El éxito triste…

El otro día pusimos en marcha una dinámica de trabajo. Ya te digo que con mucho éxito. Aunque inicialmente se activó por motivos equivocados, que están relacionados con la tristeza (múltiple) que me causa el éxito logrado.

Es una dinámica para que el alumnado ponga en juego varias cuestiones: oralidad y colaboración, fundamentalmente. Pero también competencias (inicialmente no, inicialmente el enfoque competencial no estaba presente; fallo mío y luego te cuento cómo se arregló). Pero también es una dinámica para enganchar a alumnado que se va quedando atrás. Es que la metodología tIC es exigente… Pide trabajo todos los días, convierte todas las horas de clase en horas llenas, no en tiempos vacíos donde haces caso ocasional y te llevas a casa deberes que realizas, o no, posponiendo cualquier aprendizaje, duradero o no, hasta el día antes del examen. Y claro, como todas las metodologías exigentes va abriendo brechas que hay que atender…

ÉxitoY, también, te lo confieso, buscaba otra cosa: un triunfo. Buscaba evidenciar que mi alumnado aprende bien, muy bien, así. Buscaba silenciar críticas recibidas, no sobre mí, no, sino sobre las tIC. Críticas que están lloviendo primero poco a poco, luego más torrencialmente. Buscaba hacer presente lo eficiente, muy eficiente que es lo tIC 2.0 (significativo, competencial, social y colaborativo; o más bien, la escuela C.0). Incluso con reglas de otros

¡Y lo estoy logrando, vaya que si lo estoy logrando! No, no, yo no… Lo está logrando mi alumnado. ¿Los datos? 50% del alumnado alcanza el 75% del currículum antes de finalizar febrero. Y, además, con desarrollos entre excelentes y suficientes en competencias como: digital, aprender a aprender, interacción y conocimiento del mundo físico, social y ciudadana. Y avances interesantes en lingüística y autonomía personal (aún me quedan por trabajar más los aspectos cultural y artístico, matemático). Todo esto a mediados de febrero… Pronto, en la segunda evaluación, a finales de marzo, lo podré evidenciar.

¿Que no es éxito? Te recuerdo que en junio bastantes materias se pueden aprobar con aprendizaje básicamente memorístico de solo el 50% el currículum…

Pero en mi afán de alcanzar un triunfo monté equivocadamente la dinámica. Al principio, solo al principio. Porque allí estaba @mjrubia para reflexionar, mirar, pensar y aportarme. Para convertir un trabajo que inicialmente era muy dirigido hacia competencial, constructivo. Hacia aprendizaje y no enseñanza. Entre los dos (mucho más él que yo) le dimos mejor forma a esa dinámica para convertirla en lo que puede llegar a ser. Lo que inicialmente nació con urgencia, con intención de ser un «zas, en toda la boca», se ha convertido en una verdadera herramienta de  aprendizaje, potenciadora, empoderadora, colaborativa, competencial, significativa, social… Manolo, que gracias. Te lo debo. Y mi alumnado y sus familias también.

Ese enfoque, en el que la intención educativa lo es todo y pesa más que la metodología empleada, se ve muy bien reflejada en los post de Jordi Adell y Manuela Virto. En ellos se ve gente que trata de usar las herramientas tIC para intenciones educativas que no funcionan (lo cuenta Jordi) y que sí (lo cuenta Manuela).

TristeY a todo esto… ¿Por qué el éxito es triste?

Porque mi organización (mi IES) no está atenta a incorporar a sus dinámicas los logros individuales de docentes. Está mucho más atenta a que el profesorado se sitúe en el promedio, aunque para ello haya que frenar a los que van avanzando. Y mira que es buena gente el equipo directivo del lugar donde, por ahora, trabajo. Pero no hay manera de que comprendan que una organización necesita visualizar los éxitos que en ella se producen, no ocultarlos para mantener una apariencia de estabilidad y de pacífica cohesión que, realmente, no existe, que es solo fruto del freno puesto a los avances por los que no los desean, por los que entienden que el término medio es la virtud (cuando realmente es ir moderadamente atrasado).

No hay manera de que entiendan que todos los éxitos proceden de profesorado periférico en parte o en todo, que en el promedio no hay ningún éxito.

Un éxito personal no es una buena noticia. No si no tiene la vocación de terminar influyendo sobre la organización en la que uno se encuadra. No si se tiene la vocación de transformar…

Qué voy a hacer para dejar de estar triste es algo que aún no sé…

Actualización 22 de febrero:

Dos cosas… Que la tristeza es más profesional que personal. ¡Hombre…! Hay días y días, pero en general no hay una enorme tristeza personal pese a que la profesional sí sea intensa…

Y la segunda. Que quede bien claro. Aunque tenga tristeza profesional, mi máximo reconocimiento a la integridad y honestidad del equipo directivo de mi IES. Y también a su amabilidad a la hora de discrepar. Eso es un lujo que todo sea suave, ciertamente, para los tiempos que corren. Aunque la distancia profesional es amplia, muy amplia, la personal no es así.

12 respuestas a «El éxito triste…»

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  2. Nicolasa Quidman

    En dos palabras (como el Jesulín): mucha calma.

    No es verdad que no influirás, todo depende de la escala que consideres: organizacional y temporal. El problema para cambiar las cosas en un mundo enredado es que seguro que cambia algo… en algún lugar… en algún momento. Todo lo paciente que eres (y confiado) con el aprendizaje de tu alumnado… «Deduce el resto, que para eso eres inteligente» (Francesc Llorens)

    En realidad, solo es un comentario anti-desánimo, porque mis afirmaciones son poco científicas (están más bien basadas en la intuición, que es una forma desordenada y sin control consciente de recogida e interpretación de datos). A mí me gusta lo que tratas de hacer, lo que haces, cómo lo haces, y espero que se vaya contagiando, aunque sea por ósmosis… pero es un proceso lento… mucha calma.

    ¡Nos vemos pronto!

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    • José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

      ¡Hola Nicolasa María (ya no puedo evitar llamarte de las dos formas, jejeje)!

      Sí, calma en público tengo. Los puños solo me los como cuando nadie me ve! 🙂

      Pero creo que hay que hacer visible la patología de las organizaciones en las que el liderazgo no se marca la evolución como algo cotidiano. Esa patología es la que lleva a la profe que decía Jordi, en su post, a creer que solo existe una forma de hacer las cosas: la suya. Y la que lleva a que Manuela Virto, en su otro post, cuente un éxito y pase desapercibido. Creo que es momento de decir que las organizaciones escolares están enfermas, con esclerosis. Y es que los equipos directivos no están formados en el liderazgo del que tanto saben @jbjimenez y @anamelg. Su liderazgo es otro, muy otro. Y eso que los directivos de mi centro son buena gente… Pero no es ese su estilo y la consecuencia es que la organización no evoluciona. Porque no ven claro que todos los éxitos vendran de periferias, de anormalidades. Mejor dicho, de convertir lo periférico y anormal en central y habitual.

      ¡Y sí, nos vemos pronto! 🙂

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  3. Juanjo

    Te entiendo, amigo, pero no pienso consentirte esa tristeza, que te viene dada por abrirnos caminos, enseñarnos fallas, mostrarnos enormes aciertos, señalar errores. ¿Triste por eso? No te dejo, tío, no te lo permito. Los microcontextos tienen esas cosas y a veces ahogan, pero marineros como tú están hechos para mares peligrosos, aunque el peligro sea esa calma chicha que tan bien explicas.

    Un abrazo fuerte

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    • José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

      ¡Hola Juanjo!

      Hombre, la verdad es que es una tristeza profesional, no tanto personal. De esa hay un poco, pero no tanto que me afecte mucho (algún día más, pero no son demasiados). Me preocupa mucho lo que decía antes, de la patología de las organizaciones. Pero también disfruto de ver entornos en los que se aprovechan bien los logros individuales y los convierte en colectivos. Como el vuestro, el IEDA. Seguro que allí también tenéis vuestros problemas, sin duda, pero tenéis un modelo rico y enriquecedor, un modelo con vocación de contagiar. Ojalá sea más conocido.

      No, rectifico. Miles de personas (yo incluido) necesitamos que sea más conocido. Para ayudar a visualizar normalidades (para vosotros-nosotros) que parecen imposibles (para otros).

      Ese día en el que mi equipo directivo y todos los equipos directivos sepan que hay otros modelos, y sepan que en el promedio no hay grandes cosas, y se den cuenta de que las organizaciones no son estables por estáticas sino por evolutivas, ese día, se me borrará la tristeza profesional.

      La personal se me borrará pronto porque quiero volver a Sevilla a por más serranitos… 😛

      ¡Un saludo-beso-abrazo E-N-O-R-M-E, amigo!

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  4. @luisutopia

    Estimado José Luis:

    Uno, uno solo de nuestros alumnos es una familia en el futuro, es un ciudadano del futuro, es un profesional del futuro… y que tenga gusto por aprender, sepa expresarse, sepa colaborar y sepa utilizar herramientas TIC, es muchísimo. Además, tú consigues en febrero prácticamente completar el trabajo del año con la mitad de la clase. Qué quieres que te diga… ¡¡¡que no tienes motivos para estar triste!!!

    Las instituciones (la escuela ¿y quizá todas?) están enfermas. Es un hecho. El «poder» (por ejemplo, el que creen tener personas por tener una jefatura de estudios adjunta en un centro de mala muerte, sin ir más lejos) es inmovilista, tiende a perpetuarse, y a corromperse. Cierto que hay honrosas excepciones, como las que comentas. Pero a día de hoy no son más que eso: excepciones. Y sí, domina la mediocridad. Es muy triste: se te pide todo el tiempo que no asomes la cabeza de la fila, y que si eres más alto, te arrodilles si hace falta: «sé mediocre, para que a los demás no se nos vea que lo somos». Este tema lo he vivido muy de cerca. No te puedes imaginar cuánto te entiendo.

    Pero por eso… no me queda más que volver al primer párrafo. El profesorado de música tiende a tener 200 ó 300 alumnos (no es exageración), y parece entonces que hacer que aprendan 5, o que se interesen 4, no es nada. Pero bien pensado: son cuatro familias, cuatro futuros, cuatro personas, ciudadanos, profesionales… Es mucho. Y tú no lo consigues con cuatro. También es verdad que la no continuidad del trabajo es una pena y se desaprovechan los esfuerzos. Pero no es en absoluto un desperdicio: mejor que tu alumnado viva ciertas cosas contigo, a que no las viva nunca.

    Siempre nos quedará el aula, y eso es motivo de sobra para alegrarse.

    Un fuerte abrazo.

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    • José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

      ¡Hola Luis!

      Lo primero, dejar muy claro que creo en la honestidad e integridad de mi equipo directivo. Sí, discrepo de ellos y no es un secreto. Pero mantenemos una discrepancia amable no exenta de puntos de colaboración. Es un entorno razonable el que me ofrece el equipo directivo porque puedo llevar a cabo mi trabajo, aunque no puedo convertirlo en visible con facilidad. Mi problema es estar lejos del punto promedio en el que ellos creen que debe ubicarse el centro. Pero es verdad que es un centro complicado, al cual accede mucho profesorado en momentos avanzados de su carrera profesional, y en el que se percibe una cierta presión social sobre los resultados (aunque yo creo que son más bien problemas de comunicación que otra cosa).

      Pero el problema es que sí, las instituciones están enfermas, como dices muy bien. Y es un problema porque la Consejería no lo percibe con claridad. No existe un plan de formación de los equipos directivos para ejercer liderazgo o gestionar emociones en la escuela 2.0. Tampoco es muy habitual que un directivo imparta docencia a alumnado de 1ºESO, lo que complica que perciba los problemas que existen y le aleja de las metodologías y emociones que están apareciendo y transformando la escuela. No se dan cuenta de las brechas que se abren por lo exigente de los entornos tIC para alumnado, profesorado y familias. O de la necesidad de planes específicos para cerrar esas brechas. Tampoco de que es imposible la docencia C.0 sin cambiar los roles de profesorado y alumnado. O que la evaluación tiene que suceder de otro modo. Ni se terminan de creer la enorme eficiencia de los entornos tIC…

      La educación está cambiando y no es habitual que los ojos de los equipos directivos estén en situación de verlo (no tanto por ellos, aunque a veces sí, sino por la patología de las organizaciones escolares).

      Y en cuanto al alumnado… Me desespera ver que puedo trabajar con gente que suspende otras materias y termina abandonándolo todo porque, total, aprobar una no le sirve. No quisiera perder ni uno. No me vale sacar a varios, jejejeje… ¡Los quiero a todos aprobados como consecuencia de haber aprendido! Jejejeje… Soy así de ambicioso, no puedo evitarlo.

      Luis… Muchíííííísimas gracias por tu comentario, que me permite precisar y ahondar varias cuestiones que se habían quedado en el aire, sin terminar de concretar. Lo que yo daría por que el Consejero tuviera un ratillo para hablar con gente como tú, que sabe de primera mano de la patología de las organizaciones escolares, de los problemas con equipos directivos francamente hostiles… En fin…

      ¡Un abrazo, tío! 🙂

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  5. @salpegu

    Buenos días José Luis. Siento que la tristeza entre en cualquier sitio y más que muerda a personas que aprecio. Para mi como padre es esperanzador conocer y contar en el sistema educativo con profesorado como tu y como todo mi TL.

    El concepto docencia C.O yo lo veo esperanzadoramente C.2 por que al menos 2.000 sí os movéis con criterio. El contagio es imparable, bién por osmosis, como dice María QM, o viral.
    Y yo, que no tengo mucha base científica, creo que cuando algo empieza a transformarse, acaba lográndolo. Dificil el camino, sí, pero lo fácil no ofrece resultados gratificantes.

    Cierto que ya quisiera el sistema, vosotros los docentes y las familias tener Directores como @jbjimenez y @anamelg, Jefes de Estudio como @fgpaez y otros que me dejo en el tintero, docentes como tu, @gregoriotoribio, @luisutopia, @olmillos, @NoLolaMento, y todos los que gracias a Twitter voy conociendo (virtualmente), y me tienen muy esperanzado.

    Que se conozca y difunda lo que hacéis es necesario. Una Wikileaks educativa. Y como dijo Lola «Menos samba y más trabajar», no por vosotros que ya os pasáis de hacer, y sí a otros que se limitan a evaluar sin hacer una autoevaluación de su función docente, directiva, política, social y moral.

    Saludos desde mi trinchera,Salvador

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    • José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

      ¡Hola!

      La verdad es que la tristeza profesional por mi organización no me lleva a una tristeza personal por todo lo que cuentas, que es completamente cierto. Existe otra (des)organización en la red, fructífera, sin la que no habría llegado a hacer lo que hago. Que me potencia y me lleva a contactar con gente que colaboramos. Pero sigo triste profesionalmente porque mi organización presencial ni huele lo que podría obtener, vía mía, de mi (des)organización virtual.

      Mmmmmm… ¡Tú te has explicado mucho mejor que yo! He cogido el sentido de tus palabras y lo he escrito mucho más raro, mucho más liado… 🙂 ¡Es tan sencillo como tú lo cuentas…! Buena gente que se elige y se acompaña mutuamente. Así de simple. Y eso permite sobrevivir y esperar a que las organizaciones (IES, CEIPS) en las que estamos cada día puedan acoger lo que podríamos aportar.

      ¡Seguimos!

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  6. Yolanda jb

    NO sé si conoces ese poema de Gabriel Celaya: «Todas las mañanas, cuando leo el periódico, (lo tengo en http://educarueca.org/spip.php?article59)
    Eso es lo que me pasa a mi. Cuando decido salir a ver qué más hay fuera y encuentro gente como tú me digo lo que Obama. Oh, yes… Gracias por compartirnos tu tristeza, aunque la profesional sea un poco menos preciosa que la otra, gracias también.

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  7. Alejandro

    Hola Jose Luis!!

    Inspirada en la tuya voy a probar mañana una dinámica similar aplicada a la resolución de problemas. Así que, si quieres, vente mañana a mi clase y me cuentas qué te parece, ¿ok?.

    Te la resumo muy brevemente:

    1) Los alumnos discuten, hablan… sobre un problema propuesto (4, 5 minutos)
    2) Indagación de ideas, ¿qué grupos lo tienen resuelto?… . Si alguno está «atrancado» se nombra un alumno viajero que va a coger ideas de otros grupos y luego vuelve a contarlas al suyo (5 minutos)
    3) Selecciono un alumno al azar (de los que peor van) y explica el problema en la pizarra. Los compañeros le ayudan si se atranca en algo. (5 minutos)
    4) La nota del grupo depende de la exposición del compañero. El éxito de todos es el de cada uno. Con ello pretendo incentivar el trabajo en grupo, la cooperación y la ayuda entre iguales.

    Problema que me agobia y condiciona: en 15/20 minutos (que luego siempre es más) hemos visto un solo problema. A mí particularmente, atendiendo exclusivamente a mi forma de entender las cosas, no me importa pero… ( ya sabes eso que digo siempre de «pies en el suelo y mirada en el cielo», el año que viene yo no seré profe de estos alumnos). ¿Y si algún día pensásemos en que programas, horarios, disciplinariedad… nos facilitase las cosas en vez de dificultárnoslas?, no te imaginas las veces que he pensado «cuánto aprenderían estos niños si no fuese por esta hoja» , me parece de locos…

    En fin, ya hablamos, continuará… , jeje

    En cualquier caso, como ves tu trabajo sí da frutos e inspira a mucha gente, así que eso es un motivo para celebrar un éxito alegre, ¿no crees?. Un abrazo.

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