Es el día del trabajador. Mirad su origen, si queréis. Creo que merece la pena. Por eso, por respeto a la historia, hoy no trabajo. Hoy, al menos a mí, me toca reflexionar. Sobre el trabajo, sobre lo que supone cada mañana levantarse e ir a suministrar un servicio a la sociedad. Por el que cobras, claro, pero que tratas de hacer lo mejor posible.
El de docente es un trabajo especial. La sociedad te encarga la formación de sus futuros miembros y te crea un escenario en el que debes jugar tus cartas para ejercer tu influencia. Puedes no jugarlas y pasar. Puedes ampararte en lo mal que están las cosas (siempre hay cosas que van mal) y decir que no te es posible. O puedes esforzarte por identificar qué dificultades te plantea el escenario educativo y que ventajas te otorga, analizando qué puedes hacer, qué merece la pena. También puedes intentar librar todas y cada una de las batallas que hay cada día (lo que está muy bien si tienes fuerzas).
Sin reflexión, sin objetivos, trabajando por trabajar, me convierto en autómata. Pasivo o activo, pero autómata. Y no es lo que a mí me gusta. Para mí, éste año es un periodo de análisis. Especialmente al haber cambiado mi escenario. Ahora, desde hace dos cursos, enseño Biología y Geología en otro Instituto, con otro perfil de alumnado, con otros compañeros. Tengo otro rol, otras dificultades, otras ventajas.
Este día del 1º de mayo ejemplifica bien cuál es mi momento profesional. Es el momento de preguntarme «¿para qué trabajo?». No cuestionándome mi profesión, sino con el ánimo de identificar bien los objetivos.
Ha sido bueno, muy bueno, resetearme. Ha sido muy bueno apagar y encender. Cambiar de centro, de Instituto, me era muy preciso. Está siendo una experiencia muy positiva, aunque tenga su cara dolorosa (el final de relaciones intensas de amistad con gente del anterior puesto de trabajo, aunque al cabo del tiempo esa sensación se suaviza mucho). Pero, definitivamente, está siendo bueno. Por la reflexión a la que me está obligando. Es curioso que estoy haciendo mucho (blog, sistema de trabajo en clase, acción con los padres), pero le doy más valor al análisis que me lleva a actuar así.
Pero, eso sí, toda esta reflexión, sin mis amigos y un par de cervecitas con tapa, hubera sido menos agradable, más sosa.
Mañana nos vemos.
En la docencia siempre es necesario encontar un estímulo, una motivación para seguir, a la vez que difícil. Lo importante es estar predispuesto a cambios, a adaparse a nuevos retos, y con eso no parece que tengas problema por ahora. Suerte