Dos direcciones en el aprendizaje, trampas y 24 horas

Ésta es una cosa que llevamos comentando César Bernal, Manuel Rubia y yo (nos gusta pensar que somos un equipo) un tiempo, y que aún no he resuelto completamente yo en mi aula. Me refiero a la dirección en la que sucede el aprendizaje.

Goyko
Fuente: Blog Nepal (muy recomendable)

Hay una que me gusta especialmente. La que va desde los intereses del alumnado, presentes o potenciales (especialmente sus intereses respecto a sus expectativas de futuro) hacia el currículum. Sé que esa es la buena, sin duda. Pero cada vez que la intento implementar choco con varios obstáculos que aún no he logrado remover del todo: la poca experiencia vital acumulada por el alumnado. Y que no creo que sea fruto de su edad, no. Creo que es fruto de su estilo de vida. «Efecto Nepal» comentábamos César, Manuel y yo en un café hace tiempo. «Efecto Nepal» porque si tú vas de viaje a Nepal (o a un donde sea lejano) te pasan tantas cosas que, a la vuelta, tienes con qué relacionar las cuestiones del currículum. Sin embargo, en mucho alumnado se presenta el «Efecto no-Nepal». Es decir, no le pasan cosas. Su vida transcurre en un plácido cubículo, protegidos de las variaciones, del cambio. No es cierto para todos, no. Hay muchos que tienen incluso demasiada experiencia vital acumulada para una edad tan corta. Desgraciadamente, en algunos casos. Pero, aún así, para muchos de ellos sus días son cómodamente predecibles.

Eso no es que esté mal. Pero no es el entorno que más favorece aprendizajes, la verdad. Es complicado enganchar ideas a un cerebro en el que hay una repetición, día tras día, de casi lo mismo. Sería deseable, creo, una cierta dosis de exposición al cambio, de contemplación de la realidad con otros ojos y con adultos (especialmente las familias) acompañando. Si ésta es una época en la que China está emergiendo como la superpotencia dominante, de eso debería hablarse en la mesa, a la hora de comer. Si hay incertidumbres acerca de la disponibilidad de empleo para jóvenes durante largo tiempo, de eso debería hablarse en un rato en la sala. Si hay un proyecto familiar, de ese debería hablarse durante la cena un ratito.

Dos direccionesCreo que el «Efecto no-Nepal» muestra que la vida es algo que nos pasa, no algo que protagonizamos. Un «la vida nos lleva» más que un «la recorremos». En esas circunstancias, recorrer el camino desde la vida al currículum no es fácil. Requiere hacerse preguntas sobre uno mismo, sus expectativas, sus rumbos. E ir al currículum en busca de algunas respuestas.

El otro camino no es desdeñable. Es el que parte del currículum y llega a la vida del alumnado. Requiere una cosa diferente. Precisa de apropiación. Y ayuda a que el alumnado se haga consciente tanto del currículum como de su vida. Es mucho más dirigido, algo menos participativo y requiere de más intervención docente. Sinceramente, me gusta, pero un poco menos que el anterior.

Lo veo más bien como una etapa, en la que el objetivo, más que transmitir un currículum, es alertar la mente y los sentidos del alumnado, sorprenderlo y predisponerlo a la formulación de preguntas y a la búsqueda de respuestas.

Copiar, pegar, deshacer
Fuente: Anne Sonsouza

Y claro está, también cuenta la visión que ha acumulado mucho alumnado del aprendizaje. En la que la autoestima ha podido quedar dañada en algunas y algunos en múltiples ocasiones (por la razón que sea). Lo que conlleva desconfianza ante el aprendizaje. Y la preferencia por la trampa. En la que se prefiere la copia sin sentido, automática, al peso, a la reflexión, por muy increíble que a los adultos nos parezca. En la que el aprendizaje no genera ningún placer porque ha sido una actividad individual y castigada en caso de (frecuente) error.

En esa situación, ambos caminos, ambas direcciones, están atascadas.

Este año, en 1ºESO, 2ºESO y 3ºESO (diversificación) estoy tratando de arrancar la primera de las dinámicas. Pero hay que llevarla con tiento, veo. Tengo más alumnado del que inicialmente parecía atascado, alejado de ambas dinámicas, instalado en el rechazo del aprendizaje. No un rechazo abierto, no. En la preferencia por la trampa. Sobre todo, por el copiar sin sentido. Aunque sepa que va a ser «cazado» seguro, tarde o temprano. También tengo alumnado con una experiencia vital muy reducida. Y alumnado en el que su experiencia vital está completamente divorciada del currículum, que interpreta el entorno educativo como un medio para llegar al sitio donde verdaderamente aprenderá. Que busca, ahora, sólo una nota que le permita poder progresar.

Ninguna de estas cosas las veo sensatas, pero tengo dificultades para que el alumnado me entienda. ¿La mayor? Que sólo nos vemos tres horas a la semana. O sea, que llevamos apenas 24 horas (dos meses) de trabajo. Sin duda, la fragmentación del currículum tiene mucho sentido desde el punto de vista del saber y de los sabios. Pero desde el punto de vista de la persona que se forma es de lo peor que ha sucedido en educación. No sé si estupidez es un calificativo que le cuadra bien a ese enfoque…

¡Ojo! Que también tengo alumnado que empieza a recorrer con facilidad el camino desde el currículum a su vida. E incluso algunos que dan ya sus pasitos desde sus preguntas hacia el currículum. Gente que ha descubierto que copiar con criterio está bien, muy bien. Y es que muchas personas son tan resistentes que ni un mal sistema educativo puede con ellos y ellas.

8 respuestas a «Dos direcciones en el aprendizaje, trampas y 24 horas»

  1. Carmenca

    Como tú bien dices uno de los más tremendos enemigos es el tiempo, la organización temporal en secundaria representa una auténtica losa ¿soluciones? siempre en equipo y eso es otra auténtica losa, tú lo sabes bien.
    Pero como observadora privilegiada e imparcial de tu aula yo no vi alumnado pasota (puede que un poco desconcertado si) vi alumnado que QUERÍA HACER COSAS, vi alumnado que se ayudaba y que podía ayudarse, vi alumnado con un manejo rápido de las tecnologías y vi… un profe que se atreve a que lo graben, a que lo critiquen y que tiene muchas ganas de hacerlo cada vez mejor.
    Enhorabuena compi.

    Responder
  2. vicent

    Hola JL. Enorme el intento por contarnos lo que pasa en tus aulas y con tus chicos. Admirables los relatos que te permite escribir. Cada vez estoy más convencido de la irrelevancia de la enseñanza secundaria en la vida de los chicos. Podria ser más importante pero tan sòlo encuentro razones corporativas (muy legitimas e importantes, sin duda) que impiden otros efectos. No comparto demasiado las categorias que utilizas, la relación curriculo-vida, pero se nota que te es muy útil y para nada suena a hueca cuando la formulas. Yo no sería tan atrevido con las vidas de los otros. Por otra parte, saber de esa irrelevancia me permite tener una actitud en clase y con todo el universo de elementos que la componen que, a toro pasado, vislumbro como más útil para los chicos. Creo que desde esa posición estoy, aún más si cabe, mejor dispuesto para ellos y, paradójicamente, ocurren más y mejores cosas (relativas a lo académico, claro). Pero lo nuestro, con la cantidad de horas que pasan allí, dentro de un trajín de profes y asignaturas, trabajos, exámenes… y no sabemos nada, pero nada, de los intersticios que ellos ocupan cuando están entre iguales, como decía, lo nuestro, es otra cosa… irrelevante, como las otras. ¿Qué procesos (¡cómo te gusta el término!) han sido relevantes en tu aprendizaje? ¿Alguno en la secundaria? Estaría bien comentar esto con los compañeros. Si hay ocasión, los analizamos. Un saludo.

    Responder
  3. ©NoLolaMento

    Vicent, yo todo lo que recuerdo de secundaria (bachillerato para mí entonces), especialmente en lo que realmente importa que era lo que aprendía de la vida (hasta entonces viví embutida en vestidos casi almidonados y sin poderme manchar) y las novedades que me mostraban la posibilidad de un mundo diferente y una salida a otra vida menos encorsetada (y no hablo de morirme, jeje), pues todo, todo, lo aprendí de mis iguales y de dos profesores de cien que tuve.
    La secundaria hay que coger aire, taparse la nariz y pasarla lo mejor posible porque no hay más webs. Ahora estoy viviendo un mal momento en esto, viendo como un chaval comprometido, trabajador y buena gente va anunciando su retirada de los estudios porque ya no puede más.
    Lo peor de la secundaria que tengo a mano no es que no les dé lo que se merecen, es que les quitan la ilusión, les roban el mes de abril, apenas hay un atisbo de interés en sus personas, y eso duele mucho (a mí)
    JL, como siempre, qué bien te explicas, qué pena que estemos tan lejos.
    😉

    Responder
  4. José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

    ¡Hola Vicent!

    Te juro que quería hablar contigo aquí desde hace 15 días pero llevo la peor racha de trabajo de mi vida (y no me refiero a que salgan las cosas mal, no; me refiero a que está diluviando trabajo, jejeje…).

    Creo que llevas más razón que yo cuando indicas que no compartes esas categorías. Y das en el clavo. No es que sean ciertas, no. Probablemente no lo son. Pero me son útiles en mi práctica docente. Porque yo no tengo acceso a la personalidad polifacética del alumnado. Porque me faltan piezas del puzzle. Y allí donde detecto un «efecto no-Nepal», lo que estoy realmente detectando es que me falta saber más de esa persona, no que esa persona no tenga. Y, probablemente, a esa persona también le hace falta saber más de sí mismo. El «efecto no-Nepal» revela tanto desconocimiento mío como, probablemente, falta de reflexión del sujeto.

    También llevas razón en la relevancia de los procesos. Lo más relevante de secundaria que me pasó fue la gestión de las emociones que algún profesorado usó conmigo, no el currículum. Sino las emociones hacia el currículum.

    Tu intervención me ha mejorado muchísimo. Este post. Y sí, llevas razón cuando dices que no necesitas un blog propio, que están los de los demás. Esta entrada es tan tuya como mía gracias a tu intervención.

    ¡Un saludo!

    Responder
  5. José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

    ¡Hola Carmenca!

    Perdón por el retraso… Arggggghhhh… Tú sabes cómo llevo estos últimos 20 días… 🙂

    Sí, se veía alumnado que quería hacer, pero alumnado que quería hacer lo que el profesor le había dicho o lo que suponía que el profesor le había dicho (mediatizados por su experiencia previa de más de media década de castigo al error).

    Pero no se veía alumnado queriendo hacer eso por sí y para sí. Esa es mi preocupación. Y el gran descubrimiento que me aportáis es el del aprendizaje colaborativo. Que no es una capa más, que no es más trabajo. Al revés. Que es lo que le da sentido a todo. Llevo estas tres semanas centrado en el tema colaborativo gracias a ti, a Ana y muchísimo a Aida Ivars, y los resultados mejoran una barbaridad.

    ¡Gracias, montones de gracias por pasar por clase y prestarme vuestros ojos Ana y tú! Me faltaban cosas y me las habéis dado.

    Por cierto… Quiero más… 🙂

    Responder
  6. José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

    ¡Hola Lola!

    También de acuerdo contigo, incluyendo lo gráfica que eres. La secundaria actual es un problema tremendo para el alumnado. Pero también para las familias. Y también para el profesorado. Todos esos actores se creen atrapados en una espiral de expectativas mutuas. Hacen lo que hacen porque creen que los otros esperan eso de ellos.

    Y hay que romperla, hay que sustituir esa espiral de expectativas mutuas por otras, en los que cada actor se cuente, le cuente a otros que espera. Y las emociones van a ser nuestra guía. Si hay ilusión, vamos bien, vamos bien… Si no…

    ¡Gracias por pasar! Mi alumnado no lo sabe, pero tú me enseñas cosas que luego les llegan a ellos.

    Responder
  7. Nicolasa QM

    Me va a costar mucho lo que voy a contar pero lo voy a intentar. Ahora, como adulta, disfruto de mi conocimiento del mundo, tanto en lo intelectual, como en lo emocional. Me gusta hacerme preguntas, y se que puedo hallar respuestas a algunas, aunque sea parciales. Creo que podemos llamarlo apropiación del conocimiento, en el sentido de que lo considero parte de mi vida. Para llegar aquí, he pasado por la universidad, que es el lugar en el que aprendí a interesarme por lo que ocurría en el mundo del saber, y por su relación con la ideología, las decisiones, el equilibrio coste-beneficio… Allí también conocí a mucha gente con la que compartir, discutir, arrimar el hombro, exigir a los de arriba, esperar de los de abajo… Para llegar a la universidad, debí hacer un bachillerato, en el que conecté con algunos aspectos del conocimiento que – intuí – eran puertas a algo enorme, inimaginable: la inmensidad del saber científico. Aprendí a hacer cosas útiles (estimar, calcular a ojo, resumir, documentarme, usar muchos colores para estudiar, leer a los filósofos, preguntar lo que no entendía…) e inútiles (analizar sintácticamente una oración de 3 líneas, calcular un determinante de 5×5, estudiar choques entre bolas…). Los años anteriores (los equivalentes a la ESO, realmente el Intstituto era sólo un lugar en el que compartir conversación,experiencias y sustos, con mis iguales como dice Lola, y con muchos adultos que cursaban en el Nocturno. Eso fue, seguramente, lo mejor: adultos que no habían estudiado en su momento, por distintos motivos, y que volvían a las aulas para tener una forma de acceder a la universidad, donde tenían puestas sus esperanzas. Ese contacto con adultos, que en parte eran iguales, y en parte no, creo que es algo de lo que más valor tuvo para mí en esos años. En fin, me desvío, pero este hilo tendré que seguirlo alguna vez.

    A lo que iba: pasé y sufrí el instituto unos años, y fue irrelevante porque solo consigo acordarme de la relación con las personas. Pasé sin pena ni gloria, pero no sucumbí, no me hundió, no socavó mi autoestima, no me sentí insultada ni vejada…salvo en muy contadas ocasiones. Y creo que ESO es lo que ha cambiado. Sería muy importante preguntarnos que está pasando, porque conseguir relevancia en el mundo de los adolescentes no está en nuestras manos, excepto en lo afectivo…

    Igual se me va la pinza…

    Responder
  8. José Luis Castillo Chaves Autor de la entrada

    ¡Hola Nicolasa QM!

    Creo que eso es lo que quiero reflejar. Que el paso por el instituto o por el cole forma parte de la experiencia vital. Todo él. Las conversaciones de pasillo mientras viene el profe, las conversaciones de mesa cuando ya está el profe… Lo que es una pena es que mucho de lo que hacemos no incluye esa experiencia vital, la fomenta, la lanza, la hace crecer. Es una pena tanto tiempo perdido… Especialmente a unas edades en los que aún no se ha enriquecido la mochila de la persona. Sería una buena oportunidad para hacer pensar, hacer sentir, hacer crecer.

    Y me da rabia que no lo sea, en realidad. O que lo sea a pesar del currículum, no por él.

    ¡Un beso, María!

    Responder

Deja un comentario si lo deseas. ¡Y gracias por leer! :)

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.