Una cosa es decir cómo debe ejecutarse algo para lograr el mejor resultado una vez que se sabe cuál es el objetivo. Eso es una cuestión técnica.
Otra cosa es elegir objetivos. Eso es una cuestión política.
Decidir cuál es el propósito de la educación es cuestión política. Definitivamente.
Yo soy técnico de la educación. Soy profesor de educación secundaria. Pero soy ciudadano también. Como técnico percibo cada día los graves problemas que tiene la educación española. Evidenciados en los pésimos resultados de titulación, en los pésimos resultados de aprendizajes duraderos. Como técnico también percibo los enormes esfuerzos que todas las instancias hacen para que la educación mejore.
Pero no pueden. Hagan lo que hagan, no pueden. Porque el problema de la escuela española no es técnico. Es político, en el sentido ciudadano de la palabra. El problema consiste en que tenemos un sistema que estamos tratando de utilizar para múltiples objetivos, en ocasiones mutuamente contradictorios. Intentamos formar para trabajar, preparar para la universidad, capacitar para emprender, dotar de conocimientos básicos, educar en una ciudadanía responsable y solidaria, enseñar materias. Y todo ello en una época de cambio acelerado y con unas estructuras que nacieron para unos objetivos distintos. Y que, en España, muestran el agravante adicional de portar todavía el lastre de la época de la dictadura, en la que la escuela se pareció más al ejército que a la escuela (sin connotación peyorativa, que conste; solo que la escuela es la escuela y el ejército, el ejército).
Creo que el sistema se ha tensionado más de lo que puede resistir y requiere una reinvención. Hay veces en que la historia nos puede orientar y es posible aprovechar elementos pasados. Otras más vale partir de cero. En mi opinión, en el caso de la educación española, ese último es el caso.
Y partir de cero requeriría empezar desde la base. ¿Educar para qué? O sea, ¿Cuál es el propósito de la educación en el siglo XXI?
Esa es una decisión ciudadana aún no tomada. No en una España fragmentada políticamente, en la que cada mitad cree que puede vencer a la otra mitad. En la que aún no hemos decidido convivir gente de distintas tendencias. Solo soportarnos, y no mucho.
¿Cuál es para mí? Pues creo que no importa mucho lo que alguien pueda decir a título individual, pero ya que tengo la oportunidad de opinar, creo que tras el paso por la escuela alguien debe ser capaz de tomar las mejores decisiones posibles para aumentar el bien colectivo y personal, y estar dispuesto a cambiar de opinión si se le muestra una opción mejor.
Seguro que ese, o cualquier otro elegido como objetivo prioritario, puede convivir con otros objetivos secundarios. Con muchos. Pero una vez elegido el principal, no deberíamos recargar a la escuela con múltiples exigencias. Las demás deberían estar supeditadas. Deseables, pero supeditadas.
Y una vez que se decida por dónde, yo, cómo técnico, buscaré el cómo.
500 palabras. Feliz de haber participado. ¿Te animas tú? 🙂
Me gusta lo de «es una decisión ciudadana aún no tomada», y comparto contigo la opinión sobre el necesario consenso político para educación, por supuesto en teniendo en cuenta esta y tantas reflexiones que se deben hacer.
Me encanta «estar dispuesto a cambiar de opinión si se le muestra una opción mejor», es una máxima a la que mucha gente le cuesta aceptar.
Un saludo, y enhorabuena por el post.
Me ha encantado tu pos José Luis. Estoy de acuerdo que es un problema político, pero es un conflicto que solemos dejar pasar porque a muchas «gente» no le gusta hablar de política. Ésta se hace día a día en la calle, en la escuela, en el aula…pero no se distingue ya que su mayor objetivo es legitimar las clases sociales que se
encuentran en ella. También me ha encantado que hagas mención de la historia ya que estoy de acuerdo contigo que el contexto español es un tanto peculiar con lo que comentas. Me alegro de que existen docentes como tú y otros que han escrito en #purposedES, porque aunque a muchos este debate pueda parecer utópico es necesario ya que como bien dices hay que reinventarse y que mejor forma que a través de estas acciones.
Saludos:)
Buenas José Luis. Un placer leerte como siempre.
No creo que no se puedan aprovechar elementos pasados. Los hay muy buenos. Más bien que algunos no puedan condicionar ese «partir de cero» relativo ¿o no?
Algo no me queda claro. Dices que «deberían estar supeditadas», las exigencias, pero supeditadas ¿a qué? ¿A cada persona? ¿Al objetivo principal?
😉
Suscribo todas tus palabras.
Claro que hay tensiones en el sistema educativo, tantas que la goma que estiramos esté camino de romperse. Esto no funciona, [email protected] [email protected] no sacan su potencial porque nada les estimula a hacerlo. Y vivir sin estímulos, sin inquietudes, lleva a lo que tenemos. .. una cultura del éxito barato a costa de lo que sea que no se llame ni esfuerzo ni sacrificio
un saludo!.
Es una alegría que alguien defienda que el propósito de la educación es político, pues la política (o su ausencia… su triste sustitución por la tècnica de los expertos) es lo que nos convierte en ciudadanos. La política nos permite pensar más allá, a partir del otro, nos permite pensar para hacer algo, un pensar ético.
Ojalá esta reivindicación se convierta en colectiva. Objetivos políticos derivados de unos cambios sociales más rápidos que nuestra capacidad para procesar… objetivos que deben ser redefinidos, repensados para un mundo líquido, precario, incierto.
Gracias por dejarme colaborar. Efectivamente, este tema es muy importante, y al hilo de José Luis Castillo yo opino que queremos gente capaz de pensar por si misma y de distinguir lo «bueno de lo malo», gente capaz de cambiar de opinión, de pedir perdón, de saber decir no, de dar las gracias, capaz de enfrentarse a los conflictos y gestionarlos, no siempre se pueden resolver, en definitiva gente que sepa comunicar y escuchar, pero escuchar con mayúsculas.
Un saludo
Estoy con Guida, me gusta que empiece a aparecer la palabra política, porque esa es una dimensión más del debate… no es la única, pero es principal. Sin tener claro cuál es el objetivo de la educación (y para mí no hay duda de que, en este caso, político y ciudadano pueden usarse indistintamente) es dificilísimo establecer los «comos»: cómo organizamos, cómo orientamos, cómo evaluamos… Lo organizativo no tiene que ver solo con lo técnico, también con lo ideológico, por ejemplo (reglamentos de centro, «democracia» interna, participación de las familias…)
Sin embargo, hay una dimensión del cambio que podemos considerar, aún sin hacer un profundo debate como #purposed, en la línea que apunta @Juancarikt en su post http://juancarikt.blogspot.com/2011/04/el-proposito-de-la-educacion-en-500.html : la idea de que se debe trabajar centrándose en el aprendizaje, y no en la enseñanza. De hecho, diría más concretamente: explicar, mostrar,… no garantiza el aprendizaje, y de alguna manera, al menos en los niveles obligatorios, la escuela tiene una gran responsabilidad en cuanto a que este aprendizaje se produzca (aunque no sea la única responsable). Y esto SÍ es una cuestión técnica. ¿Qué debe hacer cada una, en su aula, y el equipo directivo, en su centro, para que podamos decir que nuestro alumnado aprende?
Magnífica reflexión, José Luis. Cada vez vamos dando más pinceladas, cada vez se ve más nítido el contorno 🙂
Un abrazo,
María
Hola, javiguardiola!
Muchas gracias! 🙂 Creo que sí, que esta es una de las múltiples reflexiones que hay que hacer. Y creo que hay que hacerla desde el consenso y sabiendo que convivimos diferentes sensibilidades. Es una búsqueda de lo común, la política. O al menos, así lo entiendo yo. Y creo que en #purposedES se está haciendo justo lo que se necesita. El debate técnico junto con el debate ideológico. Pero sin ánimo de victoria y derrota, sino de exploración. Un debate ciudadano que espero que crezca, y crezca…
Espero que podamos convertir en una costumbre esto de debatir en los post de Purposed[ES] casi cada día, si nos es posible.
Gracias por pasar! 🙂
¡Hola Carlos!
Pienso que hay muchos estilos de política. Está la aniquilación del contrario (o la ilusión de que eso es posible) y está la búsqueda de lo común a pesar de las diferencias. Creo que aquí nos han encarrilado muy bien los promotores de Purposed[ES], Isabel, Diego, Francesc y Jaime. Creo que es una oportunidad de hablar política, ciudadanamente, sin complejos. Y de ser acogedores para que quepan distintas sensibilidades democráticas (con las no democráticas no me apetece dialogar ni una mijita, fíjate…). Todas ellas legítimas.
Hay quien ve la diferencia como una molestia. A eso contribuyó la escuela franquista. Esa que aún no nos hemos quitado de en medio (es que creo que la sociedad española hizo la transición en unos ámbitos y en otros aún no).
Gracias por pasar! Y convirtamos en un hábito (casi) diario comentar los distintos post de Purposed[ES]. Yo aún no he podido pero sé que la riqueza que me va a dar tendrá un valor bestial para mí. 🙂
¡Hola Diego!
Sí, probablemente tienes más razón tú que yo. Pero creo que no nos vendría mal contemplar la escuela con ojos nuevos. Y si algo ha de quedarse, que sea tras una reflexión larga y profunda. No porque sea cómodo, no porque sea costumbre. Yo no aprovecharía ni los edificios, fíjate… Otra cosa es que haya dinero y no haya más remedio… De hecho, lo primero que cambiaría sería el mobiliario, sustituyendo mesas individuales (dejando alguna, claro…) por otras redondas, colectivas.
Y sí, me refería que los objetivos secundarios estuvieran supeditados al propósito principal. El problema es que hemos querido que la escuela sirva para todo sin transformarla. Y le hemos añadido más y más funciones principales. Todas ellas en pie de igualdad. Al final se ha convertido en algo irreconocible, en la que cada uno tensa la cuerda por su lado. Eso es un problema para una institución. Creo que habría que definir un propósito claro y con aspiración de ser duradero. Y, luego, ir introduciendo más, conforme sean necesarios, pero sin poner en riesgo el principal.
Abrazo enorme, compañero. 🙂
¡Hola Laura!
Precisamente una de las cosas que más choca a la gente es el esfuerzo que requiere del alumnado la escuela 2.0. Es muy exigente y ha pillado fuera de juego a los que se parapetaban en la excusa de la cultura del esfuerzo para seguir haciendo lo de siempre.
Sí, sí, definitivamente, no hay aprendizaje sin esfuerzo. A veces más, a veces menos. Pero ese esfuerzo no es sostenible sin que genere alegría, placer…
¡Gracias por pasar y comentar! 🙂
Hola Jose Luis,
Gran post, si señor. Si me tengo que quedar con algo, me quedo con la reinvención. Sin duda llevamos largo tiempo parcheando nuestro sistema educativo con la supuesta intención de mejorar resultados que obtenemos de ella, pero quizás sin plantearnos bien a fondo, como tu dices, cuales son los objetivos y que es lo que queremos conseguir. Nos limitamos a parchear copiando experiencias en otros lugares del mundo pero sin pararnos a pensar si es realmente eso lo que necesita nuestra educación y nuestro sistema, sin pararnos a pensar realmente que es lo que necesitamos y sin tratar de averiguar por que nuestro sistema realmente no funciona. Quizás como bien dices el debate debería llegar a las calles, ya no tan solo hablando de educación si no hablando de nuestro mundo, lo que esperamos, lo que queremos, lo que soñamos, lo que sufrimos, y lo que supone para otros miles de millones de personas supone nuestro bienestar social en detrimento de ellos y ellas.
Ha llegado la hora de plantarse, de decir BASTA, de frenar esta locomotora en la que estamos subidos y nos dejamos llevar hacia donde unos cuantos deciden que es mejor para nosotros y nosotras. De nosotros depende parar esta locomotora, y en base al diálogo, cambiar el rumbo y la velocidad. Somos parte activa de la política, somos política, somos ciudadanos, ciudadanos de un mundo que se muere, un mundo que puede volver a vivir, un mundo de todos y todas y no tan solo de unos cuantos. La educación puede cambiar este sistema, pero para ello, necesitamos un cambio profundo. Podemos cambiar las cosas en la medida que a nivel personal cambiamos, y fomentamos el dialogo y el debate en nuestro entorno más cercano. Y además, todo este diálogo y este debate que esté basado en el AMOR a los demás, en desear lo mejor para todos y todas los que se encuentran a nuestro alrededor, cercano o lejano, sin distinciones, valorándonos como personas, respetando la dignididad de todos y cada uno de los que formamos parte de este mundo, sea cual sea su ideología, la dignidad de las personas está por encima que cualquier ideal, raza, cultura, situación social u económica.
Podemos y debemos cambiar, depende de nosotros y nosotras, el cambio está en TI y en MI.
Gracias Jose Luis por formar parte de ese cambio. Un abrazo!
¡Hola Guida!
Totalmente de acuerdo! 🙂 Y, como decía antes, la política también como acto de convivencia, de búsqueda de lo común. Ese futuro líquido, incierto, cambiante, cada vez más impreciso, nos pillará a la deriva si no se hace un esfuerzo de modificar la política hacia ese territorio, abandonando la esperanza de hacer un uso bastardo de la política como medio (vano) de aniquilación del que piensa diferente.
En este debate cabe todo el mundo. Con la única limitación de la aceptación incondicional de los principios democráticos, creo…
¡Gracias por pasar! 🙂 Seguimos en más blogs más días, con Purposed[ES].
¡Hola Estela!
Oí hace tiempo el famoso speech de Sir Ken Robinson sobre la creatividad. Y de él, lo que más me impactó fue que desconocemos qué va a ser el futuro, pero que actuamos por inercia como si fuera a ser igual que el presente. Y que no conocemos qué necesitaremos en ese lugar incierto. Pero que tenemos que hacer un esfuerzo por imaginarlo.
Y sí, sí, lo más probable es que los conceptos hayan cambiado tanto para entonces que no los reconozcamos. El mundo ha cambiado de marcha. Pero lo que sí creo, también, es que en ese tiempo nos hará falta evaluar, opinar, modificar opiniones, crear, comunicar, contextualizar, utilizar y reutilizar, analizar y sintetizar, elegir… Sí. Pero, como tú muy bien dices, también emocionar, compartir, agradecer, desconflictivizar (no sé si existe, pero deberíamos crear ese verbo). Serán, muy probablemente, mucho más necesarios que ecuaciones de segundo grado o clasificación de vertebrados.
¡Gracias por pasar! Y a convertir comentar en Purposed[ES] en un hábito. ¡Nos vemos en el siguiente blog! 🙂
Me gusta leer otro planteamiento dentro de este debate. Es cierto que el objetivo del sistema educativo es político, para bien, y para mal, si los propósitos políticos estuviesen dirigidos al beneficio colectivo no habría problema, pero, el poder siempre trata de controlar lo que ocurre en las escuelas, por ello a los «técnicos de aula» nos suelen dejar poco campo de maniobra, por si nuestro propósito no es el que interesa. Por eso creo que uno de los propósitos al educar, como padres y docentes, debe ser el desarrollo de la capacidad de pensar, con herramientas adecuadas, que «haberlas las hay», que aprendan a analizar situaciones, a detectar problemas, a buscar soluciones y valorar las encontradas, estas destrezas se pueden trabajar desde muchas disciplinas, puesto que las asignaturas son distintas herramientas con un fin común, el desarrollo de capacidades.
Otro post que merece ser guardado.
¡Hola NicolasaQM!
Creo que traes muy bien ese enlace de Juan Carlos. Y que esa cuestión «técnica» es común a cualquier orientación que tome la educación: cómo evidenciar que se está logrando el objetivo.
Y es algo realmente clave. Porque la educación puede tener el mejor propósito del mundo (durante mucho tiempo lo ha tenido, sin duda) pero es un sistema tan complejo que puede derivar con facilidad. Necesitamos, sin duda, esa brújula que cuentas. Y poner el acento en el aprendizaje, no en la enseñanza, y verificar que esté sucediendo, es irrenunciable.
Y es que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones…
Un beso, María, y gracias por pasar y por mejorar mucho lo que yo proponía, con tu mirada, con tu punto de vista. 🙂
Querido Jose Luis, has tocado un tema fundamental que creo que aparece por primera vez en esta serie de artículos [aunque debo reconocer que no he podido leerlos todos]: la política, pero la política no como una profesión sino sino como una necesidad del ser humano para sentirse miembro de una comunidad. Son muchos los que se empeñan día a día en seguir ensuciando una tarea tan hermosa como necesaria, y la han querido desvincular del ejercicio de la ciudadanía [con votar una vez cada cuatro años y protestar el tiempo entre cada dos votaciones con cualquiera que gobierne nos parece suficiente].
Afortunadamente las tecnologías nos han devuelto la oportunidad de elevar nuestras voces y dejar claro a quienes, circunstancialmente y con un sueldo pagado con fondos públicos, deben gestionar nuestro presente.
La educación no debe ser una cuestión a tratar en un gabinete de ministros o en una reunión entre responsables políticos y grandes empresas del sector. La educación es de la ciudadanía, una ciudadanía crítica que debe decidir que futuro quiere.
Como bien decís, ya vale de parchear la escuela, vamos a desmontarla y montarla de nuevo. Vamos a devolver la pasión a compañeros, a padres y a los alumnos.
Ahí va, mi comentario de 500 palabras… 😛
Un abrazo y gracias por tu transparencia y sinceridad.
No estoy pudiendo seguir todo este debate como me gustaría…..y que rabia me da después de leer tus 500!
Al hilo de tu post, con el que estoy de acuerdo al 100% creo que hay que destacar que, en mi opinión, el profesorado no puede cambiar el sistema educativo……y que una buena parte del profesorado ni siquiera está por la labor. No puede cambiarlo si pretende hacerlo solo. Como tú dices, es una cuestión política y por tanto de la comunidad. Y esa comunidad necesita de la participación de las familias, que ellas sean también parte del motor del cambio. Y del alumnado. Quizás la labor de parte del profesorado sea ser agente de cambio en los centros, sin olvidar el trabajo de visibilizar ante la sociedad todas las cuestiones que aquí se están planteando, hacer patentes todas las necesidades de renovación que tiene nuestro sistema educativo.
Y hacerlo pronto, porque la mercantilización de la educación avanza pasito a pasito, sin pausas y con la dirección bien clara.
Esta vez sí que me has sorprendido. No me lo esperaba, que fueras precisamente tú el que sacara este temita. Te lo agradezco. Y con los comentarios, especialmente para mi gusto el de David Álvarez, la cosa se blanqueda e ilusiona.
Efectivamente el propósito de la educación es un tema político, es decir, en democracia, un tema de los y las ciudadanos-as. Lo que hoy llaman política ha quedado en una trágica parodia de los principios originales. Medradores profesionales, sin profesión ni estudios conocidos, repartiéndose intereses y manejando fondos públicos.
Reinventar. Repensar. Rehacer. Nuestra democracia, y nuestra escuela. Cambiar el paradigma.
Un abrazo
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Se dicen muchas cosas interesantes en el post y en los comentarios. Y ciertamente estamos necesitados, todos, de un cambio profundo en la escuela. Pero ¿quién debe iniciarlo? ¿Quién tiene la preparación técnica, el poder de convocatoria, los argumentos? ¿En qué tejado está la pelota?
Gracias por la aportación al debate.
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