Nunca entendí a los que quieren más al territorio que a sus habitantes. Ni a los que son capaces de matar. Y menos a sangre fría. Ni a los que hacen cálculos sobre vidas humanas. No entiendo a los que odian. Y menos a quienes odian a gente a la que no conocen. Porque sí, porque son distintos.
No entiendo a muchos.
Y entre esos muchos, no entiendo a ETA.
Ni falta que me hace.
Sí entiendo sentirme mal por la muerte de alguien que no conozco. Isaías, lo siento. Por ti, por tu familia, por tus amigos. De corazón. Cuando vote pensaré en ti. Y dejaré esta entrada aquí para recordarte y para que quien quiera te pueda recordar. Con mucho dolor.
No veas tío, me has puesto la piel de gallina. Eres una buena persona.
Es una pena que algunos hayan evolucionado tan poco, así es. Todavía hay gente que quiere más al territorio que a sus gentes. Jane Goodall nos da algunas pistas (habla de los chimpancés): […] «Fue muy chocante. Sucedió después de que la comunidad principal estudiada se dividiera, y una pequeña parte se asentara en la parte sur y tomara posesión de ese área. Los machos de la parte más numerosa del área del norte empezaron a entrar progresivamente cada vez más en el nuevo área de los machos del sur. Y cuando se encontraron con uno de los machos del sur lo atacaron y lo dejaron morir de las heridas. Es decir que después de 4 años los 7 machos y las 3 hembras desaparecieron y los machos victoriosos con sus hembras ocuparon el nuevo territorio». […] «Sí, fue horroroso. Esta hembra había sido atacada repetidamente, pero todavía no estaba tan malherida que se fuera a morir, y lo que hizo fue alargar el brazo para sentirse segura, y lo que hizo fue esto (hace un gesto de limpiarse el hombro), y es cuando el macho se limpió con las hojas. O sea que claramente establecen diferencias entre el grupo propio y el otro grupo. Este es el principio de esta aflicción de la humanidad que separa a un grupo de otro, que lleva a tanta violencia y guerras, y de la capacidad de tratar a los seres humanos de otro grupo con etiquetas que casi no son humanas, como los nazis trataban a los judíos; y hoy día sucede lo mismo». Yo me pregunto: ¿algún día evolucionaremos hasta considerar la vida ajena como algo «sagrado», o por el contrario, seguiremos anclados en nuestro instinto más irracional?
Estoy contigo y con la hija de Isaías. Ojalá mis hijos nunca tengan que manchar su ropa con la sangre de su padre asesinado ante sus ojos. Creo que esto que siento es compasión, algo que no siente quien dice amar a la humanidad pero odia a la gente.
Cosas así, hacen que me averguenze de ser persona, aunque claro llamar a «esta gente» personas es un insulto
joder profe!! es una entrada muy bonita, la verdad es ke me a «chocado bastante», este tipo de cosas hace que reflexionemos, es verdad que a Isaías no lo conociamos, pero era una persona, como usted, como yo o como cualquier otra, y tenia derecho a vivir. Dejeme felicitarle por mostrar de esa manera su rechazo a los que matan, estoy deacuerdo con lo que dice Eugenio Manuel, eres buana persona, aunque siempre trates de mostrar lo contrario.
Gracias por vuestros comentarios. Wahiba, sólo trato de mostrar lo contrario de lunes a viernes, y tú sabes que es teatro. Lo sabéis todos de hace tiempo, ¿verdad? Un besazo con todo mi cariño, que es mucho. Significa mucho para mí tu comentario.