Secuenciar un genoma es una cosa. Averiguar qué genes hay ahí, es otra. Encontrar qué secuencia exacta de aminoácidos tienen las proteínas fabricadas también es un paso distinto. Y, finalmente (por ahora) tenemos identificar la forma de esas secuencias.
Por ahora, de manera rutinaria, sólo hemos dado el primer paso. No vamos mal en el segundo y en el tercero gracias a sistemas informáticos. Pero en el cuarto estamos todavía en pañales.
Y te recuerdo que la forma de la proteína tiene mucho, mejor aún, todo que ver con su función. Sin dar ese paso, los anteriores no es que sean inútiles. Pero no se aprovecha bien toda la información.
Se avanza en esa línea. Hay laboratorios que tratan de enfocar el problema de un modo integral, a partir de análisis de secuencias aminoacídicas completas. Otros buscan patrones cortos que se repiten una y otra vez, como paso intermedio. Cada vez hay más información, como puedes ver en las referencias bibliográficas de algunos artículos. Van probando sus modelos informáticos y verificando sus aciertos. Los gráficos A y B son proteínas reales. Los C y D los resultados de aplicar un modelo de ordenador a las secuencias de aminoácidos. Fíjate cómo en B se logra mejor resultado. El modelo está por refinar.
Y construyendo bases de datos. Con los aciertos. Muchas bases de datos que poco a poco convergen.
Poco a poco avanzamos hacia el objetivo. Pero a un ritmo que te parece lento, seguro. Se está tardando años. Y tú acostumbrado a la velocidad de los episodios de CSI. Pero el ritmo no es lento, es vertiginoso. En diez años se ha avanzado tanto como en el siglo precedente.
Porque hay mucha gente estudiando. Y mucho espacio para gente que quiera añadirse a este estudio. Que quiera formarse bien, conocer bien, desde que está en la escuela y en el instituto, las bases de la biología, la informática, la matemática, la química, la física, la historia, la filosofía, la lengua, los idiomas…
La gente que va a aportar su grano de arena al nuevo mundo que viene. Que casi ya está aquí.
Ponte las pilas.