Esta entrada es bilingüe.
Daniel Fels es un cotilla. Como yo. Eso nos une. Yo quiero enterarme de lo que dice todo el mundo y el quiere enterarse de lo que se dicen los paramecios. En concreto, Paramecium caudatum. En eso ya no somos tan iguales.
Y es que la comunicación intercelular es algo importantísimo. A los individuos unicelulares les ayuda a coordinar sus decisiones, a que éstas seán más ajustadas a sus necesidades, a ponerse de acuerdo. Y a los seres pluricelulares les permite que sus células sepan qué hacer por el bien del conjunto.
De hecho, el cáncer es una enfermedad de la comunicación celular.
Por tanto, ninguna investigación sobre esta habilidad de los seres vivos debería tomarse a la ligera.
«Information transfer is a fundamental of life.»
Lo que Fels hizo fue sencillo y brillante. Se sabe bien que las células se comunican mediante sustancias químicas. Pues él lo impidió. ¿Cómo? Sencillo. Colocando unos paramecios en un tubo de ensayo y otros en otro. Pero descubrió que, a pesar de estar separados por paredes de cristal se seguían influyendo mutuamente. Crecían de manera coordinada y su comportamiento alimentario quedaba afectado cuando estaban juntos ambos tubos de ensayo.
«This study is designed to test for non-molecule-based triggering of two fundamental properties of life: cell division and energy uptake.»
¿Y qué es lo único que puede pasar de un tubo a otro? Pues claro, la luz.
«Even through glass, the cells affected cell division and energy uptake in neighboring cell populations.»
Fels entonces usó tubos de ensayo hechos de cristales especiales. Cristales que filtraban, selectivamente, algunas longitudes de onda. Y comprobó que los paramecios no se entienden bien entre ellos si están en tubos de ensayo que bloquean la luz ultravioleta. Por tanto, pensó, ese debe ser el mecanismo de comunicación
No sabemos aún mucho más. No sabemos con qué lanzan esos mini-mini-mini-destellos ultravioletas los paramecios (unos pocos fotones, parece), ni con qué parte de su célula los crean. No sabemos si esa señal es más importante que las típicas moléculas químicas que emplean en la comunicación. Lo que sí sabemos es que hemos descubierto algo nuevo. Y probablemente importante, porque ese tipo de comunicación afecta a dos propiedades básicas de los seres vivos: nutrición y reproducción. Está lejos de ser trivial.
«It is suggested that the cell populations use two (or more) frequencies for cellular information transfer, which influences at least energy uptake, cell division rate and growth correlation. Altogether the study strongly supports a cellular communication system, which is different from a molecule-receptor-based system and hints that photon-triggering is a fine tuning principle in cell chemistry.»
Lo que sí sabemos es que tenemos preguntas sin respuesta aún. ¿Tienen más especies ese mecanismo? ¿Les pasa a los procariotas? ¿Ocurre en organismos pluricelulares? ¿Cuáles son las proteínas y los genes responsables? ¿Es ese sistema equivalente a un sistema nervioso, sólo que entre células separadas? ¿Convierte a las células que creíamos aisladas en un organismo único, en realidad? ¿Tendremos que redefinir lo que es un sistema nervioso?
Estamos lejos de saberlo todo sobre una célula. Estamos lejos de saberlo todo sobre nosotros mismos. Y es más difícil saber algo nuevo, aprender algo como esto, si las fuentes del conocimiento no están accesibles. Miento. Si las fuentes del conocimiento están sólo accesibles previo pago. Los biofotones (te recuerdo que la luz está hecha de fotones, y que la luz que emiten los seres vivos se puede llamar bioluminiscencia, luego de ahí el nombre de biofotones) son un tema de estudio colateral, al que no se ha otorgado importancia más allá de algunos estudios curiosos. Pero podría tenerla. O no.
¡O sí! Porque algo que es capaz de afectar a la nutrición y a la reproducción bien podría tener relevancia. Y porque no es la primera vez que se detecta este efecto. En las cebollas, sin ir más lejos.
«Although biophotons may carry biologically relevant information, only very little is known about whether individuals indeed use them for sending and receiving information. A few studies (with populations separated from each other molecularly but not electromagnetically) strongly suggest biophotons as transmitters of information: e.g., onion roots influence mitosis positively in neighbouring onion roots.»
Fels, D. (2009). Cellular Communication through Light PLoS ONE, 4 (4) DOI: 10.1371/journal.pone.0005086
excelente pagina la tuya, aprendì muchas cosas , sobre todo recorde la universidad , me hicieron estudiar mucho estos paramecios, pero yo no soy biologa, soy quimico, asi que tienes doble merito al encantarme nuevamente
Felicitaciones
¡Hola Maktub!
Muchas gracias por tus dos comentarios y perdona mi retraso en responder!
También he visto tu blog, Klepsidra , y me ha encantado… 🙂
Un saludo.
woooo! es genial esta entrada!!!
veo que todo sigue por aqui como siempre ^^
¡Hola Azahara!
Me alegro volver a verte por aquí y que te siga gustando esto, a pesar de que ahora estés con los ordenadores a tope, jejejeje….
Sigue currando tía, que merece la pena…
Un beso fuerte!
Yo diria que es imprescindible añadir un resumen de las investigaciones del doctor
S. Cohen, F. A. Popp
Instituto Internacional de Biofísica, biophoton Investigación, la estación de Hombroich, Vockrather
Strasse, D-41472 Neuss, Alemania
¿no lo cree?
¡Hola Pedro!
Pues ni idea. Añádelo, por favor, si lo estimas oportuno.
¡Un saludo!