Os juro que se me había ocurrido a mí. Tener buenas ideas no es complicado. Se le ocurren a cualquiera. Lo difícil es diferenciarlas de las malas y, luego, llevarlas a la práctica. Pues, como te decía, ésta se me había ocurrido a mí.
Y a Faisal Aldaye y a su equipo.
La idea consiste en que se pueda unir una matriz de ADN sobre materiales. Una matriz en la que estén perfectamente definidas regiones. Que se sepa qué ADN hay en cada zona de la superficie. Y como el ADN tiene como propiedad la complementariedad, sería muy sencillo crear ADN así, complementario, al cual se pueda adjuntar cualquier objeto de escala nanométrica (un átomo, una proteína pequeña, una nanopartícula, etc.) y, así, ubicarla en la zona que se pretendía sobre la superficie.
La diferencia es que yo lo imaginé charlando con mi gente y tomando una caña. Ellos trabajaron duro y lo lograron. Los dos pasos. Una matriz de ADN bien colocada, en la que sabían que bases había en cada lugar. Y llevar cosas a sitios concretos, depositándolas allí.
¿Te imagina un ADN como andamiaje para ir construyendo nanomáquinas? Ellos lo han imaginado. Ellos han imaginado al ADN como un enzima artificial. Cualquier día escribiré sobre eso, si ellos, y gente como ellos, siguen trabajando duro.