Creo en otra evaluación, con más bits

Un bit

No me gustan los títulos. Porque reducen enormemente lo que el alumnado ha aprendido. Lo reduce a un bit de información!!! ¿Lo tengo? 1 ¿No lo tengo? 0. No hay término medio.

Y no me gustan los exámenes que conducen a los títulos. Aparte de que no sé poner notas, no veo que sea posible expresar lo que el alumnado ha aprendido en un examen típico (otra vez, la evaluación con pocos bits). Para empezar, las preguntas difíciles quedan excluidas. Porque el factor sorpresa (nadie conoce qué cuestiones caerán) aunado a una pregunta difícil es sinónimo de suspenso seguro. Y si las preguntas difíciles queda excluidas, estoy ayudando poco a mi alumnado. Mmmm… Esto lo tengo que explicar más despacio. Más abajo, quizás, lo logre.

Examen típico

Fuente: http://tinyurl.com/ydfrd7v

Para continuar, no entiendo cómo alguien puede aprobar con el 50% (o el 45%) del currículum. Además, un aprobado en esas condicciones excluye posteriores posibilidades de aprender. No volveré a examinar de preguntas suspensas si el examen está aprobado. Y además. los exámenes son profundamente injustos ya que un alumno que suspende con un ejercicio quizá podría aprobar con otro distinto. Y están basados, en la mayoría de los casos en recordar y comprender datos, no en usarlos….

¡Que no me gustan los exámenes típicos, joder! 😈

Así que creo que quiero evaluar ya de otra manera. ¿Con exámenes? Pues lo que me diga el alumnado, no me niego. Pero prefiero evaluar con rúbricas y atendiendo a procesos de aprendizaje. Con rúbricas consensuadas, participativas, acordadas con el propio alumnado. Conmigo como representante del currículum ante el alumnado y como representante del alumnado ante el currículum. Y personalizadas. Las tIC me premiten crearlas fácilmente. Rúbricas destinadas a evaluar el proceso de aprendizaje que se pone en marcha cuando alguien trata de resolver un problema o tomar una decisión. Rúbricas que incluyan la adquisición o creación de información, su selección, su organización y su uso para generar un producto respuesta. Y un portafolio donde pueda ir mirando lo que hay, y orientar el proceso. Bueno, y también para que, además de la nota, el alumnado se lleve los productos del portafolio, esos que le representan y representan su aprendizaje.

¿Y la nota? Bueno… Alguna habrá que poner. Eso, ya veremos. Lo de menos es la calificación.

¡Oye! Que si el alumnado quiere, ¡pues habrá exámenes! Eso sí, nada como lo que ha habido hasta ahora. Con preguntas orientadas a competencias. Y propuestas por el propio alumnado, si así lo desean (aunque validadas o matizadas por mí). Donde la dificultad de la pregunta (elegida) cuente en el resultado, y donde la sorpresa no sea parte crucial. Donde los verbos empleados impliquen competencias. Ah! Y donde aprobar el examen no exista, sino que sea aprobar cada pregunta. Y cada pregunta debe formar parte de una tarea en la que los contenidos se usan para lograr una meta, resolver una situación problemática, tomar una decisión. Es decir, que los exámenes tendrán que ver con algunos tipos de tarea que pondremos para todo el curso. Ciencias naturales y economía, ciencias naturales y matemáticas, ciencias naturales y crisis, ciencias naturales y amor… ¡Yo qué sé!

Y por cierto. ¿Si un examen sale mal? Pues las preguntas que estén bien, quedan. Y las que no, a repetirlas desde otro enfoque. ¿Y si vuelven a salir mal? Pues otro enfoque. Y así mientras haya tiempo en el año.

Y donde el proceso de aprendizaje cuente más que el producto.

¿Que es difícil? Pues sí…. Eso me temo…

Y más difícil puesto que voy a tocar el núcleo del (mal) consenso social actual sobre la escuela: la evaluación. Supongo que vendrán tiempos compliados…

Pero es que no puedo seguir evaluando como siempre. De hecho, ya hace tiempo que no lo hago, pero aún me faltan cosas que te he contado por implementar.

Si no evalúo como creo que debo (con competencias, tareas, participación, tIC, procesos y productos -pero menos-…), si no evalúo así no seré honrado.

No le estaré dando a la evaluación los bits que merece.

Y así hasta que la evaluación se parezca más al primer dibujo que al segundo…

Bloques de colores

Escuela del siglo XIX

Fuente: http://tinyurl.com/ydcpsry

23 respuestas a «Creo en otra evaluación, con más bits»

  1. Javier

    Ya es algo sano que reflexionemos sobre la evaluación. Ahora el problema es tremendo desde el punto de vista abstracto y desde el punto de vista práctico, me refiero a cómo se relaciona con «medidas» externas, «notas», etc.

    Algunas de las cosas que apuntas o de las que se habla a veces ocupan un tiempo y demandan unos recursos que no pueden llevarse a cabo en la práctica educativa real. Por ejemplo, un seguimiento como «querríamos» hacer.

    A pesar de eso querría aportar algo que a veces no se tiene en cuenta tanto como a mí me parece que debiera. Con frecuencia criticamos los sistemas de evaluación porque son «impersonales», no tienen en cuenta más que resultados numéricos sin mirar a la persona, etc.

    Déjame hacer de abogado del diablo por un momento. Si un médico me opera mal, ¿debo contarle el planteamiento?, ¿o que se haya esforzado mucho?

    Un alumno, como humano, también debe ser capaz de obtener ciertos resultados en situaciones no muy cómodas o de estrés y con limitación de recursos… insisto, obtener resultados. Desde este punto de vista, el «examen tradicional», tan mal visto, puede ser también un ejercicio interesante.

    Y ya termino diciendo que no estoy criticando negativamente tu post, de hecho insisto en que me parece estupendo solamente que plantees la cuestión. También creo que si lo que evaluamos es a la persona o a sus capacidades futuras, andamos fastidiados, se me antoja imposible. Y ya, de verdad por último, muchos elementos tradicionales ahora muy mal vistos, como la clase magistral, los exámenes escritos, etc. tienen su utilidad y su ocasión para aplicarse.

    Saludos compañero.

    Responder
  2. José Luis Castillo

    ¡¡¡Hola Javier!!!

    Gusto en leerte, como siempre… 🙂

    Sobre la parte práctica, creo que llevas razón y no, todo a la vez, jejeje… Es verdad que es complejo pasar mucha información a una cifra o a un bit. Me supera. Y como siempre que un tema me supera, he dejado de preocuparme por él. Hago lo que puedo (con mayor o menor acierto y aplicando el «In dubio pro reo»). Y me concentro en lo que SÍ puedo y SÍ sé. Que es evaluar sin la calificación (ya la pondré después como buenamente pueda). Es decir, en dar la máxima información a mi alumnado sobre sus procesos. Y sí puedo gracias a las tIC. Las tIC me permiten llevar esos procesos de seguimiento y transferencia de la información muy lejos!!! 🙂

    En la situación del médico, también creo que llevas razón y no la llevas, todo a la vez, jejejeje… 🙂 Me explico. El médico está actuando en un entorno en el que aprende, sí, pero no es un entorno orientado al aprendizaje, sino a lograr éxito en su práctica profesional. La escuela no es ese entorno. No está orientada a lograr éxitos en las prácticas de las futuras profesiones, sino a aprender. Eso cambia las reglas de un modo definitivo. En enseñanza-aprendizaje el error tiene un valor y forma parte del proceso. Es una herramienta más y muy valiosa. En entornos profesionales el error es otra cosa. Se puede aprender de él, claro, pero no es una herramienta y, en muchos casos, no es aceptable.

    Yo creo, en realidad, que en la escuela hemos estado muy influidos por replicar entornos profesionales y dar más valor a los productos que a los procesos. Si la escuela es lo que es, las reglas son distintas. Y estoy convencido de que los procesos son mucho, mucho, mucho más importantes que los productos.

    Eso sí. Esa es una visión del tema. Una. Una de entre muchas. Una compatible con muchas. La mía, compartida con otros y otras, pero no con todos. Jejejeje… Por eso empezaba el post con un «Creo…», porque casi se trata de una cuestión de fe…

    ¡Un saludo enorme y gracias por el comentario! ¡Seguimos!

    Responder
  3. Puri

    ¿Llevabas una grabadora la otra noche? es que me ha transportado a Casa Puga, reproduce la conversación que mantuvimos un grupo de ilusionados que todavía cree que esto tiene arreglo.

    ¡¡¡Lo que dan de sí unas cañas!!! y una mente revoltosa e incansable como la tuya.

    Sigue pensando

    Un besazo

    Responder
  4. Javier

    No sé cómo lo hacemos… pero yo también estoy de acuerdo (y no) contigo.

    Suscribo lo que dices, pero añadiré que el «entorno educativo» debe formarnos para el arte de vivir en toda su extensión. Eso implica que ciertos elementos del exterior deben «colarse» para que se vayan acostumbrando.

    Quizá en lo que casi podría decir que no estoy de acuerdo es en que la escuela replica entornos profesionales. Con frecuencia me parece muy al contrario, y creo que incluso podemos estar «engañándoles», por ejemplo, cuando les tratamos entre algodones.

    En cualquier caso diré de nuevo que un docente que se preocupa por cómo evalúa es fácil que sea un buen docente, así que enhorabuena.

    Un abrazo compañero

    Responder
  5. vicentpardo

    Hola a todos, hacia tiempo que no pasaba por aquí… aunque he comentado poco, es reconfortante encontrar interlocutores.
    Un poco tibio lo de creo, los consensos abstractos son bastante inútiles, excepto si se persigue conversar…
    Me parece más interesante que se hable desde lo que se hace, que se muestre lo que se hace, y que cada cual lea lo que pueda o quiera con esos datos.
    Por mi parte, contaros que la evaluación DETERMINA la propuesta educativa, es decir, esta es más rica y relevante cuanto más compleja es aquella. Lo que ocurre es que esto último no es tarea fácil, exige una praxis, implicación y responsabilidad al profesor que abruma, especialmente porque el profesor es en tanto que situado en un conexto, y la enseñanza pública no es la mejor referencia para la innovación, ni siquiera para la reflexión sobre lo que uno hace, para su puesta en carga, es decir, para la autoevaluación y su consecuente toma de decisiones. Mucha inercia. Entonces aparecen brechas en la comunicación, Javier no puede (o no quiere) entender de lo que habla Jose Luis porque no participa de esa praxis, por lo que sea. Si fuera así no argumentaría contra una visión desde otra que es irreductible con aquella. Os dejo unos enlaces en los que se da cuenta de lo que hemos hecho este año, unas propuestas basadas en los PROCESOS, donde se evalúa desde y sólo desde los PRODUCTOS que los chavales elaboran a través de ellos. El exámen de un bit (muy buena la analogia, yo hablo de propuestas cerradas y abiertas) es, tan sólo, uno más de esos productos y, a veces, ni está:
    http://3esogb.posterous.com/ (contraseña 3eso)
    http://ccpmc.posterous.com/ (contraseña cpmc)
    http://ccpmc.wikispaces.com/

    Responder
  6. Alejandro Sarbach

    Estupenda entrada. Creo estar de acuerdo prácticamente en todo. Aunque tendré que leerla de nuevo, y también los comentarios que me parecen muy enriquecedores. Una pregunta: ¿Qué significa «evaluar con rúbricas»?
    Un abrazo
    Alejandro

    Responder
  7. Aitor Lázpita

    Hola, José Luis.
    Llevo un tiempo pensando lo mismo que tú, de hecho le doy bastantes vueltas a este espinoso asunto de la evaluación. Estoy tratando de dejar atrás los exámenes «tradicionales» e ir hacia un tipo de prueba que ponga en marcha otros recursos en el alumnado, pero lo cierto es que me cuesta mucho. Agradecería cualquier ayuda, sugerencia, información, etc,etc.
    Un abrazo.

    Responder
  8. Diego Ojeda

    Siento no poder ayudaros en ese debate sobre las ‘implicaciones prácticas’ de la evaluación, ya que, por el momento no tengo ‘actividad docente’ propiamente dicha pero, en fin, me gustaría también dejar mi opinión, con el valor que ésta tenga…
    Creo que cuestionar la evaluación en general y ciertos aspectos particulares de la misma, como la validaz y fiabilidad de los exámenes, los mecanismos de calificación, etc. debería ser una de las primeras actuaciones de cualquier equipo docente que se pone a programar y/o preparar su trabajo en los contextos normativos y sociales en los que se mueve la educación en estos tiempos. En ese sentido, creo que la primera premisa que habría que poner es la de buscar la mayor coherencia posible entre enseñanza-aprendizaje y evaluación y es esa búsqueda de coherencia la que, a mi juicio, lleva a José Luis a plantearse esa ‘comedura de coco’ cuando se pregunta, ¿pero qué hago yo evaluando con un examen y una nota si lo que promuevo en mis clases es la participación, la colaboración, el debate, la duda, lo relativo de las cosas, etc. Estoy con Neus Sanmartí en que la evaluación es el motor del aprendizaje (y con las otras nueve ‘ideas clave’ que plantea en su libro «Evaluar para aprender» Ed. Graó) pero además pienso que este «cuestionarse los mecanismos ineficaces» no debería ser una opción ‘tan válida como otra’ sino que es el camino que marca la normativa vigente, la comunidad científica, el Marco Europeo de Referencia para las lenguas, los modelos de buenas prácticas (vease vicentepardo arriba), etc.
    Podemos debatir sobre si los cambios en la evaluación son causa o consecuencia de los cambios en la enseñanza, pero la necesidad de esos cambios y el camino por donde han de transcurrir, pienso que no es cuestionable, al menos aquí y ahora.
    Enhorabuena a José Luis por el camino iniciado (he visto que has abierto también un espacio de colaboración con el alumnmado en relación con la evaluación, no?) y a los demás por darle vidilla a este debate sobre ese ‘vagón de cola’ del tren docente que viene siendo la evaluación; pero fijaros, que siguiendo ese símil sería como si ese vagón de cola al que casi nunca llegamos o al menos no nos sentamos a viajar allí, de alguna manera fuese el que conduce el tren y el que decide sivamos pa Albacete o para alcázar de San Juan que es adonde van todos los trenes… 🙂
    Seguimos..
    D.

    Responder
  9. José Luis Castillo

    ¡Hola Puri!

    Perdona el retraso en responder… Pero tú tienes la culpa en parte… Ya sabes, jejejeje… Materiales, reunión… 🙂

    Pues nada, chica, que espero seguir compartiendo cañas de ideas, con anotaciones en servilletas muchos años…!!! 🙂 Y vueltas y revueltas hasta lograr que el camino que intuímos llegue a alguna parte… Que parece que los resultados apuntan a que sí, no? 🙂

    Responder
  10. José Luis Castillo

    ¡Hola Javier!

    Creo que más que una discrepancia de enfoque es una discrepancia de grado. Si, creo que deben aprender que los resultados de un proceso serán importantes cuando estén en entornos exigentes. Pero poner un acento grande ahí puede llevarles a huir del error, a no explorar, a no buscar cómo mejorar arriesgando en territorios nuevos y a repetir caminos conocidos. Se trata de buscar un equilibrio que, sin tratarlos entre algodones de una manera estrecha (estoy de acuerdo contigo), sí se ofrezca cierta protección para que se atrevan, para que sean osados, para que el error, su reconocimiento y su uso como trampolín forme parte de su trabajo.

    Porque no sólo importa que haya médicos que no fallen. También hacen falta médicos innovadores y que sepan calcular riesgos, explicarlos y asumirlos.

    Seguimos!!! Y, como siempre, un placer… 🙂

    Responder
  11. José Luis Castillo

    ¡Hola Vicent!

    Pues el «creo» no tiene intención de ser ambiguo. Planteo cómo va a ser la evaluación para que mi alumnado y sus familias lo conozcan a fondo y me lo puedan exigir, y para ofrecer el modelo a otros para que opinen. Eso sí, con el «creo» evito afirmar «Esto es así». Y lo evito por la sencilla razón de que no lo sé. Sólo tengo la intuición, formada por las horas de clase acumuladas.

    En realidad, todo el post está escrito en futuro, pero no es futuro. No para mí, ni para el alumnado que lleva conmigo este año y los siete anteriores. Pero formularlo en futuro me viene bien para presentar estas ideas, para hacerlas públicas, para compartirlas. De cara a EABE10 o de cara a cualquier iniciativa que pueda surgir.

    Mi concreción de la propuesta es, sin duda, mucho menos elaborada que la tuya. Creo que tienes mucho más terreno recorrido que yo, por lo que he ido ojeando en los blogs que referencias. ¡Sin duda!

    Si acaso, decirte que la rúbrica de evaluación en la que reseñas las notas del alumnado sí la veo centrada en productos y menos en procesos, en el sentido de que está en términos cuantitativos y no tanto cualitativos. Pero es sólo una primera impresión, así muy rápida y no sé si con mucho fundamento. Tendríamos que hablarla…!

    Quiero darme tiempo para mirar lo que haces, que creo que es muy interesante y me puede aportar mucho. Espero que yo también, aunque mi evaluación no está (aún) en forma de blog. Pero sí es algo hacia lo que creo que hay que ir. En mi caso, con pasos medidos, me temo. Y es que la situación de mi IES es… peculiar. Un IES de capital, con «solera». Con muy poco avance en cuestiones tIC. Y, por tanto, tengo que entrenar prácticamente yo solo al alumnado en el uso de herramientas 2.0. Y, a la vez, desarrollar el currículum… Me obliga a un paso más lento de lo que quisiera, pero ¡es lo que hay! Aunque también existen buenas esperanzas de incorporar el curso que viene a profesorado a esta dinámica, sin duda.

    En ese sentido, los blog que muestras, especialmente el de 3ºESO, con las tareas, y el wiki de CMC, seguro van a ser para mí excelentes ejemplos de buen uso.

    Por mi parte, espero poder publicar, a final de año, el resumen del trabajo hecho con 3ºESO Diversificación y algo de lo avanzado con 1º Bachillerato Biología y Geología respecto a la evaluación participativa. La pena es que no está en un medio digital, aún, para poder mostrarlo. Pero sí es la idea.

    Un saludo y seguimos!!!

    Responder
  12. José Luis Castillo

    ¡Hola Alejandro!

    Pues rúbrica es, probablemente, una mala traducción del inglés. Se trata de una simple hoja de doble entrada, en la que existen diversos ítems en las filas y columnas con evaluación, normalmente cualitativa. El conjunto de marcas que colocas te da una idea de en qué situación se encuentra la evolución del aprendizaje de una persona.

    En el fondo, no es sino una cierta reflexión acerca del cuaderno de notas del profesorado. Algo más elaborado para permitir un uso más sencillo y para poder comunicarse mejor con el alumnado.

    Pero como todo, puede usarse bien, regular y mal. Yo quiero usar las rúbricas para que las creemos entre alumnado y profesorado. Probablemente las filas las tenga que poner yo. Porque representan el currículum. Pero las columnas las veo más participativas. Incluso las filas. Porque alguien puede querer evaluar algo que está más allá del currículum pero que sí ha aprendido, y quiere que forme parte de sus logros.

    También veo participativo el rellenar la rúbrica. Recibiendo evaluación de otros o poniendo la propia.

    En fin… Yo veo las rúbricas como una herramienta que permite bucear en procesos. Pero claro, eso significa conocerlos a fondo. No es algo que se puede hacer a la primera… En ese sentido, la rúbrica sería un producto dinámico. Conforme el proceso de enseñanza-aprendizaje revela aspectos, deben ir incluyéndose en la rúbrica. Y una rúbrica a priori tiene todas las probabilidades del mundo de necesitar retoques.

    El uso de las rúbricas, como yo lo entiendo, exige verificar qué funciona en el proceso educativo y qué se debe ir incorporando. Incluso te puede obligar a cambiar, sobre la marcha, el diseño de la propia rúbrica si ves que está produciendo malos resultados… algo que no está muy bien visto, no sé por qué, porque también la evaluación debe ser evaluada…

    Pero como la rúbrica es luego también un instrumento de calificación, pues… Tiene sus riesgos en un entorno educativo real, con familias que protestan, con alumnado que discute su evaluación por razones familiares o de comparación con otros…

    En fin… Que yo quiero ser muy cauteloso en su empleo. Ir con tanta velocidad como creo que me permita el entorno real de mi IES, no más rápido. No vaya a estamparme, que esto de modificar la evaluación tiene riesgos!!!

    Seguimos compañero!!!

    Responder
  13. José Luis Castillo

    ¡Hola Aitor!

    Pues… ¡Yo también agradecería sugerencias! 😉 Sin duda, esto es una exploración, al menos en España. Muy probablemente hay mucha gente por ahí que va más avanzada que nosotros pero yo me siento muy a tientas.

    Creo que la entrada que David ha dedicado a la evaluación puede ser un fenomenal punto de partida. ¿Cómo lo ves? Y compartir, compartir todo lo que podamos de aquí en adelante!!! Los logros pero también los atascos…

    Responder
  14. José Luis Castillo

    ¡Hola Diego!

    ¿Sabes? Estaba yo intranquilo con este tema. Porque creo que conlleva riesgos reales (tú sabes: entornos no muy favorables por comparación con otros docentes, familias que hacen de las calificaciones la manera de relacionarse, alumnado que centra su autoestima en la nota, alumnado desenganchado al que deben servir los nuevos modelos de evaluación…).

    Pero…!

    Pero desde que veo que esto lo vamos a hacer en buena compañía, me siento más tranquilo. Porque sé que cometo muchos errores en esa exploración, pero ahora, con vosotros, todo ese proceso va a ser mucho más llevadero. Más fácil no sé… Más llevadero, seguro!

    ¡Seguimos!

    Responder
  15. Pingback: Más sobre evaluación « carbonilla

  16. vicent

    Hola JL, bueno yo hablaba de tibieza, no de ambigüedad. En ese sentido tu comentario me ayuda a explicarme mejor porque hablas de intuición y es lo que me parece importante. No espero que alguien diga «esto es así», en un sentido fuerte, pero las intuiciones son lo que tenemos, como bien aclaras, y no creo que haya que expresarlas con tibieza.
    Me alegro de que encuentres cosas de tu interés en las referencias, a tu disposición para cualquier comentario. Para mí este nodo también es importante. Un saludo

    Responder
  17. Marijose

    Hola José Luis, soy una «admiradora» tuya… bueno no soy profesora aún… pero me encanta tu blog, te sigo desde mi rincón de estudio desde hace tiempo. Aún me queda mucho camino, estoy opositora a profesora, por lo que aún no me veo con el derecho de opinar sobre la evaluación y otros tantos temas de educación de los que hablas en tu blog (aunque ya sé que tratas otros muchos temas, pero bueno nunca me he atrevido a dejar mi comentario). En definitiva, creo hasta que no me encuentre en la realidad de las aulas… pues no podré ser más crítica, porque ahora mismo es todo ilusión, sueños, ideas, objetivos… pero me imagino que la historia será diferente cuando trabaje un día a día con personas, creo que la clave sería saber ajustar el trabajo como profesora, ya se en evaluación, en currículo, en objetivos…, a las necesidades del alumnado con el que te encuentres y por supuesto trabajar por competencia,… ayyyy…la programación por competencias que me trae locaaaa!!! ufff qué duro es esto de opositar…jum 🙁
    Bueno simplemente quería dejarte un comentario porque me gusta mucho como escribes, el enfoque que das a los temas, el concepto que tienes sobre la educación/docencia…. te tengo como ejemplo y me das muchas ideas para mi Programación, jeje. Espero algún día poder opinar en tu blog desde tu misma perspectiva, por el momento soy una humilde aprendiz que se nutre de vuestra experiencia. Gracias. Saluditos!

    Responder
  18. Marijose

    Ah, por cierto! Soy Marijose de nuevo, te vuelvo a escribir para dejarte una dirección que te puede interesar, ya que trabajas por competencias, es de la asociación pedagógica Francesco Tonucci, apuestan por el trabajo por competencias, con el proyecto «EDUCAR CON 3C’ » (Capacidad, Competencia y Corazón). Para las opos estoy basando mi programación en este proyecto, entre otros por el estilo. Si le quieres echar un vistazo hay recursos e ideas interesantes, que creo que serán de tu gusto. La página es http://www.apfrato.com .
    Con respecto al tema de evaluación, hay un punto EVALUACIÓN POR COMPETENCIAS, donde cuelgan unas plantillas (una especia de rúbrica, de las que hablas en tu post), son unas tablas de doble entrada, por cada competencia en la entrada de las columnas hay unos indicadores o descriptores de competencia que evaluar y en las filas sería el cómo y en qué momentos evaluarlos, más o menos explicado a ‘grosso modo’. Si le quieres echar un vistazo en esta misma página en el «Rincón de Competencias» lo puedes encontrar. Ya me contarás qué te parece,ok? Bueno hasta la próxima!!! Buen finde, aunque un poco lluvioso…

    Responder
  19. Alfonso Ginel

    Hola. Me uno a este interesante debate como alumno de Jose Luis en este curso. Esta es la idea que nos a estado intentando meter en la cabeza desde que comenzó este curso allá por septiembre, aunque como bien han comentado ya, es algo dificil de asimilar. Lo más dificil de este metodo de aprendizaje es que tenemos que hacer dos cosas: la primera es (como JL dice) «desaprender» la manera clasica de recibir las clases (el tostón de recaudar información para luego procesarla en nuestra casa) y tenemos que aprender la nueva mecánica de examinarnos. Porque lo que quire que hagamos es que el instituto sea un lugar de aprendizaje, no de asimilación de ideas. Los exámenes tienen la ventaja de la «no-sorpresa», porque somos nosotros mismos los que tenemos que buscar la pregunta que queremos hacernos, el que queremos que nos evalúe, que dificultad le queremos dar…
    Pero esa mentalidad creo que se ha conseguido cambiar, aunque sea solo un poquito, pero ya es demasiado tarde para llevarla a su pleno desarrollo, en mi opinión.
    Quizás esta será la manera en que se deba estudiar en la universidad, pero visto desde un alumno de bachillerato, es más complejo que la «otra forma» puesto que hay que trabajar más para poder consegui los frutos.
    Hey profe, que aunque no lo sean para ti, las calificaciones son muy importantes para nosotros. No la de los examenes, pero si las de las evaluaciones. Bueno, un saludo.

    Responder
  20. Fernando García

    Gracias a Alfonso Ginel por atreverse. Lo que piensa y siente el alumnado es esencial en este tema, aunque ¡cuidado!: a veces hacemos cosas en favor del alumnado que, al principio, normalmente no entienden y o no comparten. Es lógico, a todo se acostumbra uno, mejor dinámica conocida que experimento por conocer, etc. Pero también, como dice Alfonso con total honestidad: «… hay que trabajar más para poder conseguir los frutos». Está todo dicho.

    Normalmente no puedo hablar de este y otros temas con profesorado de secundaria porque como soy profe de ELE, se me dan de inmediato mil razones para indicarme que lo que digo es una utopía en los Institutos. Bueno … discrepo. Pero me suelo callar.

    Todavía no tengo claro qué voy a hacer el año próximo cuando vuelva al aula. Pero los últimos 4 años yo no hice un puto examen a ningún alumno-a oficial. En EOI hay exámenes libres, todo el mundo se queja de su extensión, pero es que no son exactamente exámenes, sino pruebas que intentan medir capacidades o competencias, da igual.

    Desde el corazón mi única pregunta es: ¿de verdad no te acuerdas cuándo estabas en el cole o insti qué pasaba con los exámenes y qué pensabas de ellos? Sólo una cosita esencial para no ponerme pesado, ¿no recuerdas el estado de nervios en los exámenes importantes? ¿es ese estado de nervios el ideal para evaluar (o juzgar, que es peor) los esfuerzos de personas (o a personas, que es lo que termina pasando)?

    Hablemos en plata. Si estás 9 meses viendo todos los días a un grupo de personas varias horas en un aula, y termina el curso y no sabes, perfectamente, lo que ha aprendido y sabe hacer un alumno-a ¿a qué te dedicas en el aula? A lo mejor yo soy un monstruo y no lo sé, pero a final de curso puedo poner un examen y decir previamente: este examen lo van a aprobar este, esta y este, y no aquel y aquella. Seguro. Y cambiarlo para que los y las anteriores sean otros y otras.

    Los últimos años practiqué con autoevaluación responsable, coevaluacion (con más dificultades), y charla final con el-la alumno-a. No he tenido ningún problema para llegar a acuerdos asumidos en común, y no siempre acepto lo que el alumno-a propone, y no siempre acepto tener la razón, y se la doy al alumno-a.

    Me encantaría poder continuar hablando de este tema y no sentirme excluido porque «tus alumnos …», porque tengo de todo: jóvenes y viejos, universitarios y analfabetos, chinos, turcos o alemanes, senegaleses e ingleses, … cada uno de verdad de su padre y de su madre, en la misma aula, para ser atendidos individualmente dentro de un trabajo colectivo.

    No me alargo más. Sencillamente los exámenes son tremendamente injustos. No hace falta más. Hay que buscar alternativas. Estuve en el equipo nacional de experimentación del Portfolio. SI alguien quiere, puedo ayudar con este tema.

    Un abrazo.

    Responder
  21. Pingback: DIEZ TENDENCIAS DE TIC

  22. Pingback: ¿Evaluación empoderadora? Tú dirás… « En buena compañía (blog de tutoría)

Deja un comentario si lo deseas. ¡Y gracias por leer! :)

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.