Es demoledor.
Y los profesores no podemos mirar para otro lado. Los alumnos y alumnas están mal. Las familias están mal. ¿Y nosotros estamos bien? Todos tenemos nuestro trocito de pastel. De pringue, más bien.
Lo que sí sabemos es que no es un problema de ahora. Creo que los dos ¿grandes? ¿partidos? tienen responsabilidad. Ellos y UCD. Hemos tirado una generación por el sumidero, por lo menos para la ciencia. ¡Para otras muchas cosas no, eh?
¿Y el camino para superarnos? ¿Dónde está?
Yo sé lo que voy a hacer el lunes. Lo de siempre. Hacer que lean y que pregunten. Que se pongan en la piel del profesor (preguntador), no la del alumno (preguntado). Llevamos mucho tiempo enseñando ciencia. Sería hora de aprender ciencia.
Les voy a pedir, como siempre, que lean y que identifiquen las palabras que no entienden y que las pregunten. Y que dibujen la explicación.
Les voy a pedir, como siempre, que vuelvan a leer y que busquen ideas. Y que con cada una de ellas construyan una breve frase que indique de qué va.
Les voy a pedir, como siempre, que vuelvan a leer otra vez. Y que escriban esas ideas, cada una representanda por una única palabra, con algún orden. Para recordar mejor de qué habló el tema.
Les voy a pedir, como siempre, que relean e imaginen posibles preguntas.
Les voy a pedir, como siempre, que, cuando hayan leído, escuchen mi explicación y tomen apuntes. Más que nada para estar atentos. Si quieren, luego, que los tiren. Escucha activa se llama.
Les voy a pedir, como siempre, que estudien mirando. Mirando lo que hay en la calle, mirando lo que hay en su casa. Y tratando de relacionarlo con lo que han visto en clase.
Les voy a pedir, como siempre, que recuerden lo que necesiten, pero no con el estilo habitual (memorización de redacciones). Que lo sustituyan por la memorización de representaciones visuales (gráficos representativos) y de significados y relaciones. Sin memoria no hay aprendizaje, no hay adquisición. Y sin uso no hay memoria.
Les voy a a pedir, como siempre, que piensen en su vida dentro de 20 años. Que imaginen una situación en la que, en su futuro trabajo, tengan que hacer uso de los conocimientos que han adquirido.
Les voy a pedir, como siempre, que, cuando estén preparados, se examinen. Cada uno de lo que tenga preparado.
Les voy a pedir, como siempre, que las preguntas falladas las repitan otro día. Las veces que haga falta. No me vale el cinco como «me sé la mitad de las cosas y la otra mitad no». El cinco es cómodo para el profesor, pero deja al alumno en la mitad.
Y es que no sé qué más hacer!!!! 🙁