Conocer la naturaleza no es suficiente. Usar el método científico no basta. Se dijo, y se dijo bien, hace muchos siglos: γνῶθι σεαυτόν, gnóthi seautón, scito te ipsum. Conócete a ti mismo…
Fuente: Qué es la introspección
Es curioso que hayamos avanzado tanto y tanto y tanto en saber de lo que hay fuera de nosotros. En conocer cómo funcionan las supernovas, qué hay a 14.000 millones de años luz. O en mirar una bacteria o un virus con los ojos prestados de microscopios muy diversos. Y no tanto en la instrospección, en alcanzar a comprender qué somos, quiénes somos… No tan potente el método hacia dentro como el método científico, hacia fuera.
Y todo eso a pesar de que sabemos esto desde hace siglos (atribuido a Hipócrates):
«Las personas deberían comprender que desde el cerebro, y desde el cerebro solamente, surgen nuestros placeres, alegrías, risas y bromas, así como nuestros pesares; dolores, penas y lágrimas. A través de él, en en particular, pensamos, ver, oír y distinguir lo feo de lo bello, lo malo de lo bueno, lo agradable de lo desagradable… Es la misma cosa que nos vuelve locos o delirantes, nos inspira temor y miedo, ya sea de noche o de día, trae insomnio, errores inoportunos, ansiedades sin sentido, distracción, y actos que sean contrarios al hábito. Todas estas cosas que padecemos vienen del cerebro, cuando no está sano (…). Pero cuando el cerebro está bien, una persona puede pensar correctamente.»