnado del grupo 1 de primero de Filología Hispánica. Era la primera vez que me pasaba en 25 años de docencia universitaria. Por las mismas razones que tú comentas! Quería que se evaluaran unos a otros y se negaron.
Me di cuenta de la importancia capital de las emociones y del componente afectivo.
En el curso pasado 2014-2015 las trabajé mucho más y las tuve mucho más en cuenta al implementar la metodología de clases al revés y el resultado ha sido bastante bueno. Mi relación y cercanía con el alumnado ha mejorado enormemente y la satisfacción del alumnado con respecto a mi docencia ha sido mucho mayor.
¿Has publicado, Juan Pablo, algo acerca de cómo hiciste esa gestión de emociones? Si puedes facilitar algún link, o varios, sobre la experiencia, interesaría mucho a toda la gente que va a participar en #emociónyeducación…
¡Gracias por el comentario!
Cuando los paleontólogos intentan dilucidar sobre lo que se considera humano y lo que no, las expresiones artísticas se admiten como una de las evidencias más claras de la presencia y de la acción de los humanos de otro tiempo. Las pinturas rupestres, las figuras talladas, la disposición de abalorios y utensilios en una tumba son creaciones intencionadas que no pueden vincularse directamente con la supervivencia. Cierto es que las manifestaciones artísticas, lo mismo que las manifestaciones religiosas, pueden explicarse en términos de cohesión de grupo, de biología social, de ventaja evolutiva adquirida mediante el empleo de símbolos; pero esta explicación no parece suficiente para justificar la capacidad que tienen estas obras de conmover, de despertar las emociones miles de años después. Ignorar esto es empeñarse en elaborar una visión simplista, por muy complicada que esta sea, del hecho humano.
Lamentablemente, esta es la visión sobre la que se construyen los sistemas educativos actuales; todos ellos fundamentados en el uso de la razón y tratando de encontrar una forma científica de educar; es decir, buscando un método racional que garantice el aprendizaje. Aunque, como ya apuntan las neurociencias, no hay aprendizaje sin emoción y el Arte está más cercano a ella que la razón. No basta con el manejo racional de las emociones, eso que se conoce como inteligencia emocional, que solo palia pero no resuelve la gran ineficacia de nuestra forma de educar. El Arte y la Ciencia son dos formas diferentes de buscar, de obtener conocimientos. Una se apoya en la emoción y la otra en la razón. Pero hay razonamiento en lo artístico y emoción en lo científico. El gran problema de los sistemas educativos actuales es ignorar que esta interrelación existe, actuar como si no existiera.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/el-metodo-artistico
¡Hola Enrique!
Lo que aportas… mira, yo lo sigo viendo en la línea de un dualismo entre emoción y razón. Y eso está superado. Emoción y razón son facetas cooperadoras. Emoción, sin razonamiento, carece de valor, igual que razonamiento sin emoción. No se las puede entender cada una por su lado. Así, no veo posible una manera emocional de lograr el aprendizaje. Tan imposible como lograr una manera racional. Arte y ciencia no son, por tanto, cosas diferentes. No para mí. Hay arte en la ciencia y hay ciencia en el arte. No creo que una se apoye en la emoción y otra en la razón. Creo que ambas beben de ambas fuentes. Para mí, el gran problema de los sistemas educativos es hacer una dicotomía donde no la hay. O así lo veo.
Aparte de eso, no creo que asignar un valor evolutivo a un rasgo de comportamiento sea una visión simplista. Eso sí, no significa que todos los rasgos de comportamiento lo deban tener. También hay efectos «arrastre» (en muchas ocasiones un rasgo surge derivado, como consecuencia de la aparición de otro, que sí tiene valor adaptativo). Pero, en todo caso, sea directamente o como efecto derivado, todos los rasgos de comportamiento tienen una base evolutiva. O así lo entiendo yo.
Perdona, en todo caso, si no te he interpretado bien. ¡Un saludo!
Hola José Luis,
´
No era mi intención plantear un dualismo entre emoción y razón. En el comentario afirmo que:
«El Arte y la Ciencia son dos formas diferentes de buscar, de obtener conocimientos. Una se apoya en la emoción y la otra en la razón. Pero hay razonamiento en lo artístico y emoción en lo científico. El gran problema de los sistemas educativos actuales es ignorar que esta interrelación existe, actuar como si no existiera».
Es más, a la emoción y la razón yo le añadiría un tercer componente: la intuición, inspiración o como quiera llamarse. Algo que surge de no se sabe bien dónde, una especie de chispa o ingrediente necesario para la creación.
En cuanto a la visión simplista, me refería a ella en oposición a lo complejo http://www.otraspoliticas.com/educacion/el-orden-y-la-complejidad
Afirmar que todos los comportamientos humanos tienen una base evolutiva (entendiendo la evolución según la ortodoxia neodarwinista) se me queda un poco corto. Pero aquí ya entramos en un terreno que limita con la ideología y la creencia, y en consecuencia opinable, sobre el que no pretendo discutir ni tener razón.
Me gusta tu blog. Considérame a partir de ahora un lector asiduo.
Saludos
¡Muchas gracias, Enrique! Alimentaré el blog con frecuencia. Va a recuperar el protagonismo que perdió hace años. Quiero volver a hacerlo el centro de mi presencia en la red. Así que… ¡nos vemos! Gracias de nuevo. 🙂
Hola buen día, yo quiero compartirles que en Educación por la Experiencia, trabajamos básicamente el desarrollo humano con base en educación en valores y al ser un modelo humanista trabajamos con las emociones. nuestro modelo consta de cuatro fases esenciales para el desarrollo del pensamiento crítico de los chicos, llevándolos a reflexiones profundas. Estos procesos los ayudan a generar compromisos personales que tienen que ver con su actuar. Creo que sería una buena herramienta para que la aplicasen todos los interesados, como en tu caso para ayudar a los chivos a ser corresponsables de su desarrollo.