Conocer el yo disolviendo el ego (con LSD)

Hay artículos científicos (sobre cositas) y artículos científicos (sobre cosas importantes). Y luego están esos que dan un paso de gigante. Como el que David Nutt y su equipo han publicado sobre cómo conocer más quiénes somos mediante el estudio de cerebros alterados por el LSD. Ahora comprendemos más acerca de cómo funciona la mente: debilitándola, echando de menos sus funciones. Y, entonces, mirando con neuroimagen a ver qué falta.

Con el uso de esa droga se da un fenómeno que se denomina disolución del ego (aquí ego no tiene nada que ver con egoísmo, sino con la red neuronal que nos dice quiénes somos), y que forma parte de la experiencia psicodélica. El viaje, vamos… En esa experiencia la mente siente estar en comunión con el resto del universo, se percibe el cuerpo como algo separado de uno mismo, las sensaciones cambian de un modo que se vive como extrasensorial, hay alucinaciones visuales y auditivas…

Estudiando el LSD mediante neuroimagen los investigadores han encontrado que hace al cerebro más simple y descoordinado, menos estructurado. Que regiones que no tendrían que hablar entre sí, lo hacen. Por lo tanto, información que tendría que llegar a unos sitios para surtir efecto, lo hace a muchos otros más y causa confusión en ellos. Esa confusión es el viaje. Por ejemplo, las alucinaciones surgen porque el córtex visual elabora la imagen con información de sitios del cerebro que, habitualmente, no se la facilitan. Vemos con las orejas, vamos…

También se ve afectada la red neuronal por defecto, que es la que está activa permanentemente y trata mantenernos preparados y coordinados para cuando surja un estímulo que requiera nuestra atención. La disolución del ego que manifestaba cada voluntario del trabajo (pillaron el viaje por el bien de la ciencia, jejeje) era proporcional al debilitamiento que la neuroimagen revelaba de la red neuronal por defecto. Convendría recordar que el 60-80% del gasto energético del cerebro se relaciona con actividad que no tiene que ver con acontecimientos externos, sino internos (y mucho de ese gasto corresponde a esa red neuronal).

Por último, se ven debilitadas las ondas alfa originadas en el tálamo. Tiene su importancia porque estas ondas son más potentes en humanos que en el resto de cerebros animales conocidos y se asumen como un indicador del nivel de conciencia.

Quizá quién somos no está en ningún sitio. Quizá no estamos en neuronas concretas, sino en cómo se coordinan muchas de ellas porque el LSD no mata ninguna, solo las desincroniza. Quizá quién somos es esa energía electromagnética que procede de la coordinación, de la segmentación de zonas, de la organización del cerebro. Y quizá, solo quizá, esa energía que somos se pueda sintonizar a otros niveles y conectar con otras formas de energía. A saber qué sorpresas nos esperan de conocer mejor el cerebro.

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