Desaprender estilos políticos demonizadores

Esperanza Aguirre ha demostrado tener el peor de los estilos políticos posibles. Ese en el que dices lo que sea con tal de lograr los votos para hacer luego lo que te da la gana. Pero también ese en el que acusas de todas las maldades a tu adversario hasta convertirlo en enemigo. Y, cuando cambia de adversarios, cambia las palabras hacia el que antes era su enemigo, antes había deshumanizado, despojado de toda virtud y asignado todos los pecados. Cambia esas palabras de negación de la dignidad por alabanzas. Porque le hace falta como instrumento, no porque legítimamente lo crea. Además, ha demostrado carecer de empatía por la necesidad que experimenta la gente en época de crisis, por lo que sufren las personas.

Pero su estilo, compartido por mucha gente del Partido Popular, marrullero, inhumano, despersonalizador, destructor de la empatía, se ha contagiado. Ya no es solo patrimonio del Partido Popular. Aparece con frecuencia en todo el espectro político.

Y toca desaprenderlo.

Creo que viene un tiempo que no es para la gente que cuando piensa en política piensa en cuchillos. Creo que viene un tiempo en el que, en cuanto surja un desacuerdo, toca aceptarlo y correr a buscar un punto de encuentro que nos ayude a recordar por qué estamos. Creo que viene un tiempo en el que no falte ni un día que se diga «sí se puede, pero solos no podemos». Creo que viene un tiempo de aprendizaje de la política colaborativa y desaprendizaje de la política como combate. De permitirnos errores y agradecer que se hayan cometido porque son parte del camino. De solo señalar las incoherencias pertinaces. De saber que con nadie se tiene un 100% de acuerdo y que un mero 5% en común ya hace que merezca la pena hablar y no parar.

Creo que viene un tiempo que me interesa. Porque el anterior, ni me gustaba ni me interesaba ni me valía la pena ni quiero volver a él.

Y pienso que la primera tarea es localizar los puntos de encuentro. Más fácil imposible. Porque hay muchos. Pero muchos, muchos, muchos. Transparencia, participación ciudadana, limpieza y honradez en la gestión, servicio público, inclusividad, equidad, empoderamiento de la gente, preparación de un futuro compartido capaz de afrontar los riesgos y encontrar las oportunidades, economía social, desarrollo sostenible… Anda que no hay por hacer…! Juntas y juntos. Y enredados, sí, pero en la red y colaborando.

Hay un montón de «qués» como para andar en los «quiénes». Creo… Opino…

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